No había nada en las alacenas de la casa del niño brasileño, Miguel Barros, de 11 años, quien al notar esta situación decidió llamar a la policía y manifestar que no había “nada para comer”.
De acuerdo a Infobae, durante tres días, la madre de Miguel solo había podido ofrecerle a él y a sus hermanos harina de maíz y agua. Ante esto, el pasado miércoles el menor se comunicó con el servicio de emergencias y conmovió a todo Brasil al hacerse viral su historia.
La agencia de noticias detalló que cuando le contestaron al teléfono le preguntaron cuál era su emergencia, el niño brasileño respondió: “Señor policía, es porque no hay nada para comer en mi casa”.
Tras la situación que planteó Miguel, se le envió una unidad móvil a su casa ubicada en Santa Luzia, en los suburbios de Belo Horizonte (sudeste, estado de Minas Gerais).
Los funcionarios policiales asumieron que se trataba de un caso de negligencia. Sin embargo, al llegar a la vivienda se encontraron con las necesidades reales que estaban pasando, notaron que era una madre que lucha por alimentar a su familia, pero se hace cuesta arriba por los precios de los alimentos.
En tal sentido, los agentes fueron al supermercado y regresaron con una carga de alimentos, además de donaciones que hizo el dueño del comercio.
Posteriormente, la prensa local hizo pública la historia del pequeño que ayudó a su familia, por lo que las donaciones de alimentos y dinero comenzaron a llegar de dentro y fuera Brasil, desbordando la cocina de la familia.
“Llegó mucha comida diferente, alguna ni siquiera sé qué es”, contó Miguel con una sonrisa en su rostro y reseñó Infobae.
La historia del niño brasileño conmovió a los habitantes del gigante suramericano, donde el hambre ha vuelto a ser un problema importante, después de estar casi erradicado hace 10 años.
