Aunque María Corina Corina Machado reaparece en la escena política venezolana matizando su verdadera esencia con forzados barnices de lideresa popular, la verdad es que esta polémica dirigente es idéntica (política e ideológicamente hablando) a nefastos personajes de la extrema derecha suramericana como el expresidente argentino Mauricio Macri.
Coincidencialmente, ambos (Macri y Machado) son ingenieros de profesión y también están estrechamente vinculados a grupos de marcado poder económico, dentro de sus respectivos países. Los dos han construido una narrativa radicalmente antipopular, que proyecta con vehemencia el desprecio hacia cualquier tipo de iniciativa vinculada a programas sociales. Pero, y esto es quizás lo más importante, los dos representan a una clase política dispuesta a hacer cualquier cosa, con tal de gozar de los favores de quien consideran su amo supremo: la élite gubernamental norteamericana.
Sicariato económico
Hace 18 años, cuando todavía no estaban suficientemente claras las intenciones de Machado, la entonces dirigente de Súmate, exhibía como uno de los mayores logros de su incipiente carrera política, la entrevista privada que le concediera en la Oficina Oval, el expresidente, George W. Bush. La activista ni se inmutó frente al prontuario delictivo de uno de los mayores mentirosos y genocidas de la historia contemporánea mundial.
También fueron célebres las reiteradas muestras de completa sumisión que el expresidente argentino Macri siempre brindó frente a su líder, el también exmandatario Donald Trump. La estadía de Macri al frente de la Casa Rosada fue breve y aparatosa. Llegó envalentonado prometiendo estabilizar la economía, mediante drásticos ajustes y salió por la puerta trasera, con altísimos índices de rechazo y empantanado en grotescos casos de corrupción.
Si vemos en detalle, tanto Machado como Macri son en realidad fichas activas de un sistema de sicariato financiero internacional. Ambos funcionan como bisagras, para consumar la fase de despojo, por la vía que supuestamente se denomina como “democrática y pacífica”. Esto es, el robo mediante la coacción y el chantaje económico (privatizaciones y endeudamiento). Y es que estos personajes tienen un amo bien definido (EE.UU). Por tanto, carecen por completo de autodeterminación. Sus gestiones siempre estarán al servicio de intereses foráneos. Es decir, siempre en contra de sus propios países.
Un trabajo ya hecho
“Nosotros los sicarios económicos, somos la primera línea de defensa. Vamos ahí y tratamos de corromper al gobierno y convencerles de aceptar esos enormes préstamos, que luego utilizamos para básicamente adueñarnos de ellos. Si fallamos como fallé en Panamá con Omar Torrijos y en Ecuador con Jaime Roldós, hombres que se negaron a ser corrompidos, entonces la segunda línea de defensa es enviar a los chacales. Y los chacales o bien derrocan al gobierno o bien asesinan a sus líderes. Y una vez que eso suceda un nuevo gobierno entra y por su puesto se atiene a las instrucciones, porque el nuevo presidente sabe lo que pasará si no lo hace”, John Perkins, ex jefe de economía de Chas. T. Main Inc., y autor del libro Confesiones de un sicario económico.
En el caso de Macri no fue necesario que uno de estos sicarios económicos le corrompiera. Tampoco hubo que enviar chacales. Desde antes de ganar las elecciones ya estaba claro en favor de quien gobernaría. Algunos indicadores de su nefasto mandato son elocuentes. El dirigente argentino “se vio obligado” a acudir al Fondo Monetario Internacional (FMI) y pactar un préstamo de más de US$ 50.000 millones.
Como se ve el mandado de los chacales ya estaba hecho. La gestión de Macri sirvió en bandeja para los buitres financieros a la maltrecha economía argentina. Y las consecuencias las pagan, como siempre, las clases populares. A ver: más inflación (una de las terceras más altas del mundo); mayor desempleo (se incrementó de 7,1 % a 10,1 %); y mayor devaluación del peso argentino con una pérdida del 40% de su valor frente al dólar. Tan sólo entre abril y octubre de 2019 (último año del mandato de Macri), se “esfumaron” 30.000 millones de las reservas internacionales de ese país.
