En un arrebato de franqueza y arrogancia extrema, el expresidente estadounidense Donald Trump admitió por primera vez en un acto público que las verdaderas intenciones del asfixiante esquema de “sanciones” aplicadas contra Venezuela únicamente tenía como finalidad apoderarse del petróleo venezolano.
El pasado 10 de junio, durante la Convención del Partido Republicano en Carolina del Norte, Trump arremetió contra el actual mandatario estadounidense, Joe Biden. También confesó cuál era el verdadero interés detrás del mal llamado bloqueo.
“Qué les parece que le estamos comprando petróleo a Venezuela; cuando yo me fui Venezuela estaba lista para colapsar. La habríamos tomado y hubiésemos conseguido todo ese petróleo, habría estado justo al lado. Pero ahora le estamos comprando ese petróleo a Venezuela. Entonces estamos haciendo muy rico a un dictador, ¿Pueden creerlo?”.
Las mayores reservas
En este sentido, siempre será conveniente recordar que, de acuerdo con la estatal PDVSA, Venezuela es el poseedor de las mayores reservas probadas de crudo pesado del mundo, con 300.878 (MMBLS) millones de barriles hasta diciembre de 2016. Tampoco puede perderse de vista que los Estados Unidos son la nación con el mayor consumo mundial de crudo y derivados, con un promedio de un poco más de 20 millones de barriles por día.
De manera que aquella falacia de “fin de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres”, en realidad encubría dos cosas: 1) la voracidad indetenible de Estados Unidos y su falta de escrúpulos para hacerse con el control de fuentes energéticas u otros recursos; y 2) la sumisión total de un “liderazgo” opositor, llevando el pitiyanquismo a niveles nunca vistos en la historia de nuestros países latinoamericanos.
Daños terribles
De hecho, que el líder anaranjado se comporte de la manera en que lo hace, en verdad no puede sorprender a nadie. A fin de cuentas, él actúa en concordancia con su concepción supremacista de la realidad mundial. Pero que existan “líderes” tan sumisos y arrastrados, sí que causa asombro. Porque con la aventura del “interinato” y el asfixiante paquete de más de 900 sanciones, se ha causado un daño económico y un grado de sufrimiento a nuestro pueblo, sin parangón en la historia.
Como Trump con sus declaraciones los dejó tan al desnudo, a la dirigencia de la Plataforma Unitaria Venezolana (PUV) no le quedó otro remedio que emitir un pálido y desabrido comunicado, supuestamente condenando las declaraciones del político republicano.
“Calificamos como inaceptables las recientes declaraciones del expresidente Donald Trump por ser contrarias al principio de soberanía que debe regir las relaciones internacionales”. Luego para tratar de hacer más creíble la “condena”, aseguran que ellos no sabían nada. En la misiva se sostiene que mientras ejerció como presidente de Estados Unidos, Trump “nunca se expresó en esos términos que hoy rechazamos”.
Mentira sobre mentira
El comunicado de la PUV contiene una mentira sobre otra mentira. Si alguien tenía claro cuál era la verdadera finalidad del “bloqueo”, esos eran precisamente Juan Guaidó y su verdadero jefe político, Leopoldo López.
Así lo había revelado el exsecretario de Defensa de Estados Unidos, Mark Esper, en su libro “Un juramento sagrado”. En efecto, en ese texto Esper señaló que el expresidente Donald Trump puso sobre la mesa el 5 de febrero de 2020 la posibilidad de que fuerzas militares estadounidenses se “deshicieran” del presidente venezolano, Nicolás Maduro. Trump, junto a Mauricio Claver Carone, planteó esa oferta a los dirigentes opositores Juan Guaidó, Julio Borges y Carlos Vecchio. Todos se reunieron con el exmandatario estadounidense en la Casa Blanca.
Sin autonomía
Era la clásica oferta del sicario económico y de las políticas basadas en el sicariato económico. Trump quería asegurarse de que podía “sellar un trato” con Guaidó. La oferta era simple barrer al presidente Maduro y al chavismo, a cambio de quedarse luego con todo el petróleo venezolano. Sin embargo, el propio Trump admitió que no se pudo concretar nada, porque Guaidó “era débil y parecía un niño”.
Otra prueba contundente de que tanto Guaidó, Julio Borges y Leopoldo López, entre otros, sabían perfectamente dónde se metían, es que cuando ya estaba todo listo para participar en unas elecciones presidenciales en 2018; Borges recibió una llamada telefónica desde la Casa Blanca y debió convocar una rueda de prensa en estado de ebriedad, para suspender a última hora la participación del llamado G-4. Así lo reveló el actual presidente de la Asamblea Nacional, Jorge Rodríguez.
Calladitos
Todos estos sujetos, pero especialmente Borges y Guaidó, encajan en la categoría de hombres apátridas “de siete meses”, como los calificó el prócer cubano José Martí. Seguramente, por eso ninguno de los dos ha tenido el coraje de pedirle públicamente disculpas al país, por haber causado tantos daños espirituales, morales y materiales.
El silencio ha sido la característica común entre los representantes de los grupos ultra radicales, con María Corina Machado a la cabeza. Tampoco ha sido capaz de hacer un mea culpa un sujeto desquiciado como Leopoldo López. Con la tibieza y la ambigüedad de siempre uno de los pocos en pronunciarse ha sido Henrique Capriles Radonsky.
A conveniencia
“El petróleo de nuestra Venezuela es y tiene que ser por y para los venezolanos. Es nuestra principal fuente de ingresos para reconstruir el país”, aseguró Capriles. Sin embargo esto no pasa de ser una posición acomodaticia, forzada por el momento y la condena unánime suscitada en diversas redes sociales. Cuando se conocieron las revelaciones en los libros de Esper, John Bolton y Mike Pompeo, Capriles Radonski, jamás emitió pronunciamiento alguno.
Si algo ha demostrado este liderazgo opositor es que son comandados a control remoto desde Washington. Carecen de criterio propio, ven la política como un trampolín para enriquecerse, sometiéndose a los designios del sicariato económico mundial.
Daños económicos
Por desgracia además de la falta de un programa económico propio, su adicción a las salidas de fuerza o antidemocráticas, ha causado graves pérdidas para la república. Además de las vidas sacrificadas en guarimbas, paros-sabotajes petroleros, intentos de magnicidios, golpes de Estado y bloqueos financieros, se han registrado pérdidas mil millonarias.
De acuerdo con diversas cifras, se estima que el plan de imposición de medidas unilaterales y coercitivas ha facilitado el congelamiento de más de 30 mil millones de activos de la República en el exterior. Igualmente, se calcula que el bloqueo ha dejado pérdidas por más de 350 mil millones de dólares.
Una tradición
La falta de coherencia y la cobardía para asumir sus propios errores, ha hecho del liderazgo opositor un completo fracaso. Ante las confesiones públicas de Donald Trump, una vez más la oposición venezolana se hace la desentendida.
Desaprovechan una oportunidad de oro para hacerse un verdadero mea culpa ante el país. Y despachan un asunto tan delicado con un desabrido comunicado que a nadie convence. Todo lo que hemos vivido, tiene que servir de base para consolidar los principios de pleno respeto a la soberanía nacional. Esto de manera irrestricta y sin condicionantes de ningún tipo. Como decía el cantor del pueblo, Alí Primera, la Patria es el hombre. Ya basta de aquellos que “en vez de darle caricias, lo que hacen es manosearla”.