César Pérez Vivas, experimentado político opositor del Comité de Organización Política Electoral Independiente (COPEI), aseguró en Par de Calvos que no tiene dudas de que será el próximo presidente de Venezuela. Su consigna es “este gocho es el ocho”, que se explica porque, de ganar, sería el octavo andino en llegar a la Presidencia de la República.
Declarado “admirador de los gringos”, el exgobernador del estado Táchira promete eliminar la reelección presidencial, instaurar la doble vuelta electoral, volver al período de cinco años y regresar a la bicameralidad cuartorrepublicana de la Asamblea Nacional (AN).
“Voy a gobernar con esta Constitución, pero cambiando instituciones fundamentales. Voy a cambiar el presidencialismo, volvería al Parlamento de dos cámaras. Lideraré un proceso para eliminar la reelección, reducir al período a cinco años y establecer la doble vuelta presidencial”, dijo. “Lo ideal sería que el país entienda, incluyendo a los camaradas, que la reelección ha sido nefasta para Venezuela“, agregó.
El también abogado y profesor universitario aseguró que “no soy candidato de ningún factor económico”. “No recibo fondos de ninguna estructura de poder, quiero que mi campaña sea ayudada por los ciudadanos y ahí está la forma de ayudarme en la página web”.
Muy difícil un candidato único opositor
Admite además que es “muy difícil por la realidad en la que estamos inmersos en este momento” que las oposiciones venezolanas logren una candidatura única para las presidenciales venideras.
“Decía Arístides Calvani, uno de nuestros maestros, que la democracia es por excelencia la búsqueda del consenso, pero cuando el consenso no es posible los ciudadanos deben elegir, se decide por mayoría y se acata por unanimidad”, afirmó César Pérez Vivas en el podcast que conducen los comunicadores Vladimir Villegas y Pedro Carvajalino.
No obstante, tiene plena seguridad de que “el candidato que salga le vamos a dar una paliza al chavismo”.
Sobre si ha pensando en quién podría acompañarle en la vicepresidencia ejecutiva, en caso de que triunfe en los comicios, como predice, dijo que “se verá en el momento en que ganemos las elecciones, hay que ganar primero la candidatura, las primarias y después vemos lo demás. Todavía no es momento”.
Expresa que su oferta es la de “un cambio hacia el futuro y la democracia”. “Conmigo van a tener respeto, inclusión y Estado de derecho”. Dice ser “un servidor dispuesto a reconstruir a Venezuela”, porque “este país está destruido”. Promete que si llega al poder no perseguirá ni censurará a quien piense distinto.
Sí a las sanciones
César Pérez Vivas manifestó que “no me gusta que haya sanciones para mi país, pero estas son unas sanciones que este régimen, que se dedicó a pelear con todo el mundo, se las buscó”.
“Después que pelearon todos estos años, viven llorando”, añadió en alusión al chavismo que repudia y condena el bloqueo.
Lo mismo dijo que “Leopoldo López es un luchador equivocado”, como que el llamado “cese de la usurpación” de Juan Guaidó “se agotó”. “Ahora vamos a una nueva etapa que son las elecciones”.
Este precandidato presidencial considera también que “es un mito” que el chavismo es invencible. Esto a pesar de que la Revolución ha ganado ininterrumpidamente más de 20 procesos electorales.
“Lo vamos a tumbar con votos. Voy a ganar la primaria y voy a derrotar a Maduro”. Y es que está seguro que su contrincante será el actual mandatario, pero lo expresa de forma peyorativa. “No hay discusión, el dueño de la casa es el que manda. Ese va a ser Nicolás Maduro y ahí no hay más chance para más nadie”.
Cree que “todo el que haga administración indebida de recursos debe someterse a juicios” y que ciertamente el “diálogo es necesario; los hombres con valores democráticos siempre tenemos que intentar el diálogo”. Sin embargo, no ve con buenos ojos el proceso que se desarrolla en México con el acompañamiento de Noruega, que recién dejó un acuerdo social suscrito para la recuperación de 3 mil millones de dólares del Estado.
Por último, como buen socialcristiano está en contra del aborto, aun si el embarazo fuera producto de una violación. “Solo con fines terapéuticos”, hace la excepción. Sin sorpresa, tampoco aprueba el matrimonio igualitario.