La inesperada muerte del máximo líder de la revolución bolivariana, Hugo Rafael Chávez Frías, fue sin duda un hecho que causó conmoción dentro y fuera del país. Las reacciones fueron diversas, desde las abrumadoras y masivas muestras de dolor de su pueblo, hasta la canallada de personajes de la política opositora interna, como Henrique Capriles Radonski, con su patético: “nadie se los va a devolver”. Sin embargo, poco después de su deceso se manejó una hipótesis, que con el paso de los años ha ido cobrando fuerza en ciertos espacios. Hay gente que asegura que a Hugo Chávez lo mataron y no murió de causas naturales.
Entre quienes así piensan destaca el connotado intelectual e investigador argentino, Atilio Borón y el periodista venezolano, Modesto Emilio Guerrero. Este último escribió un extenso libro sobre el tema que publicó recientemente, bajo el sugestivo título: ¿Quiénes mataron a Chávez? Cuatro sospechosos y un autor intelectual. En una línea similar el también investigador venezolano, Astolfo Sangronis, publicó el texto: La muerte de Hugo Chávez. La vida por su pueblo.
Lógica criminal
Si lo vemos desde la óptica policial, de resultar cierta la hipótesis que plantean Borón, Sangronis y Guerrero, obviamente estaríamos en presencia de un crimen. Y ese crimen, como es lógico, tendría un móvil, una metodología, unos autores materiales y un autor intelectual.
Guerrero afirma en su investigación que sobre la muerte de Chávez existen sólo dos variables o posibilidades:
“Que murió de causa natural a causa de un sarcoma surgido en la zona frontal nasal que reapareció un año más tarde en su zona pélvica, o que murió por algún tipo de cáncer inducido mediante nanotecnología por motivaciones político ideológicas”.
En vista de todo lo que representaba Chávez no sólo a escala nacional sino continental y mundial, Guerrero considera que existen suficientes elementos, para pensar que ocurrió lo segundo. Lo mismo piensa Borón.
Hipótesis polémica
“Un gobierno del Estado Norteamericano fue el autor intelectual de su muerte con apoyo operativo de la Mossad y/o de la CIA, y la actuación directa, personal, in situ, de alguno o alguna de las personas que asistían al líder bolivariano desde 2002”, asegura Guerrero.
Con respecto al autor intelectual, parece que a estas alturas y después de todo lo que ha ocurrido en el país, no sería nada descabellado pensar que unas élites supremacistas e inmorales a rabiar, sean perfectamente capaces de cometer semejante crimen.
A fin de cuentas, un extenso prontuario de invasiones y asesinatos selectivos de líderes políticos, sindicales y campesinos dan muestras contundentes de la letalidad de esos poderosos grupos.
En tal sentido, Guerrero precisa que Chávez estuvo en la mira de esas élites norteamericanas en 26 ocasiones. Y además fue amenazado públicamente en varias oportunidades por altas personalidades de la política internacional.
Chávez se caracterizó por su defensa sin ambages del pueblo. Y alcanzó resonantes victorias continentales como la derrota del ALCA (2006); y la creación de Petrocaribe, Telesur, el ALBA y la conformación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, entre otras. Su influencia “políticamente incorrecta”, se expandía como la verdolaga, basada en un liderazgo arrollador y carismático. De manera que los motivos para querer desaparecerlo del escenario sobraban.
¿Es posible?
No obstante, si bien puede haber poco espacio para la duda en cuanto al posible móvil y al posible autor intelectual de este macabro planteamiento; el ítem referido a la metodología, es decir a la forma en que se habría logrado el acto criminal, es algo que se presta para la polémica.
Y es que al estar tan vinculado a los adelantos tecnológicos de esta era, aún no existe el suficiente conocimiento para que pueda ser aceptado como algo perfectamente posible. Pero se sabe que los avances en el campo de la nanotecnología incluyen el desarrollo de nuevas nanopartículas, que están siendo usadas en el en el campo de la oncología.
