En el mundo deportivo cuando un manager o entrenador obtiene resultados desastrosos en cadena, es casi seguro que lo relevan. Sí, cuando un equipo no gana, es común observar cómo se refresca todo el cuerpo directivo, al tiempo que se cambian estrategias y cuadros claves. Por lo general, es algo normal y común en cualquier ámbito de la vida, excepto en el liderazgo opositor venezolano.
Y es que ni bien se ha planteado la posibilidad de organizar unas elecciones primarias en la oposición, de cara a las presidenciales de 2024, cuando plena la escena un patético ejército de zombis. Da igual que estén desprestigiados a más no poder, como los capitanes del fracaso. A ellos no les importa eso en lo más mínimo. Al contrario, por la hemorragia de declaraciones y las manifiestas aspiraciones como presidenciables, es inevitable recordar la famosa serie de televisión The Walking Dead.
Teatro del absurdo
Si no fuera porque esa cadena de derrotas ha dejado hondas heridas en la población venezolana, el teatro del absurdo en que se ha convertido la cúpula que comanda la oposición provocaría risa. Pero al plegarse a las fuerzas más reaccionarias de la política norteamericana, con su estrategia de mal llamadas “sanciones”, obligaron a millones a pasar por precariedades indecibles. Destrucción de la economía, fractura de hogares, muerte de inocentes, angustia y desesperanza, fueron algunos de los “logros” de estos personajes. Obviamente acciones criminales, para nada risibles.
Cómo será que en el colmo del cinismo hasta el propio expresidente de EEUU, Donald Trump, llegó a manifestar pesar, por el calvario que se hizo vivir a los venezolanos. “Qué terrible debe ser para esa pobre gente vivir allí”, expresó el ex mandatario, según admite su exsecretario de Defensa, Mark Esper, en su libro Un Juramento Sagrado.
Narcisismo impenitente
Sin embargo, zombis y momias han reaparecido con sus deseos intactos de participar en unas primarias de oposición. Están saliendo de sus sarcófagos y hablan en algunas plataformas mediáticas como si nada. Quizás el caso más insólito sea el de Leopoldo López, guiado por su obsesión de ser presidente de Venezuela, ofreció recientemente declaraciones a una periodista venezolana ultra opositora radicada en España.
López, la mano que controlaba tras bastidores los hilos internos de la Guaidosada, pretende suavizar su imagen con frases manidas. Y deja claro que no renuncia del todo a su posibilidad de ser presidenciable. Así nos dice que recuerda su fuga a España como un día triste. Pero aclara que se llevó un «pote de arena de la orilla de donde cruzó hacia Colombia». Eso lo conserva en su lujosa mansión en Madrid, como el compromiso para regresar.
Sin querer queriendo
«Yo me despierto en España o en donde esté, pero me acuesto siempre en Caracas. Porque siempre me acuesto hablando y sobre todo por la diferencia de horario, con mis hermanas y mis hermanos en Venezuela». A la luz de estas palabras, queda más que claro que el trastorno narcisista de la personalidad y las ideas delirantes de grandeza, permanecen inalteradas en el fuero interno del dirigente prófugo.
También realiza una especie de mea culpa moderado, admitiendo que cometió errores. Pero trata de aclarar que fueron metidas de pata “de implementación”. Luego añade que sus errores fueron “sin intención”. Imposible no recordar al Chavo del 8 con su «fue sin querer queriendo».
Y después de esa lavadita de rostro, tan poco convincente, López se lanza de lleno con el tema de las primarias. En su estilo primigenio de boy scout justiciero explica: “¿Qué es lo que nos toca? Reagruparnos; ¿Reagruparnos dónde? Abajo; ¿Con quién? Con la gente; ¿Con cuánta gente? Con mucha gente; ¿Y cómo hacerlo? Lo que está planteado en estos momentos es a través de un proceso de primarias».
Canas y sanciones
También desliza López que la metodología debe incluir mantener la “presión de las sanciones”, hasta lograr lo que él considera condiciones adecuadas para celebrar una primarias en la oposición y luego unas elecciones presidenciales.
Si vemos bien entre líneas, como es la única manera de leer a estos personajes, cuando se refiere a “condiciones adecuadas”, probablemente lo que en verdad quiere decir es que: desea ser uno de los posibles candidatos. Algo que no se atreve a mencionar frontalmente, pero va abonando el terreno en esa dirección. De hecho, ya ha comenzado a deslindarse de su Frankenstein político (Juan Guaidó), al señalarle como único responsable del robo y quiebra de la binacional Monómeros.
Pero López no es el único en reaparecer. Antonio Ledezma también tronó, o más bien trinó a través de la red social Twitter. Al menos él (Ledezma) sí fue más frontal que López y lo dijo con todas las letras. “Yo sí aspiro ser algún día presidente de la República, me he venido formando para eso. Y lo digo sin arrogancia, sin petulancia. He venido acumulando experiencia y estas canas no dejan sino conocimientos”, dijo el político, que reside en España tras evadir a la justicia venezolana.
Primarias excluyentes
Entretanto, Henrique Capriles Radonski, se apresuró a calificar las primarias bendecidas por su otrora compinche, Leopoldo López, como un proceso excluyente. El exgobernador de Miranda, deja entrever que también mantiene aspiraciones presidenciales a pesar de haber sido derrotado en dos oportunidades (2012 y 2013) y estar inhabilitado políticamente.
«Unas primarias excluyentes, unas primarias cerradas, no estoy de acuerdo. Sería un gravísimo error porque, ¿eso garantiza la posibilidad de una alternancia en el poder en el 2024? En mi opinión no», sentencia Capriles.
El instigador de las primeras guarimbas de este período, con su irresponsable llamado a descargar la “arrechera”, persiste en su ambición presidencialista, aunque tampoco lo diga de frente.
Los impresentables
Y este torneo de desfachatez, no sería lo mismo sin la presencia de Julio Borges y María Corina Machado. También sempiternos aspirantes a unas primarias de oposición; y también grotescos representantes de la derecha criolla más ultramontana.
El primero prófugo en Colombia por planificar un magnicidio con drones contra los altos poderes del Estado. Y la segunda apartada de la política, solitaria y objeto de burlas entre sus propias filas por su obsesión con una invasión de Marines en Venezuela. Pero ambos unidos en sus deseos de ocupar, algún día, la silla de Miraflores.
«Para que un candidato sea útil, tiene que haber una elección real. Para que aquí en Venezuela haya una elección de verdad, primero tenemos que elegir una nueva dirección política», ha asegurado la dirigente del partido Vente Venezuela en sus redes sociales.
Sin inhabilitaciones
Tampoco se puede perder de vista que personajes como Manuel Rosales, Henry Falcón y Henry Ramos Allup, siempre han sido aspirantes. Y sobre ninguno de ellos pesan inhabilitaciones políticas para participar en unas primarias de la oposición, como sí es el caso de López, Borges y Capriles Radonski.
Como se ve, ninguna cara nueva en esta larga lista de aspirantes. Muchos de ellos completamente descalificados, tanto moral, como legalmente. El sector de la población que adversa al gobierno nacional, pareciera estar condenado a sufrir la tragedia de un liderazgo sin personalidad, corrupto, desleal, antipatria, sin iniciativa y que bloquea sistemáticamente cualquier posibilidad de renovación.
Los guionistas de The Walking Dead no podían haberlo hecho mejor.