Hace décadas, el líder de la Revolución China, Mao Zedong, definía a todos los imperialistas como tigres de papel. Con ello se refería a que aparentaban tener mucha fortaleza, pero en realidad eran tremendamente vulnerables. Pues bien, el devenir de la historia ha demostrado que el histórico militar y estadista asiático, tenía toda la razón al pensar así. Y es que el dólar máximo símbolo del poderío norteamericano no para de perder valor y confianza alrededor del mundo.
Aunque no puede decirse que está completamente derrotado, los países emergentes cada vez más buscan mecanismos orientados hacia el desacoplamiento de la divisa. Esto se refiere al diseño de una nueva arquitectura financiera internacional, que no esté amarrada casi exclusivamente al dólar. Obviamente, se trata de un proceso gradual, es decir que no se dará de la noche a la mañana. Sin embargo, pareciera ser indetenible.
Basta de abusos
Y tiene mucho sentido que sea de este modo, a fin de cuentas a través del dólar, los Estados Unidos han desarrollado un verdadero sistema internacional de sicariato económico. Por un lado, utilizan la deuda como arma fundamental para someter a los países del “mundo en desarrollo”. Y por otro se valen de su hegemonía financiera, para establecer un odioso sistema sancionatorio; que atenta contra principios supuestamente sagrados para el liberalismo económico, como el libre comercio.
“Hay dos modos de conquistar y esclavizar a una nación, una es con la espada, la otra es con la deuda”, con esa sencillez lo resumía hace más de 200 años, John Adams, segundo presidente de EE.UU. Lamentablemente, esta lógica se mantiene vigente y ha sido una de los pilares sobre el cual se ha edificado el imperio norteamericano. La deuda ha sido un arma y los intereses sus municiones.
Sicariato económico
John Perkins, ex jefe de economía de Chas. T. Main Inc., y autor de Confesiones de un sicario económico lo explica sin ambages: “Primero identificamos un país que tiene recursos como petróleo. Después concertamos un enorme préstamo a ese país, por parte del Banco Mundial o una de sus organizaciones hermanas. Pero el dinero nunca llega realmente a ese país, sino que va a parar a nuestras grandes corporaciones (…) El país entero se queda con una enorme deuda, tan grande que de hecho no puede pagarla. (…) Y así es como típicamente opera el FMI y el Banco Mundial, dejando un país con una deuda tan grande, que no puede pagarla, para luego ofrecerles tratos de refinanciar la deuda, pagando aún más intereses. Ahí exigimos condicionalidad, que consiste básicamente en que ellos tienen que vender sus recursos, incluyendo muchos de sus servicios sociales, sus servicios públicos (…). Es un efecto dominó que hace caer piezas cada vez más grandes”, admite Perkins.
Cualquier parecido con la propuesta presidencial de María Corina Machado o el fallido interinato de Juan Guaidó, no es mera coincidencia. Personajes como ellos (Machado y Guaidó) son factores subalternos de este sicariato económico internacional.
Estafa colosal
Pero aparte de usar la deuda como mecanismo de opresión a otros países, la deuda se convierte también en un aspecto fundamental del llamado ciclo de creación del dinero. Como se explica en el documental de Peter Joseph, Zeitgeist: Addendum (2008), este proceso se basa un sistema bancario de reservas fraccionarias, que a su vez confiere la potestad al Banco Central de EEUU de crear dinero como por arte de magia, es decir de la nada.
“El gobierno estadounidense decide que necesita dinero, entonces: llama a la Reserva Federal (FED) y le pide US$ 10 mil millones de dólares. La FED responde venga vamos a comprarle a vosotros 10 mil millones en bonos. Así es que el gobierno coge unos pedazos de papel, les pinta unos diseños encima y los llama letras del Tesoro. Luego les pone un valor, cuya suma es de 10 mil millones y los envía a la FED. A cambio la FED coge un montón de papeles y les pone unos diseños por su parte. Sólo que esta vez se llaman notas de la Reserva Federal, que ascienden al mismo valor de 10 mil millones. Ahora es cuando la FED coge estos billetes y los cambia por los bonos. Una vez hecho este intercambio, el gobierno coge los 10 mil millones de las notas de la FED y las deposita en una cuenta bancaria. Así es como estos papeles acaban convirtiéndose en una moneda de curso legal, añadiendo US$ 10 mil millones al suministro de dinero de Estados Unidos. Y ya está 10 mil millones creados de la nada”, se explica en el documental.
