La Misión de la Organización de Naciones Unidas (ONU) para la Estabilización de Malí (Minusma) comenzó su retirada del país africano.
La ONU espera completar la evacuación a finales de este año. Los cascos azules ya dejaron tres de sus bases llamadas periféricas, en las localidades de Ogossagou, Ber y Goundam. En los próximos días esperan dejar la comuna Ménaka.
Con el apoyo de los mercenarios del grupo Wagner, el Ejército de Malí comenzó a ocupar los cuarteles que van abandonando los soldados de la ONU.
La misión de la ONU en Malí sirvió para contrarrestar el avance de grupos rebeldes, garantizando el equilibrio de poder en el país. Sin embargo, en junio pasado, el Gobierno de Malí pidió al Consejo de Seguridad de la ONU que retire “inmediatamente” su misión de paz, desplegada en el país desde 2013.
El gobierno maliense denunció que la misión de la ONU no cumplió con sus objetivos para mejorar la seguridad en el país.
Cambio de rumbo en África
La sustitución de fuerzas sobre el terreno marca también un punto de inflexión en la historia reciente de Malí. A su vez, la situación política, económica y militar en todo el continente africano parece estar cambiando de rumbo.
En los últimos meses, tanto Francia como occidente perdieron considerablemente su influencia en Níger. Ahora no solo tienen dificultades y limitaciones para exportar materia prima de Níger, sino que además no son bien recibidos por su población ni por sus autoridades.
La semana pasada, Johannesburgo fue sede de la décima quinta cumbre de lo BRICS. Un encuentro en el que se realizaron conversaciones de alto nivel, relacionadas al cambio de orden mundial y el final de la hegemonía de Estados Unidos y su moneda, el dólar.
En la cumbre también surgió un nuevo integrante africano que pasará a formar parte de los BRICS, Etiopía.
África comienza a mirar hacia otro horizonte, dejando atrás siglos de colonización y saqueo por parte de fuerzas extranjeras.
