La extrema sequía que atraviesa Chile, está generando escenas alarmantes en lo que en otrora eran fuentes de agua impresionantes.
Tal es el caso del embalse de Penuelas, en el centro de Chile, que en la actualidad atraviesa por una situación crítica para la región de Valparaíso.
La sequía histórica de 13 años, ha arrojado que los niveles de lluvia se están desplomando.
Insisten que lo más grave de este hecho, es que hace 20 años el mencionado embalse de Penuelas podría abastecer hasta 38 mil piscinas olímpicas.
Pero ahora a duras penas puede surtir dos piscinas, esto sin dejar a un lado las fuertes repercusiones en la actividad productiva de la zona.
Actualmente, las imágenes son dantescas, y exhiben una enorme extensión de tierra seca y agrietada en el embalse de Penuelas; sobre todo en lo que una vez fue el lecho del lago, ahora está llena de esqueletos de peces y animales desesperados que buscan agua.
En consecuencia, la sequía ha afectado la producción minera en el mayor productor de cobre del mundo; además de avivar las tensiones sobre el uso de agua para el litio y la agricultura.
Al punto de conllevar a la capital Santiago hacer planes sin precedentes para un posible racionamiento de agua.
The Penuelas reservoir in central Chile was until twenty years ago the main source of water for the city of Valparaiso, holding enough water for 38,000 Olympic-size swimming pools. Water for only two pools now remains. https://t.co/tbf9IQR4Nw
— Reuters Science News (@ReutersScience) June 13, 2022
Patrones climáticos agudos
De acuerdo a expertos, detrás de esta fuerte sequía hay un cambio global en los patrones climáticos que agudizan los ciclos climáticos naturales.
Refieren que normalmente, las tormentas de baja presión del Pacífico descargan precipitaciones sobre Chile en invierno, recargando acuíferos y llenando de nieve las montañas de los Andes.
Pero el calentamiento natural del mar frente a la costa de Chile, impide la llegada de tormentas, y han intensificado el aumento de la temperatura global del mar.
Igualmente, atribuyen que el agotamiento del ozono y los gases de efecto invernadero en la Antártida exacerban los patrones climáticos que alejan a las tormentas de Chile.
Un estudio de 2019 en el International Journal of Climatology que analizó la sequía de Chile de 2010 a 2018 dijo que los eventos climáticos cambiantes podrían aliviar la sequía en el futuro; pero mucho dependería de la trayectoria de las emisiones humanas que afectan el clima.