Moneda de papel
Toda esta transacción se hace por vía electrónica, el papel ni siquiera hace falta. De hecho sólo el 3% del dinero de Estados Unidos, existe físicamente. El otro 97% está en el ordenador. Los bonos del Estado son esencialmente instrumento de deuda; “cuando la FED compra estos bonos con el dinero creado de la nada, el Estado se compromete a devolverlo más tarde, en otras palabras el dinero se ha creado de la deuda”.
Este ciclo de creación del dinero demuestra que alrededor de 90 mil millones de dólares pueden ser creados con un depósito de 10 mil millones. Todo a partir del concepto de reserva fraccionaria. Por cada depósito realizado al sistema bancario, alrededor de nueve veces más esa suma puede ser creada de la nada.
Nuevas reglas
La otra pata de este sistema de sicariato económico, es la supresión del acuerdo de Bretton Woods. Para 1945, mediante ese acuerdo, el dólar estadounidense se valorizaba en oro. Esto es a razón de 35 dólares por onza troy, y cada país fijaba su tasa de cambio respecto al dólar. Ello permitía a los gobiernos administrar por su cuenta la cantidad de dinero en circulación.
En 1971 el entonces presidente norteamericano, Richard Nixon, declaró la inconvertibilidad del dólar; desde entonces se eliminó la regla de emisión respaldada en oro o en dólares. A partir de ese momento, el mundo ha sido testigo de los peores desastres económicos y financieros. Así terminaron de configurar los Estados Unidos un sistema de sicariato económico, basado en el señoreaje del dólar, el chantaje de la deuda y la emisión incontrolada de dinero sin respaldo.
Nada es eterno
Pero nada es eterno en el mundo. La economía estadounidense resquebrajada por un proceso de desindustrialización y elevada inflación, se muestra cada vez más frágil. Como en la célebre película El regador regado, de los hermanos Lumiére, al parecer Estados Unidos ha sido víctima de su propia magia negra. De tanto crear dinero “de la nada”, su deuda pública ya sobrepasa los 30 billones de dólares; y año tras año el Congreso norteamericano debe subir “elásticamente” el techo de la deuda para que la economía de ese país no caiga en default (impago de sus compromisos).
De ahí que las economías emergentes del denominado grupo de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Suráfrica), busquen aceleradamente fórmulas para desacoplarse de una moneda sin respaldo y una economía prácticamente postrada, como la norteamericana.
¿Quién lo decidió?
“¿Por qué todos los países necesitan hacer su comercio respaldado por el dólar? ¿Por qué no podemos comerciar con nuestras propias monedas? ¿Quién decidió que fuera el dólar?”, se ha preguntado el presidente de Brasil, Luis Inácio “Lula” Da Silva.
En tal sentido, el grupo BRICS avanza hacia la creación de una nueva moneda para sustituir al dólar estadounidense, según ha informado el vicepresidente de la Cámara baja rusa, Alexandr Babakov. “La transición a los pagos en monedas nacionales es el primer paso. El siguiente es facilitar la circulación de una moneda digital u otra forma completamente nueva (…) El trabajo en ese sentido avanza”, señaló el legislador.
“Eso es posible y es que el dólar y el euro no están respaldados por nada. Nuestros países podrían restablecer lo que destruyó el sistema Bretton Woods”, dijo Babakov.
Más sanciones
Por otro lado, el recrudecimiento de las sanciones como armas del sicariato económico, también ha hecho que se aumenten las expectativas por un desacoplamiento del dólar. Obviamente, este será un proceso gradual, el dólar con su hegemonía aún sigue siendo la principal “moneda dura”, pero cada vez cumple con menos eficiencia su rol.
La historia reciente ha demostrado que estamos frente a un tigre de papel, que más temprano que tarde, acabará por desplomarse. Todo hace pensar que, finalmente, está muy cerca el fin del sicariato económico.