Panamá atraviesa su tercera semana de protestas y bloqueos de calles contra el Gobierno Nacional que afectan la economía nacional.
Con el país cerca de un colapso social y más de 500 millones de dólares en pérdidas estimadas en cadenas de producción por los disturbios, el gobierno intentó calmar los ánimos con concesiones.
En ese sentido, el presidente Laurentino Cortizo congeló los precios de la gasolina en 3,95 dólares por galón, que llegó a alcanzar más de 5 dólares. Además puso subsidios a algunos alimentos y una reducción del gasto del 10%.
Descontento generalizado
Sin embargo, los gremios y sindicatos consideran estas medidas insuficientes y continúan las protestas en las calles mientras, en paralelo, hay negociaciones en un ambiente tenso.
Pese a que Panamá es uno de los países más ricos de Centroamérica, la presunta prosperidad solo alcanza a un grupo pequeño de la población, mientras la mayoría se empobrece al tiempo que la seguridad social y ciudadana disminuye de manera preocupante.
En 2015 un informe oficial reveló que el 10% de las familias más ricas de Panamá tenían 37,3 veces más ingresos que el 10% de las más pobres.
El descontento también aborda a la clase media panameña pues su poder adquisitivo disminuye a medida que se disparan los precios de casi todos los productos.
Corrupción desmedida
Otro de los problemas que promueven las protestas en Panamá es la corrupción sin control en la política nacional. Panamá es uno de los más famosos paraísos fiscales del mundo. Cabe resaltar que durante la pandemia estallaron los escándalos por irregularidades en adquisiciones de equipos y suministros médicos.
Todavía en la actualidad existe una larga lista de procesos de alto perfil por resolver, como el caso Odebrecht, por ejemplo.
Represión ante el descontento
Además del gremio de profesores, organizaciones sociales, de transportistas e indígenas presentes en las protestas en las calles denuncian que la represión es una respuesta del Estado ante sus peticiones. Los manifestantes señalan a la policía de emplear gases y un uso desmedido de la fuerza para disipar las protestas.
Pérdidas millonarias en el turismo
Tal situación, no solo está afectando la movilización de los pobladores, sino también a los turistas, quienes han tenido que caminar largas distancias, arrastrando sus maletas, para tratar de salir o entrar a Panamá y no perder sus vuelos.
Por su parte, la Embajada de Estados Unidos en Panamá emitió una alerta para los ciudadanos estadounidenses, recomendándoles no viajar a Panamá por la ola de protestas registradas en diferentes puntos del país. Asimismo, instó a tener cuidado al acercarse a grandes reuniones o protestas que continúan.
El presidente de la Cámara de Turismo de Panamá, Ovidio Díaz aseguró que los cierres de las calles generan pérdidas económicas que “son incalculables” para este sector. Además, agregó que «el daño que se le está haciendo a la imagen de Panamá es muy grande».
Destacó que siempre se ha vendido a Panamá como el país de tranquilidad, seguridad y democracia, contrario a otras naciones que lamentablemente han tenido estos disturbios.
«Ahora hemos caído con esa imagen que lo que hace es que cualquier turista que estaba pensado venir a Panamá, pues no va a venir. Esa es la realidad y eso afecta a todos”.
Efecto dominó a la vista
Un impacto negativo en el turismo podría generar un efecto dominó en las actividades vinculadas a la industria y agravar aún más la situación del sector, especialmente de los negocios más pequeños, ya golpeados por la crisis mundial sanitaria de la pandemia de coronavirus.
“Los pequeños restaurantes, los pequeños hoteles, en todo el país van a ser afectados y eso lo que va a generar lamentablemente es cerrar negocios y los empleados crear muchos más problemas de los que ya tenemos”.
Según informes del Instituto Nacional de Estadísticas y Censo no hay datos actualizados del sector hotelero ni de turistas. Las últimas actualizaciones de entrada de viajeros (turistas, excursionistas, pasajeros en cruceros) a Panamá datan del 2021, cuyas cifras disminuyeron -28.2%, mientras que el tránsito directo y tripulantes en los aeropuertos cayó -0.3% ese mismo año, los cruceros -100% y de los gastos efectuados -29.9%.
Desde el principio de las protestas en Panamá, la Cámara de Turismo exhortó al Gobierno Nacional a garantizar el flujo normal de todas las vidas del país y por el impacto que podría causar en el sector.
«Sabemos que es difícil, y fácil decirlo desde aquí, pero es una obligación constitucional. Tenemos el derecho a la vida y por eso lo hemos exhortado y lo hemos pedido».