Si hay una causa que resume a la perfección la lucha incansable de un país y todo su pueblo por hacer valer su soberanía, esa es sin duda la de nuestro Esequibo venezolano, también conocido como Zona en Reclamación.
Esta prolongada batalla jurídica y diplomática, por un lado, deja al descubierto los atropellos que hacen parte de la filosofía y praxis de las naciones imperiales. Pero por otra parte, también saca a relucir la fibra de resistencia de un país aguerrido, como el venezolano, al que nunca le ha gustado bajarle la cabeza a ninguna potencia extranjera, por poderosa que ella sea o haya sido.
Este largo episodio ha sacado a relucir la impudicia del fenecido imperio británico. Igualmente, ha puesto de manifiesto que aunque ha dejado de existir formalmente, en esencia la mirada colonialista, de rancio tufo supremacista, se mantiene incólume a lo interno de las élites británicas.
Un mundo que ya pasó
Esas castas inglesas no han podido sacarse de la cabeza el “casete” de que el colonialismo es un modelo anacrónico y fracasado. Tampoco han podido asimilar que ya están lejanos los días en que ostentaban orgullosos el vergonzante rótulo de primera potencia mundial. En esa época (fines del siglo XIX y comienzos del XX) se erigían como “dueños” de un mundo atrasado, lleno de posesiones coloniales. Todas mayoritariamente bajo su dominio.
No obstante estos claros antecedentes, a lo interno de la política venezolana nunca han faltado los oportunistas y demagogos. Esos sujetos, conscientes de que se trata de un tema especialmente sensible para el imaginario colectivo, son dados a realizar un manejo incendiario, siempre buscando “pescar” en aguas revueltas. Es lo que ha ocurrido ahora con la reciente decisión incidental (jueves 6 de abril de 2023) de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), sobre la controversia entre Guyana y Venezuela por el Esequibo.
En 8 claves
Y ha sido impresionante el coro de voces que se han apresurado a realizar “interpretaciones” amañadas. Muchos de ellos sin la más mínima moral para hablar del tema. Por eso en esta edición de Expediente News, te dejamos ocho claves para comprender por qué el Esequibo es nuestro:
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¿Por qué el laudo de 1899 es írrito? Y en consecuencia ¿Por qué el Esequibo es nuestro?
El papel del imperio británico durante la fase de Guerra de Independencia americana siempre fue ambiguo y acomodaticio. Abundan los testimonios de próceres como Francisco de Miranda y el Libertador Simón Bolívar sobre el particular. Invariablemente, los representantes del Reino Unido jugaron a la decadencia del imperio español fomentando la piratería y el contrabando. De cierta manera, brindaron apoyo a la lucha de los patriotas, pero nunca asumieron la causa de la libertad como propia. Estratégicamente esto no les convenía, lo que explica por qué en la fase republicana se abalanzaron sobre nuestros países como prestamistas leoninos. Con su flema característica, los capitalistas británicos jugaron a esperar que los rigores de la guerra diezmaran a la población y arruinaran la economía. Posteriormente, se hicieron con el control financiero de extensas cantidades de territorio. En el caso venezolano, aprovecharon además las debilidades internas generadas por la guerra civil, para dar un zarpazo a la integridad territorial del país. Así pretendieron apoderarse del Esequibo, por intermedio de una antigua posesión colonial como Guyana.
El origen de la polémica
Entre 1835 y 1840, los británicos le piden a su explorador Robert Schomburgk, demarcar una línea divisoria entre Venezuela y la Guayana Británica. Para Venezuela estaba claro que su límite oriental era el margen del río Esequibo. Pero los británicos se anexionaron con el trazado de Schomburgk cerca de 80.000 kilómetros cuadrados hacia el occidente. Con indignación, en 1841, Venezuela protestó internacionalmente. Luego Estados Unidos entró en escena y propuso un escenario judicial internacional llamado Laudo Arbitral de París de 1899. Se trataba de un tribunal “supuestamente imparcial”.
El 3 de octubre de ese año el tribunal falló a favor del Reino Unido otorgándole una gran porción al oeste de los mil kilómetros del río Esequibo hasta los ríos Venamo y Cuyuní. Solo un 10% sería para Venezuela, según esa decisión. Pero, oh sorpresa, en 1948, tras la muerte de Mallet Prevost, uno de los abogados estadounidenses “defensores” de Venezuela, su representante legal hace público un documento que revelaba que la de 1899 fue una sentencia de despojo acordada en una negociación secreta.
En consecuencia, las autoridades venezolanas consideran írrito ese laudo arbitral: por el abuso y exceso de poder en que actuaron los árbitros; y no decretar una sentencia ajustada a derecho, sino a una componenda política.
2. ¿Por qué las potencias mundiales son terrófagas?
La terrofagia entre países, entendida como la capacidad de una nación de apropiarse de extensas cantidades de territorio de sus vecinos (o más allá de sus fronteras) por la fuerza, tiene un caso emblemático en EEUU. Entre 1846 y 1848 los norteamericanos despojaron a México de la mitad de su territorio. Otro caso impactante es el reparto de África. Para 1875 menos de la décima parte de África era territorio colonial; en 1900 solo la décima parte estaba libre del control europeo.
La voracidad del imperio británico fue proverbial. De hecho, se constituyó como el más extenso de la historia. Sus colonias estaban repartidas por todos los continentes y ubicadas en puntos estratégicos (Gibraltar, Suez, Hong Kong, Singapur). Dominó rutas comerciales. En África, Gran Bretaña avanzó desde Ciudad del Cabo, al sur, hasta enlazar con El Cairo en Egipto. En Asia tuvo colonias tan importantes como la India, Ceilán o Birmania. Su inmenso imperio lo completaba con la posesión de Canadá y de gran parte de Oceanía. En pleno siglo XX y ya cesado su poderío pretendieron despojar a Argentina de las Islas Malvinas. Con ese historial, ¿Quién puede extrañarse de que hayan cometido atropellos contra Venezuela, para intentar apropiarse del Esequibo?
