Es posible extraer ADN de muchos lugares. Por ejemplo, de las huellas dejadas en la arena, de la playa, del agua del océano o del aire en una habitación ocupada.
A este tipo de AND se le conoce como ADN ambiental. Puede obtenerse a partir de núcleos de aire, suelo, sedimentos, agua, permafrost, nieve y hielo.
A través de la colección de este tipo de ADN es posible rastrear y proteger animales en peligro de extinción. Investigadores de la Universidad de Florida lo usaron para estudiar a las tortugas marinas que corren peligro de desaparecer.
Publicaciones que aluden esta investigación, indican que el ADN ambiental utilizado para la pesquisa era de tan alta calidad que fue posible “identificar mutaciones asociadas con enfermedades y determinar la ascendencia genética de las poblaciones que vivían cerca“.
Los científicos han podido recoger datos genéticos detallados del ADN humano de sitios tan inusuales como una huella en la arena, lo que plantea cuestiones éticas sobre el consentimiento, la privacidad y la seguridad. https://t.co/ssbxt22zRS
— CNN en Español (@CNNEE) May 16, 2023
La investigación también contó con la participación de voluntarios que se ofrecieron para verificar si su ADN podría ser recuperado, y lo fue. Los científicos pudieron hacer coincidir la información genética recaba con los participantes.
El profesor de genómica de enfermedades de la vida silvestre en la Universidad de Florida, David Duffy, expresó que “datos muy personales, ancestrales y relacionados con la salud están disponibles gratuitamente en el medio ambiente y simplemente están flotando en el aire en este momento“.
El ADN que puede obtener del medio ambiente podría tener usos beneficios. Por ejemplo, podría ayudar a encontrar personas desaparecidas. Pero a esta técnica de recolección podría tener una variedad de consecuencias no deseadas.
De manera que el uso de esta información biológica también plantea dilemas, sobre la privacidad y el consentimiento en su uso.