Uno de los narradores más importantes del siglo XX dejó el mundo material este martes. Se trata de Milan Kundera, autor de novelas clásicas como “La Broma” y “La insoportable levedad del ser”.
El escritor murió en la capital de Francia a sus 94 años. Allí vivió desde que emigró de Checoslovaquia en 1975. El anuncio de su fallecimiento se realizó a través de la televisora pública checa. Luego, la portavoz de la Biblioteca Milan Kundera, de su ciudad natal, Anna Mrazova, lo confirmó.
Mrazova dijo que el novelista, poeta, dramaturgo y ensayista murió después de una larga enfermedad.
El tiempo, el exilio y la condición humana
Desde sus primeras obras, el autor de textos como “El libro de los amores ridículos”, reflejó humor e ironía. También tocó temas como el paso del tiempo, el exilio, la frágil condición humana y la memoria. Su obra como su vida estuvo marcada igualmente por la dictadura y el exilio.
El eterno candidato al premio Nobel de literatura, nació el primero de abril de 1929. Era hijo de un importante pianista y musicólogo. De hecho, Kudera estudió música como su padre. Pero con el tiempo su interés se volcó hacia la escritura.
Comenzó escribiendo poemas y cuentos cortos. Luego, en 1967, se publicó “La Broma”. Este texto relata las circunstancias de la vida de varios personajes checos durante el estalinismo. La novela tiene un estilo cómico e irónico.
Otro de sus libros importantes fue “El libro de la risa y el olvido” (1979). Este texto contiene un conjunto de relatos, siete, en los que se tocan tópicos como la naturaleza del olvido.
La “Insoportable levedad del ser” es su novela más comercial, fue publicada en 1994. Los personajes centrales de este libro, Tomás y Teresa, están en el recuerdo de cualquier lector.
“Se encontró por primera vez a Teresa hace unas tres semanas en una pequeña ciudad checa. Pasaron juntos apenas una hora. Lo acompañó a la estación y esperó junto a él hasta que tomó el tren. Diez días más tarde vino a verle a Praga. Hicieron el amor ese mismo día“, es parte de esta novela que atraca desde sus primeras páginas.
Los escritores tienen el poder de vivir en sus textos. Por eso, Milan Kundera vivirá por siempre.