3. ¿Cuál fue el verdadero alcance de la reciente decisión de la Corte Internacional de Justicia?
La Corte Internacional de Justicia (CIJ) con su decisión incidental emitida recientemente sobre la controversia entre Guyana y Venezuela por el Esequibo no desechó los argumentos de Venezuela. Por el contrario, admite que es preciso examinar la conducta de Reino Unido como tercer Estado indispensable. Igualmente, se muestra a favor de revisar por qué el laudo arbitral de París de 1899 está viciado de nulidad, dos cuestiones claves para Venezuela. Así lo ha explicado Samuel Moncada, agente del Estado venezolano ante la CIJ y embajador ante Naciones Unidas.
El alto funcionario agrega que Venezuela presentó en junio pasado excepciones preliminares ante la CIJ, una vez que Naciones Unidas otorgó competencia y jurisdicción a ese órgano para dirimir la materia. Una de ellas tiene que ver con la inclusión de Reino Unido en el conflicto, porque fue «quien cometió el crimen y la estafa». «Hay dos Estados litigando, pero hay un tercer Estado indispensable para que pueda avanzar el juicio», completó. De manera que en ningún momento puede hablarse de un revés, como han pretendido hacer ver ciertos voceros de manera irresponsable.
4. ¿Es confiable esa CIJ?
Al ser un organismo adscrito a la Organización de Naciones Unidas (ONU), la autonomía de la Corte Internacional de Justicia no está exenta de presiones y atropellos por parte de EEUU. La Corte Internacional de Justicia (CIJ), al igual que su prima hermana la Corte Penal Internacional (CPI) se mantienen, en definitiva, bajo la órbita de poder de EEUU. Quizás el ejemplo más bochornoso se registró en el año 2020, cuando el gobierno del expresidente Donald Trump emitió sanciones contra altos funcionario de la CPI. El “delito”: los magistrados pretendían investigar si EEUU había cometido crímenes de guerra en Afganistán. Como se ve y como denunció en diversas oportunidades el Comandante, Hugo Chávez, la estructura de la ONU nunca ha estado al servicio de la paz internacional, la justicia y la democracia. Al contrario estos entes siempre se han supeditado a los mezquinos intereses de las potencias imperiales.
5. ¿Ha sido la oposición venezolana consecuente con el tema, especialmente el desaparecido interinato?
A propósito de la reciente decisión incidental de la CIJ, no han tardado en emitir declaraciones estridentes diversos voceros de oposición. Acusan sin fundamento al gobierno nacional de negligencia y de adoptar una mala estrategia diplomática y jurídica. Es, como se diría popularmente, el colmo del “cara e´tablismo”. Parece que ya se les olvidó que su ex interino Juan Guaidó negociaba abiertamente la entrega del Esequibo, para asegurarse el apoyo de Inglaterra. Esto lo hizo a través de su “embajadora” en Londres Vanessa Newmann, quien llegó a afirmar públicamente la frase “el Esequibo de Guyana”. Si esto no es el colmo del descaro, que alguien diga qué puede serlo.
6. ¿Por qué es tan apetecido el Esequibo?
El valor del Esequibo supera lo meramente geográfico. Esto es un asunto de geopolítica petrolera y seguridad integral. Y es que el Esequibo garantiza a Venezuela su fachada atlántica, por donde sale nuestro crudo pesado comercial, pero además es un territorio con cuantiosas reservas de oro, diamantes, mica, bauxita, manganeso, minerales radiactivos (como uranio), petróleo y gas natural, hierro y coltán. Todos apetecidos por poderosos conglomerados internacionales, más en tiempos de disputa por la energía y los recursos minerales. No es nada casual que en 2015, la empresa estadounidense Exxon Mobil iniciara exploraciones, ilegales porque es un área en reclamación, y hallara importantes yacimientos petrolíferos que hoy día administra. Por si fuera poco, el martes 11 de abril la Exxon anunciaba la llegada de un nuevo buque «Prosperity» a aguas territoriales en disputa.
7. ¿Cuál es el espacio natural para dirimir estas diferencias?
El Acuerdo Internacional de Ginebra. Venezuela acudió a la ONU y denunció que consideraba nula e írrita la decisión del laudo de 1899 por ser producto de una componenda. Naciones Unidas admite la demanda y el desenlace es la firma del Acuerdo de Ginebra del 17 de febrero de 1966 entre Venezuela, Reino Unido y su colonia de Guayana Británica (actual Guyana). Allí la antigua Metrópoli y su ex colonia reconocen la reclamación territorial de Venezuela. Es decir, esto automáticamente invalida al laudo corrupto de 1899.
8. ¿Qué sigue ahora?
Persistir en la justa reclamación de Venezuela tanto en la CIJ, como en el Acuerdo de Ginebra y en todos los espacios que sea necesario. La población venezolana como un todo debe asumir la defensa de esta causa vital para preservar la soberanía e integridad de nuestro territorio. Como ha dicho el actual presidente de la república Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro: el pueblo venezolano seguirá «la lucha incansable y firme por defender el respeto al histórico Acuerdo de Ginebra y la territorialidad de nuestra digna nación». Agrega el Ejecutivo: «La verdad nos acompaña. ¡El Esequibo es Venezuela!».