Estas nanopartículas sirven “no sólo como nuevos vehiculizadores de drogas capaces de dirigirlas a lugares específicos al mismo tiempo que disminuyen sus efectos sistémicos; sino como mediadores para generar calor localizado (hipertermia), como terapia antitumoral y para la localización y visualización de este tipo de patología”.
Aplicando una lógica inversa, se cree que así como pueden servir para curar, estas nanopartículas en las manos incorrectas, pueden servir para dañar. Luego de realizar un curso intensivo sobre nanobioteclogía en Cuba, el escritor, Atilio Borón, explica que sí existen los mecanismos para inducir el cáncer.
A cualquiera
“Hoy en día es una tecnología que te la pueden aplicar a vos, a mí, a cualquiera de nosotros. No se inocula a través de nanocélulas. No hay que pinchar nada. Simplemente te metés reiteradamente en el café, en un guiso, en lo que sea en un olor”, señala.
Borón va más allá y asegura que la técnica aplicada para enfermar al Comandante Chávez fue la depuración de intentos anteriores con otros mandatarios suramericanos de tendencia progresista.
“Esto es un salto tecnológico, lo de Chávez, porque antes habían tratado de inducir el cáncer a través de radiaciones por micrófonos. Preguntáte por qué Lugo (Fernando, expresidente de Paraguay); Lula (Da Silva, expresidente del Brasil), Dilma (Rousseff, expresidenta de Brasil), Cristina (Fernández, expresidenta de Argentina) y Evo (Morales, expresidente de Bolivia), tuvieron problemas de tumores o afecciones en la zona alta ¿Sabes cómo es la cosa? Micrófonos cargados con partículas radioactivas y un tipo que está allá al fondo de la sala de conferencia teclea hacia un celular un código de 16 dígitos y empieza a hacer microradiaciones. Todos tuvieron un tumor cancerígeno”.
Pruebas de laboratorio
El intelectual argentino incluso sostiene que la hipótesis del asesinato de Chávez ya ha sido comprobada. Según declaraciones ofrecidas recientemente asegura que ya fueron practicadas pruebas en algunos tejidos pertenecientes al Comandante Chávez. Aseveró que hay un laboratorio de gran prestigio que determinó que el cáncer que padeció era sintético; es decir, provocado.
“Los tejidos de Chávez los mandaron a seis laboratorios distintos en el mundo. Los seis más capos del mundo oncológico, bajo condiciones de absoluta anonimidad. (…) El diagnóstico de tres laboratorios fue: primero un tipo de cáncer extrañísimo, que sabían por libros que podía existir, pero que nunca lo habían visto. Pero uno de los laboratorios fue más allá y dijo: este no sólo es extrañísimo, pero además es un cáncer prefabricado un producto sintético de laboratorio”, expresó Borón.
¿Quién lo ejecutó?
De ser finalmente cierta la hipótesis del homicidio, hay que preguntarse quiénes fueron los autores materiales. Es decir, a quién le correspondió la abominable tarea de traicionar la confianza en ellos depositada.
Según Guerrero, los cuatro indiciados serían: 1) El capitán de Corbeta, Leamsy José Salazar Villagrán; 2) su esposa, la Capitana del Ejército, Anabel Linares Leal; 3) El Capitán del Ejército, Adrián Velásquez Figueroa y 4) su esposa, la sargento Mayor Claudia Patricia Díaz Guillén.
Todas estas personas formaron parte del primer anillo de seguridad del Comandante Chávez y están actualmente en Norteamérica. “Los cuatro permanecen desde 2014 bajo la protección y seguridad del gobierno de Estados Unidos y disfrutan de una nueva vida colmada de privilegios”.
El posible autor intelectual de este crimen ha arreciado su ensañamiento contra Venezuela y su pueblo. Sin embargo, tras duros años de resistencia comienzan a vislumbrarse mejores tiempos para el país. Es de esperar que esta polémica hipótesis sea investigada a profundidad por los organismos competentes, para que sea negada o comprobada en forma definitiva.
