La mala cantidad y calidad del sueño puede contribuir en el desarrollo de asma. Así lo afirman los resultados de un estudio en el que se analizaron los datos de más de 450 mil personas con edades comprendidas entre los 38 y los 73 años, entre los años 2006 a 2010.
Investigaciones anteriores al estudio publicado en la revista BMJ Open Respiratory Research, ya habían demostrado que el asma tiende a provocar problemas de sueño. Esta nueva investigación perseguía determinar si la variable funcionaba en sentido contrario y lo logró.
El análisis de los datos arrojó que los individuos con patrones de sueño deficientes y una mayor susceptibilidad genética tienen un riesgo superior de padecer asma. Mientras que las personas adultas con un patrón de sueño saludable tienen menos riesgo de desarrollar la enfermedad respiratoria.
De manera que un sueño saludable podría ser beneficioso para «la prevención del asma, independientemente de las condiciones genéticas«, indican las conclusiones del estudio. Si se mejoraran los rasgos del sueño, podrían prevenirse el 19% de los casos de asma, señala la investigación.
A partir de los hallazgos de esta investigación, los médicos deben tomar la previsión de conversar con sus pacientes asmáticos respecto a sus hábitos de sueño. De esta manera, podrán determinar si este aspecto de su vida cotidiana está fomentando el aumento de su sintomatología.