En economía no hay tal cosa como un almuerzo gratis. La vieja frase popularizada por el padre contemporáneo del neoliberalismo, Milton Friedman, obviamente aplica también para la política. Y si se trata de “acuerdos políticos” entre pranes y piratas neocoloniales, pues el célebre dicho del líder de la Escuela de Chicago se convierte en grito de guerra. Todo indica que al pasar a remate a la empresa Citgo, la administración del presidente norteamericano, Joe Biden, no hace otra cosa que cobrarse el autoexilio de Juan Guaidó en Miami.
Es un hecho público y notorio que desde el inicio de su gestión a Biden y a su equipo de gobierno, Guaidó siempre les pareció un molesto e incómodo fardo. La bella “herencia” que les dejó Donald Trump se terminó convirtiendo en un creciente dolor de cabeza, del cual no sabían cómo zafarse. Es obvio que estaban buscándole una salida. Pero también es obvio, que las cúpulas norteamericanas no manejarían este asunto “for free”, es decir de gratis.
Castillos en el aire
La manera más elegante que encontraron fue ordenarle a una Asamblea Nacional fantasma que declarara formalmente el fin del interinato, hecho que ocurrió finalizando el pasado año 2022. No obstante, esa fue la solución “política” al Guaidosismo. Y la forma, digamos, menos bochornosa de aceptar el aparatoso fracaso internacional del interinato y su ridículo mantra. Sin embargo, es claro que económicamente, el asunto desde la óptica de la Casa Blanca, no estaba resuelto.
Juan Guaidó después de encajar el duro golpe simbólico de la disolución de su “gobierno”, se había lanzado formalmente al ruedo de las primarias opositoras. Esto a sabiendas de que su candidatura no tenía el más mínimo chance con más de 80% de repudio nacional (Hinterlaces). Es claro que el anuncio no pasó de ser una mera provocación. En realidad, lo que realmente siempre le preocupó a Guaidó era quién manejaría los bienes del país en el exterior. Y a manos de quién irían a parar activos y ganancias de la República ilegalmente secuestrados.
Por la libre
De hecho, Guaidó advertía que el fin de su interinato “podía impactar los bienes de la república” más allá de nuestras fronteras. “Hoy no gana ni uno ni otro, pierde Venezuela”. Esa declaración de Guaidó es reveladora. Al decir que perdía Venezuela, en realidad se refería a él y su banda de mafiosos, porque le tocaría desprenderse de los activos que tanto usufructuó ilegalmente, sin rendirle cuentas a nadie.
Y en esa repartición del botín que vendría, la empresa Citgo, asentada en el corredor energético de Houston, seguiría siendo la joya de la corona. No en balde, se trata el principal activo del país en el exterior. Estamos hablando de una empresa cuyo valor neto excede los 12 mil millones de dólares (según último reporte, dijo el presidente Nicolás Maduro) y que promediaba ganancias anuales de más de 1 mil millones de dólares. Sin embargo, gracias a la pésima gestión del “interinato” la empresa registró períodos sin arrojar ganancias. Y también terminó con acreencias superiores a los 7 mil millones de dólares. Como dirían en buen venezolano los zamuros estaban cuidando la carne.
Negociados
Tras bastidores Guaidó tenía que dar algo a cambio. Sabía que no sería candidato y tenía que compensar todo el apoyo brindado al interinato, sin ninguna contraprestación para los gringos. Por la forma como se han presentado los hechos, ahora se comprende que el despojo de Citgo fue la vacuna que cobraron a Guaidó, para permitirle su autoexilio en Miami. Aquí se confirma una vieja tesis del economista Máx Flores Díaz cuando se hablaba de una doble dominación: la ejercida por las cúpulas políticas apátridas de nuestros países; y la que llevan a cabo las élites norteamericanas.
El presidente legítimo de Venezuela, Nicolás Maduro, lo tiene suficientemente claro. Por ello explica que el motivo de la huida de Juan Guaidó a Miami fue concretar el robo más grande de la historia. “Por eso es que la rata de Juan Guaidó huyó, para coordinar en el exterior el robo de la empresa Citgo”, aseveró Maduro.
