Con motivo de su visita a Palestina e Israel, el presidente español y presidente de turno de la Unión Europea, Pedro Sánchez, ha afirmado: “Ha llegado el momento para la comunidad internacional de reconocer de una vez el Estado de Palestina. Es algo que numerosos países de la UE creemos que tenemos que hacer de forma conjunta, pero si este no es el caso, España adoptará su propia decisión”.
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Una vez más, los gobiernos occidentales confunden sus países con la comunidad internacional y el anuncio de sus propuestas como inéditas, audaces o innovadoras, cuando en realidad solo son palabras vacías que buscan despertar simpatías pero sin compromiso alguno.
De los 193 países que integran la ONU, 136 ya reconocen el Estado Palestino, cuyo origen se remonta a la declaración de independencia de la Organización para la Liberación de Palestina en 1988. De hecho, la Asamblea General ya aceptó en 2012, con 138 votos a favor, 41 abstenciones y 9 votos en contra, el reconocimiento del Estado palestino como Estado observador. Llega tarde el presidente de la Unión Europea a decir que “ha llegado el momento para la comunidad internacional de reconocer el Estado de Palestina”.
Por cierto, hay 29 países de la ONU que a quien no reconocen es a Israel.
Palestina ha sido reconocida por la ONU hasta el punto de poder adherirse al Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional (CPI), así como a otros tratados de derecho internacional humanitario y de los derechos humanos.
Con Palestina sucede como con la guerra de Ucrania, los países de la OTAN, más algún servil más, aprueban declaraciones y sanciones contra Rusia, y pregonan que la comunidad internacional condena y sanciona a Rusia, cuando la mayoría de los países del mundo (y en porcentaje de población, mucho más) sigue con normalidad su comercio y sus relaciones diplomáticas con Rusia.
Pero es que incluso el llamamiento de Pedro Sánchez para el reconocimiento del Estado palestino por parte de la Unión Europea, con la insinuación de que España se va a adelantar, en un alarde de compromiso solidario con el pueblo palestino, también llega tarde. Nueve los países de la UE ya reconocen al Estado palestino: Bulgaria, Chipre, Eslovaquia, Hungría, Malta, Polonia, República Checa, Rumanía (todos ellos desde 1988, cuando todavía eran soberanos y no al servicio de Estados Unidos) más Suecia, que reconoció a Palestina en 2014.
Estas declaraciones, realizadas en el ambiente político de una opinión pública mundial movilizada a favor de Palestina, son solo humo para aparentar sintonía con los ciudadanos. Así logran titulares como el de “Sánchez abre la puerta a que España reconozca unilateralmente el Estado palestino”. ¿Qué significa “abre la puerta”? El gobierno español, junto con tantos otros políticos “progresistas” occidentales, llevan muchos años haciendo insinuaciones de apoyo a Palestina que no materializan en nada. Pedro Sánchez lleva gobernando cinco años, y desde antes de ser presidente, prometía el reconocimiento de Palestina. Para reconocer a Juan Guaidó como “presidente interino” de Venezuela solo necesito 10 minutos. Lo que duró la llamada que le hicieron desde Estados Unidos.
Lo que deben hacer los gobiernos occidentales es exigir el cumplimiento de las resoluciones de las Naciones Unidas, que establecen la necesidad de los dos Estados como solución, la condena de la ocupación de tierras palestinas por Israel con asentamientos ilegales de colonos. No tolerarle a Israel los checkpoints -controles militares israelíes-, las carreteras de uso exclusivo israelí, el muro que fragmenta y separa el territorio palestino, el control israelí del espacio aéreo y marítimo y la política generalizada de apartheid contra los palestinos.
Como ha señalado la periodista Olga Rodríguez, “para que un Estado palestino sea realidad es preciso pasar de la teoría a la práctica. La interrupción de relaciones con Israel hasta que respete los acuerdos de la ONU, el fin de la venta de armas a Tel Aviv, la imposición de sanciones o la suspensión de compras y contratos comerciales con empresas que violen los derechos humanos (…). La historia de este conflicto demuestra que los gestos sin hechos no son suficiente. Sin un empuje contundente Israel no variará su postura. Junto a ello son importantes -incluso para el sentido mismo del derecho internacional- las iniciativas presentadas ante la Corte Penal Internacional para que se investiguen posibles crímenes de guerra y de lesa humanidad”.
Pero hace mucho que los gobiernos occidentales de la órbita estadounidense, sean del signo que sean, tienen muchos discursos, según la coyuntura política mundial, según el momento electoral, según el interlocutor que tengan delante. Pero solo una ejecución política: la que dicta Washington. Sucede con Gaza e Israel, con Ucrania y Rusia o con Venezuela.