Donetsk vive una guerra civil desde hace ocho años (2014) porque no quiere ser parte de Ucrania. Su población se siente identitaria y culturalmente rusa. En ese proceso de independencia o no anexión ha sido clave la resistencia, pero también la capacidad de defensa propia. Es así que en esta República Popular hay toda una lógica interna defensiva que Venezuela News ha querido mostrar.
En un nuevo día de visita al Comando de la Brigada Internacional de Donetsk, pudimos ver las dinámicas e infraestructuras militares generadas para repeler ataques y, obviamente, para la ofensiva, en caso de que sea necesario.
Custodia en posiciones estratégicas
Este grupo élite opera, como cualquier equipo militar, con turnos y tareas claras. En zonas geográficas estratégicas de la ciudad homónima se han instalado posiciones claves, desde donde se puede observar al enemigo e, incluso, si este se descuida, aniquilar. Entonces, entre las responsabilidades, está hacer guardias de cuatro días continuos en estas posiciones. Venezuela News atestiguó uno de los cambios de guardia.
De la Brigada Internacional sale en un vehículo militar el contingente de relevo con pertrechos, municiones, alimentos no perecederos y suficiente hidratación para las jornadas venideras. La ruta hasta una de las trincheras toma unos 30-40 minutos de ida por una vía muy agreste. Es mitad asfaltada y mitad de tierra, con hondos huecos. Imaginamos que en su mayoría ocasionados por tantas detonaciones en varios años.
El transporte descarga en un punto y de ahí toca caminar unos 10 minutos por una senda de tierra, con abundantes plantas silvestres de lado y lado. Esta desemboca en una pequeña y estrecha guarida subterránea, de tierra, muy oscura y rudimentaria.
En ella hay apenas cinco camas (dos tipo litera y una más aparte). Ese es el espacio para que, cuando corresponda, se dé el necesario descanso del guerrero. Justo al lado de ese espacio, al salir, hay otro que permite divisar, entre otras cosas, la planta química de agua de la ciudad muy afectada por la artillería ucraniana. Por cierto, a tan solo 1.300 metros está apostada una célula nazi que definen como “muy peligrosa y terrorista”.
El equipo que acaba guardia se regresa en el mismo vehículo que espera donde dejó al relevo.
En defensa propia
Cualquiera ajeno y distante de este conflicto, podría fácilmente creer que el ejército ruso con su superioridad acapara todo el proceso de defensa y de destrucción quirúrgica de los objetivos militares ucranianos. La verdad es que sí está presente con sus modernas capacidades; y justo ese fue el objetivo manifiesto de la operación militar especial de Vladimir Putin, anunciada el pasado 24 de febrero. Pero también es cierto que internamente hay una arquitectura y una estructura para lidiar con las fuerzas de la OTAN.
Esta semana que transcurre estuvo, al inicio, muy marcada por una brutal violencia ucraniana contra lugares civiles, como una estación ferroviaria y un mercado popular. Se dice que esto podría ser una retaliación ensoberbecida porque el ejército del país vecino se sabe derrotado, frente al control que ha logrado Rusia de Luhansk y Lysychansk. Luego, llegaron unas horas de calma, tensa sí, pero al menos sin detonaciones.
Es así como Donetsk parece ser la joya de la corona. La batalla que aquí se libra es fundamental. Hablamos de un enemigo muy poderoso pero no por sí solo, sino por la dotación de refuerzos, armas y financiamiento de potencias como Estados Unidos y España. Y de una contraparte a la que no le dejan saber en sus carnes qué es la paz; que recibe todo el fuego solo por su deseo de tener independencia reconocida. De ahí que Donetsk tenga su propia arquitectura para la guerra.