Ni Trump
El primer mandatario nacional destacó que la voracidad de estas aves de rapiña incluso excede al febril magnate neoyorkino, Donald Trump. “Esto que está haciendo el gobierno de Estados Unidos no tiene parangón, no se atrevió Donald Trump a hacerlo, entregarle la empresa Citgo en sus manos para que la vendieran cuándo y cómo le diera la gana. No se atrevió”.
Vale recordar que el 1º de mayo de 2023, la OFAC emitió la licencia 42 contra Citgo, un activo de Venezuela que ha sido entregado a la Plataforma Unitaria. Esta acción se gestó desde inicios de este año, con la trama criminal que pretende apropiarse de los recursos de los venezolanos. Con esta ilegal disposición la empresa estratégica, prácticamente se pretende pasarla a remate y venderla como se dice vulgarmente a precio de gallina flaca.
Burla internacional
Por su parte, la vicepresidenta ejecutiva, Delcy Rodríguez, ha destacado que la fracción opositora reunida en la Plataforma Unitaria se burla nuevamente del país, Sobre todo luego de la Conferencia Internacional sobre Venezuela realizada en Bogotá, recientemente.
“El Gobierno de Estados Unidos dio luz verde para iniciar el proceso de remate judicial de Citgo, el principal activo de Venezuela en el extranjero. La Plataforma Unitaria se burla del pueblo venezolano, no dan un paso sin ir a Washington. Son extremistas, son apátridas, son una organización criminal. Es increíble que esto ocurra luego de que se realizara una conferencia internacional en Colombia, donde 20 países denunciaron el bloqueo contra Venezuela. Se burlaron de todos esos países, de forma unánime pidieron el fin del bloqueo, pero allí estaban las ovejitas burlándose”, aseguró Rodríguez.
Así le cobraron
A juicio de Rodríguez esta licencia 42 de la OFAC se pierde de vista por su contenido violatorio de las leyes de Venezuela y del derecho internacional privado. “No quedó norma sobre en el planeta, que no hayan violado con esa licencia, hay que denunciarlo ante la Comunidad Internacional. Quiero hacer memoria el 9 de enero de 2023, la OFAC en este entramado de bloqueo y violación contra el país, emite una licencia donde reconoce a la Asamblea Nacional de 2015″.
Como consecuencia, esa decisión le daba carta abierta a los opositores a relacionarse con cualquier persona en EEUU o empresa. Allí se daban luces de esta nueva licencia 42. Salta a la vista que para poder autoexiliarse cobardemente en Miami, como lo hizo, Guaidó tenía que dar algo a cambio.
Vieja aspiración
Hacerse del pleno control de Citgo siempre fue una de las prioridades del ex “interino”. No olvidemos que José Ignacio Hernández (procurador fake de Guaidó), trabajó como representante legal de una de las empresas que entabló querella con la petrolera venezolana (Crystallex, en 2017). Posteriormente, en el colmo del descaro, la “administración” Guaidó designa a Hernández como procurador (fake) para la defensa de Citgo. Como es obvio, esta nueva gestión siempre trabajó en función de empresas extranjeras (Crystallex, ConocoPhillips, etc.). Así siguieron surgiendo acreedores, que terminaron reclamando la totalidad de la empresa filial de PDVSA.
En esas maniobras Guaidó y sus funcionarios siempre obraron a favor de intereses extranjeros. Igualmente, siempre atentaron contra los intereses de su propia patria. Todo indica que Citgo pasó a remate para “salvar” a Juan Guaidó.
Trama de años
Para la vicepresidenta ejecutiva, Delcy Rodríguez, esta trama llevó muchos años hasta lograr esta licencia 42. El único fin de esta maniobra es tratar de despojar a Venezuela de ese activo en suelo estadounidense.
“Nadie puede tener confianza ni estar tranquilo de tener un activo en suelo estadounidense, si luego van a despojarlos de sus activos. Citgo no le pertenece al Gobierno de los Estados Unidos. Se inventaron toda esta historia y se sirvieron de un grupo de opositores para avanzar en el despojo, el robo de nuestros activos”, concluyó Rodríguez.
Las autoridades venezolanas no reconocerán este atropello y mantendrán la lucha jurídica en los escenarios internacionales para que se haga justicia. No obstante al pretender pasar a remate a Citgo se completa otro capítulo bochornoso de un fenecido interinato, fraudulento, usurpador y corrupto a rabiar.
