En su competición fetiche, la que ahora ha ganado 14 veces, el Real Madrid sacó lo mejor de si en esta temporada para ser el campeón de la Champions League.
El Liverpool de Jurgen Klopp llegaba a París con el favoritismo de los entendidos: un equipo que sabe jugar, presiona la salida y no da respiro en 90 minutos.
El Madrid lo sabía y se dedicó a aguantar y esperar su momento.
La primera parte transcurrió con un dominio absoluto de los ingleses. Mediado el primer tiempo los españoles no habían disparado al arco.
Pero los blancos saben jugar este tipo de encuentros, tanto así que el marcador no se movió en los primeros 45 minutos. Con el arquero Cortuois como el protagonista.
Para la segunda parte la actitud del Real Madrid fue otra y lo sintió el Liverpool. A lo que fue el esfuerzo y la dedicación defensiva de la primera parte de sumó algo de tenencia de la pelota.
Ni el colombiano Luis Díaz, ni Salah, ni Mané se sentían cómodos en el encuentro. El Madrid los tenía dónde quería.
Con la posesión del balón emparejada, los blancos fabricaron una contragolpe de libro. Pase de salida de Casemiro a Valverde, jugada de lujo del uruguayo y centro preciso a Vinicius Jr. que suponía el 1-0 al minuto 59.
Si no pudo hacer mucho el Liverpool con el 0-0 en el marcador, con la ventaja el Madrid se veía invencible... Y así fue.
Una defensa ordenada y un extraordinario Cortuois fueron suficientes para mantener ella pizarra y obtener su 14ta orejona.
El Rey de Copas demostró una vez más por qué la Champions es su competición. El Real Madrid es el dueño de Europa.
