El sueño de la riqueza fácil ha acompañado a la humanidad desde tiempos remotos. En esta región, el conquistador español se estrelló varias veces con el mito de El Dorado. En el afán de obtener grandes ganancias, de forma relativamente fácil, muchos pagaron un alto precio. No obstante, es un hecho que las personas se aventuran a tomar grandes riesgos, sin pensarlo mucho, siempre que haya un incentivo. Pero, ¿Qué sucede actualmente con las nuevas tecnologías? ¿Son el trading y el marketing digital la vía expedita a la ansiada abundancia repentina que promueve el capitalismo? ¿Estamos frente a un espejismo o realidad?
Con prisa y sin pausa, las llamadas Tecnologías de Comunicación e Información (TIC) están revolucionando por completo el mundo, tal como lo conocíamos. Es una realidad que ya hace parte de nuestras vidas cotidianas y a la que algunos se adaptan y otros sencillamente quedan fuera. Entre quienes mejores se han adaptado, destacan sin duda las nuevas generaciones de los llamados nativos digitales. Ellos navegan como peces en el agua de un océano de nuevas oportunidades.
Así se van quebrando varios paradigmas. Es lo que ha llamado el sociólogo, Zigmunt Bauman, el advenimiento de la modernidad líquida. Todo es flexible y variable. El viejo esquema de la clásica jornada laboral de 8 a 10 horas en una gran empresa por décadas, hasta jubilarte va siendo ya un anacronismo. Hoy día las nuevas generaciones se plantean cada vez menos estudiar las carreras convencionales (Derecho, Medicina, Ingeniería, Arquitectura, Sociología o Psicología, entre muchas otras). Cada vez más rechazan la rigidez del claustro universitario y se animan por oficios sencillos y muchas veces más rápidamente lucrativos. Ello ha puesto de moda trabajos al alcance de muchos como: el trading y marketing digital.
Despegue violento
Si nos fijamos bien, es probable que en nuestro entorno inmediato haya vistosos ejemplos de estas “nuevas profesiones”. En sí mismo el perfil es llamativo. Generalmente, hablamos de jóvenes desenfadados (no llegan a 25 años) que se visten con ropa informal, pero de marca y experimentan una súbita prosperidad. En los casos de mayor éxito, esto puede manifestarse en autos y motos costosas; y en general una pauta de vida holgada, al mejor estilo cinematográfico.
Lo más increíble para generaciones anteriores es que son personas que trabajan desde la comodidad del hogar. Es decir, diseñan su propia agenda de trabajo. Son ellos mismos sus propios jefes, establecen su horario y surfean a placer la ola del mundo digital. No estamos hablando de Influencers, ni Youtubers, Instagramers o Tiktokers, lo que merecería un capítulo aparte. Nos referimos a personas que por su creatividad y soltura llevan las cuentas de distintas empresas (o de algún artista famoso). Así llegan a convertirse ellos mismos en una marca personal. También entran en esta clasificación aquellos pequeños operadores que se meten en el riesgoso mundo del trading con criptomonedas o criptoactivos y salen ganadores.
Estos “casos de éxito” hacen palidecer viejos valores como el ahorro, aquello de “quemarse las pestañas estudiando” y, en general, el esfuerzo a largo plazo. Todo llega rápido, todo ocurre a un clic. Suele suceder que mientras la mayoría duerme o pierde su precioso biotiempo en largas colas, en la vía hacia sus trabajos convencionales, las “nuevas profesiones” están facturando, o más bien “monetizando”.
¿Pero qué hacen?
Las personas que se dedican al marketing digital, se les conoce en el medio, como Social Media Manager (SMM). Según una definición más académica, como la ofrece Albertina Navas, asesora en comunicación digital, un SMM es responsable de “sostener, acrecentar y defender las relaciones de la empresa con sus clientes en el ámbito digital, gracias al conocimiento de las necesidades y los planteamientos estratégicos de la organización y los intereses de los clientes”. Dicho de forma más sencilla, según David Coghlan, profesor de Trinity College, en Dublín (Irlanda): “Es el rostro de la marca”.
Según Bankinter el community manager es el responsable de la gestión de comunidades y redes sociales de la compañía. Sus funciones laborales según un estudio de la escuela de negocios digitales (Inesdi) son principalmente: 1) Creación, desarrollo e implantación de la estrategia de Social Media tanto a nivel de marca como de productos y servicios; y 2) Convertirse en la voz de la empresa de puertas afuera y en la voz del cliente de puertas adentro.
¿Cuánto pueden ganar?
De acuerdo con algunas mediciones internacionales un community manager puede generar ingresos que oscilan entre 2.500 y 5.000 euros mensuales. Obviamente todo va a depender del país donde se encuentre la persona, los años de experiencia y el volumen de seguidores, reacciones y comentarios que generen sus contenidos. Estamos hablando entonces de un ingreso anual que puede ir desde los 27.000 hasta los 60.000 euros. Esta referencia aplica más que todo para países europeos como España, Italia o Alemania.
