Entrevistada en exclusiva en el programa Sin Etiqueta, que transmite la estatal VTV, la esposa del diplomático Alex Saab, Camilla Fabri, leyó por vez primera una carta fechada 3 de julio de 2020 que recibió de puño y letra del enviado especial.
En esta misiva Saab narra las primeras torturas a las que fue sometido en Cabo Verde, a dos semanas de su primer secuestro. Fue víctima de intentos de asfixia y presión psicológica porque se negó a firmar su extradición hacia Estados Unidos y a declarar en contra el gobierno legítimo de Venezuela.
«De ahí me llevó a un calabozo todo oscuro y me dejó en el piso, era tipo 10 p.m. máximo. Al día siguiente regresó, calculo a medianoche. Ahí estuve sin agua ni nada, orinando en un hueco que se alcanzaba a ver y con un calor infernal. Cuando llegó me dijo que me quitara la camisa y el jean, me quedé en calzoncillo. Me sentó en una silla que llevó y me puso las esposas por detrás. Empezó a decirme que debía firmar la extradición voluntariamente, como me negaba siempre agarró una bolsa de plástico azul y me la puso en la cabeza. La apretaba ahogándome, mientras insistía en que debía firmar. Cada vez se ponía más emputado», leyó Fabri conmovida.
«Habían dos más con él, pero tenían capuchas, no les vi la cara y no hablaron. Él decía que uno de ellos era gringo y que si colaboraba no iba a estar preso ya. Me seguí negando y entonces me puso una toalla en la cabeza y empezaron a echarme agua; los otros dos me detenían. Así en total estuve varias horas. Me decía que me iba a matar y que debía firmar la extradición una declaración contra el gobierno de Venezuela, acusándole de corrupto y que yo pedía tumbar al gobierno. No me pegaba, supongo, para no dejarme marcas, pero le pegaba a la pared», prosiguió.
«Yo ya vuelto nada le dije que parara ya, porque su única opción era matarme y se metería en muchos problemas (…) Yo estaba vuelto nada, amores, ahogándome. Pensé ya me pegaría pero miró a los otros y dijo: ‘Comunista, debí pedir más plata’. Me quitaron las esposas pero luego me tiró otra toalla seca (..) Me dieron mi ropa y se fueron. Se llevaron su silla. Luego vinieron otros al día siguiente y me llevaron donde la primera jueza (…) No dije nada de esto porque sentí que ya no iba a pasar y hablarlo era buscarme una pesadilla en la cárcel. Tampoco le conté al embajador».
«Todo fue en el calabozo donde me metió este hombre antes de presentarme a la jueza y ella me mandó a la cárcel de Sal (…) Entre todas las barbaridades que me decía ese tipo, estaba que debía parar la producción de alimentos a mi gente. Siempre le dije que no, que esto era un problema político y que el pueblo tenía que tener alimentos. Esto le daba más rabia y dijo que me mataría. Le dije que mi gente tenía la instrucción de producir más alimentos en mi ausencia y se ponía como loco», finaliza Camilla la lectura de la misiva.
La primera de las muchas cartas de Alex 13/07/20.
Fueron muy duros los primeros días de secuestro, lo irracional de lo que pasaba.
En ese momento no imaginábamos todo lo que seguiría, admiro a mi esposo por seguir fuerte después de tantos días y tanto mal.#FreAlexSaab Venceremos pic.twitter.com/mjbHaQ9JKK— Camilla Fabri Saab (@CamillaFSaab) December 10, 2021
Alex es resistencia y firmeza
Camilla Fabri ratifica que «Alex sigue muy firme, tiene muy arraigados lo valores que le enseñaron sus papás». Es por eso que «le han torturado, le han negado cualquier derecho humano», suma. «Un día entraron de noche y le cortaron las venas en las muñecas. Le hicieron cortadas con un instrumento de metal y para cubrir esto los carceleros dijeron que él mismo se lo hacía con un lapicero», narra para insistir en el infierno que vive su esposo. Además, recordó que no ha recibido atención médica ni las medicinas que un paciente sobreviviente de cáncer como él requiere.
Dice que en Estados Unidos las torturas no han cesado. «Cada preso recibe mails de sus familiares 20 minutos después, mientras Alex los recibe 15 días después (…) Los fines de semana no sé nada de él, los abogados no pueden entrar tampoco los fines de semana. Lo vistieron de naranja, le han tirado migajas como comida y ha perdido más peso. En la primera audiencia vimos todos cómo para humillarlo lo mostraron vestido de naranja y el juez dijo que era ilegal».
«Alex vive para sus hijos»
Camilla cuenta que es originaria de Sabina, un pequeño pueblo de la provincia italiana de Rieti, situado en las afueras de la capital italiana. Recuerda que conoció a Alex en un restaurante en su natal Italia: «Nos intercambiamos miradas, me dio su número y empezamos a escribirnos hasta que un septiembre regresa a Italia tres días para conocerme (…) Mi mamá lo quiso conocer y quedó enseguida encantada».
«Alex ha estado conmigo en los momentos más importantes. Por ejemplo, tuve un período complicado en mi segundo embarazo y Alex estuvo conmigo y esto nos unió muchísimo», explica.
También destaca que Alex vive para sus hijos, «ellos son la motivación para la lucha», dice. Consultada sobre si su esposo siente celos por su notoria belleza e inteligencia, responde que mantienen «una relación basada en la confianza. Él sabe que lo amo demasiado y también aunque es un año y medio que no lo veo me siento muy amada», apenas se le comprende porque se ahoga con llanto.
Camilla cuenta que apenas supo del secuestro en Cabo Verde, el pasado 20 de junio de 2020, trató «de reaccionar enseguida porque era la única manera de ayudar a Alex».
«La verdad es que tengo una relación hermosísima con los dos hijos mayores y el más pequeño tiene 12 años vive conmigo. Ahora en diciembre lo voy a matricular aquí en el colegio porque es difícil mantener esta distancia», expresa sobre su relación con los tres primeros hijos de Alex.
Adiciona que la más pequeña de sus hijas con él prácticamente no le conoce, porque fue secuestrado cuando ella apenas tenía seis meses. Y narra que la mayor, de 4 años y medio, dice que cuando vea nuevamente a su padre «le va a apretar y a comer a besos».
Por último, confiesa emocionada que no imagina una vida sin Alex y que espera volver a verle para concretar el sueno de una «vida más tranquila». «Este último año y medio he deseado solamente volver a ver a Alex (…) Él sabe que yo lucharé para él siempre».