La guerra de Ucrania, y especialmente las sanciones a Rusia, no solo han dejado debilitada la economía europea y sin el suministro energético barato del gas ruso, sino que también le está suponiendo a los europeos disparar su gasto en armamento.
Además de la aprobación el pasado mes de junio de un reglamento para la compra conjunta de armamento dotado con un presupuesto inicial de 300 millones de euros, la UE ha duplicado sus importaciones europeas de armamento. Han crecido un 94 %, en los últimos cinco años y aumentaron un 21 % entre 2022 y 2023. No se trata de una tendencia mundial, porque en el resto de regiones del mundo, las compras se hundieron.
No hace falta pensar mucho quién es el principal vendedor de todas esas armas: Estados Unidos. La carambola de la guerra de Rusia ha sido doble para EEUU a costa de los europeos. Le deben comprar a doble precio el gas que no compran a Rusia y las armas con las que, se supone, deben defenderse de Rusia.
Europa en una nueva carrera armamentista
El Instituto Internacional de Investigaciones para la Paz de Estocolmo (Sipri) muestra que, aunque el volumen de compraventa mundial de armas se estancó entre 2019 y 2023 (un 3,3% menos que en el lustro anterior), Europa avanzó en su campaña de rearme a un ritmo acelerado. En 2014, cuando Rusia se anexionó Crimea, los aliados europeos de la OTAN gastaron 235 mil millones de dólares (unos 216 mil 725 millones de euros), un 1,47 % del PIB. En 2023, la cantidad ya era el 1,85 % del PIB y para se espera que sea el 2 %, según datos publicados por la Alianza Atlántica. Todo apunta a que Hoy, 10 de los 22 miembros europeos de la OTAN han superado el objetivo de dedicar el 2 % del PIB a gasto militar y se espera que sean 17 a finales de 2024. Pero la Alianza quiere que ese nivel sea el suelo y no el techo.
Como ya hemos indicado, el principal proveedor de Europa sigue siendo EEUU, con un 55 % del total de las importaciones en el último lustro. 8 de los 10 países europeos que han obtenido aeronaves en el último lustro apostaron por los F-16 y los F-35 de producción estadounidense.
Aunque el discurso de las autoridades europeas es el de aumentar la producción propia de armamento para lograr más autonomía y no depender de Estados Unidos, se trata de una quimera.
Ucrania: el gran negocio de EEUU
La guerra de Ucrania se ha convertido en el gran negocio de Estados Unidos, no solo porque han inyectado el pánico en Europa y su demanda de armas, sino también porque los europeos se dedicaron a enviar todo su arsenal a Ucrania y ahora están desabastecidos. Al menos 30 países europeos han estado enviando armas a Kiev. Desde 27 aviones de combate por parte de Polonia y Eslovaquia o los misiles de largo alcance de Francia y Reino Unido.
A ellos se une la paranoia europea. Solo el año pasado, Polonia encargó a EE UU 12 sistemas de defensa aérea y Alemania compró a Israel. Lo mismo hicieron Lituania, Letonia, Estonia o Finlandia con mecanismos de defensa alemanes, israelíes y noruegos.
A diferencia de Europa, el resto del mundo ha reducido la cantidad de armas que importa, nadie tiene miedo de ser invadido por Rusia ni tiene intención de atacar a nadie. Es evidente que solo Occidente (e Israel, claro está) está viviendo la carrera armamentística y los tambores de guerra. En Asia y Oceanía, la cifra cayó un 12%, arrastrada por China. El descenso es similar en Oriente Próximo, en donde EEUU se mantiene como el principal exportador por las compras de Arabia Saudí, Qatar o Israel. En América y África también se registró un desplome, de 7,2 y 52 %, respectivamente.
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