En el caso de países latinoamericanos, la proporción baja un poco. Como señala el portal Next_u, en Argentina el ingreso puede ir de 11.000 a 40.000 pesos argentinos (100-365 USD). En Bolivia: entre 3.750 y 19.000 bolivianos (546-2765 USD). En Chile: entre 500.000 y 2.400.000 pesos chilenos (623-2.988 USD). Para Colombia varia entre 1.200.000 y 10.000.000 de pesos colombianos (315-2.625 USD). En México: entre 10.000 y 60.000 pesos mexicanos (490-2.945 USD). Y en Perú: entre 1.500 y 4.000 soles (401-1.070 USD).
En el caso de Venezuela, un Community Manager puede generar ingresos desde 2.000 hasta 3.197 dólares al mes. Este dato deriva de una estimación efectuada por el sitio Computrabajo, a partir de 7.028 fuentes obtenidas de las empresas, usuarios y empleados en los últimos 12 meses.
Como se ve es un oficio, especialmente en el caso de nuestro país, bastante bien remunerado. Un ingreso de ese rango acorta bastante las brechas salariales, derivadas del proceso hiperinflacionario de años anteriores y el ataque sistemático a la economía nacional.
Casino o inversión
Pero otra opción que también está en auge aparte del marketing, es el llamado trading digital con criptomonedas. En este caso, la inversión debe partir de un capital propio. Es decir a diferencia del marketing donde la persona se puede emplear para una empresa o trabajar “free lance” para distintas organizaciones, el trader opera como administrador de sus propios recursos.
El concepto no es nuevo, existe desde los albores del capitalismo (alrededor de 500 años). Y la lógica de sus operaciones, tampoco ha variado mucho: comprar barato y vender caro. El objetivo es adquirir ganancias a partir de operaciones especulativas (tradicionalmente en las bolsas de valores). Básicamente un trader es todo aquel inversor o especulador que opera en los mercados financieros con la finalidad de obtener beneficios en el corto, mediano o largo plazo. En el novedoso mundo de las ciptomonedas y criptoactivos, aplica la misma definición pero con estos novedosos instrumentos financieros.
En resumen, un trader estudia los mercados de la criptomoneda y especula con los posibles escenarios. Así decide comprar, vender o retener de acuerdo con sus proyecciones. Esto se realiza mediante una cuenta de trading de CFD; o a través de comprar y vender las criptomonedas subyacentes en un mercado de negociación.
“Para hacer ‘trading’ el factor psicológico del agente es decisivo. Conseguir evadirse del ruido constante de mercado, ser disciplinado y rápido en la toma de decisiones pero sin dejarse llevar por los impulsos y emociones. Son algunas de las recomendaciones de los expertos para minimizar riesgos y evitar errores”, de acuerdo con el BBVA.
¿Dónde lo hacen?
Una de las plataformas más utilizadas para esto Binance, un Exchange de criptomonedas. El atractivo de este mercado es paradójicamente su volatilidad. “A diferencia de los mercados tradicionales, donde los comportamientos de los activos son en general menos volátiles, con las criptomonedas puede haber movimientos muy bruscos de precio que generen grandes ganancias. Pero también aumenta (y mucho) el riesgo”, explica el inversor y periodista, Juan Ibarra.
Es decir que un rally alcista las ganancias pueden ser jugosas, pero en un bajón abrupto se puede perderlo todo. En una plataforma como Binance la gama de posibilidades va más allá de la típica compra-venta. Hay la opción de realizar operaciones de mercado, transacciones P2P (person to person), trading con futuros y el Binance Earn (que permite congelar algunos activos). También existe Binance pool (para las personas que realizan minería); y hay un derivado que se llama batalla, donde los usuarios literalmente batallan por acertar cuál es el precio correcto de un activo. Igualmente, existe un programa de afiliados y la opción de invertir en NFT.
¿Ludópatas?
Independientemente de la modalidad los rendimientos van a ser directamente proporcionales a las cantidades de dinero invertidas, las tasas de retorno, y los plazos de inversión. En un caso de escala pequeña, una modesta inversión de 500 dólares puede ofrecer rendimientos de hasta 200 dólares mensuales, a partir de dos o tres meses. Obviamente a mayor inversión mayores pueden ser las ganancias, si las operaciones son exitosas.
El caso de Juan Ibarra es ilustrativo. Con tan solo 5 dólares de inversión llegó a obtener hasta 145 dólares de ganancia, casi al instante. Ibarra le apostaba a monedas de alta volatilidad y como en un casino tuvo varios golpes de suerte. Pero al terminar la racha alcista comenzó a perder rápidamente. “Se trata de una actividad de alto riesgo y con altos niveles de estrés asociados a las emociones humanas. Principalmente, a una ambición que puede rayar en ludopatía. Eso fue lo que me pasó a mí”, confiesa.
La verdad, la opción del trading requiere mucho estudio del mercado y también un “olfato especial” para esa actividad. Pero a pesar de los riesgos, estas son las nuevas profesiones (trading y marketing digital) que seducen a millones alrededor del mundo.