El espejo de Macri
Es oportuno recordar la pésima gestión económica de Macri. Sobre todo porque sus promesas electorales se parecen mucho a las de María Corina Machado. Estamos hablando de “restablecer la confianza”. Abrirse a los mercados financieros internacionales (FMI, Banco Mundial y otros), reducir el Estado a su mínima expresión (despidos masivos en la Administración Pública). Y privatizar las empresas estatales, así como permitir que los capitales se autorregulen. Esto último aunque parece un chiste malo, para ellos es una realidad.
Evidentemente, el sustrato ideológico de estas propuestas abreva de la fuente original del liberalismo económico. Ello a su vez daría pie al neoliberalismo más contemporáneo, instaurado como nuevo recetario por los gobiernos de Ronald Reagan y Margaret Thatcher (Consenso de Washington). Tampoco es causalidad que en cierta prensa española a Machado se le designe como la “dama de hierro de la oposición venezolana”.
Por eso aunque en lo económico se refiere a su propuesta, eufemísticamente, como “capitalismo popular”, en realidad su programa es un calco al carbón del recetario neoliberal. Por supuesto, el plan Machado incluye en primer lugar las privatizaciones de PDVSA y de las metalúrgicas estatales; al igual que la eliminación de todos los subsidios. Aboga por una disciplina fiscal y las desregulaciones, entre otras.
Entrega masiva
“Hay que a ir a un proceso masivo, transparente e impecable donde vamos a privatizar cientos de empresas que tiene el Estado. Yo sí creo en la iniciativa privada, pero para eso tiene que haber Estado de derecho y respeto a la propiedad privada. Hay algunos que quieren llegar al poder para que las empresas sean de ellos. No, nosotros queremos llegar al servicio público para darle poder a la gente“, aseveró.
Cuando dice darle el “poder a la gente”, en realidad es una forma bastante ridícula de disimular sus verdaderas intenciones. En verdad, está hablando de poner esas empresas estratégicas del Estado en manos de grandes capitales privados. Estos las usufructuarán para su propio y exclusivo beneficio. Así se consumaría una de las viejas tácticas del sicariato económico: dejar a los países ahogados en deudas y quedarse ellos con los principales activos. La propia trampa caza bobos.
Tal como hizo Macri en su momento, no hay una sola idea original en la propuesta de Machado, como no sea plegarse completamente al sistema de sicariato económico internacional. Gustavo García, uno de sus asesores lo deja muy claro: “Un objetivo central de la recuperación y relanzamiento acelerado de la economía, es generar masivamente empleos formales y bien remunerados, y recuperar el sistema de seguridad social para garantizar una vida digna a cada ciudadano”, sostuvo.
Caramelos y garrotes
Primero ofrecen los caramelos y después pegan los garrotazos. “¿Cómo vamos a lograr esto? Primero, entrando en contacto con los entes internacionales financieros para desarrollar un programa de inversiones en infraestructura pública y en los servicios de educación y salud. Segundo, sentándonos con los acreedores de la deuda financiera privada. Y ofrecerles que esa deuda se reestructure, para que sea sostenible en el largo plazo para Venezuela. Eso lo vamos a complementar de manera importante mediante un programa de intercambio de deuda por acciones en las empresas que vayan a ser sometidas a un proceso masivo de privatización”, explica García.
Como se dice en buen criollo, más claro no canta un gallo. El tiburón neoliberal que en algún momento denunció Rubén Blades en sus canciones, nunca ha dejado de estar al acecho. Huelga decir que Machado en ningún momento ha tenido la valentía de cuestionar el criminal mecanismo de más de 900 medidas unilaterales y coercitivas contra el país.
Genuflexos
No puede hacerlo porque ella en su fuero interno estuvo y está de acuerdo con ese plan macabro que tanto daño y sufrimiento ha ocasionado. Inclusive, pidió abiertamente y en varias oportunidades una invasión de tropas extranjeras contra el país. Algo que en cualquier otra nación hubiera dado pie como mínimo a una inhabilitación política.
Con personajes tan genuflexos como Macri y Machado el sistema de sicariato económico internacional no requiere ni de chacales ni de sanciones. Ellos por si mismos se aprestan a entregar la soberanía de sus países, obteniendo enormes beneficios para sus grupos económicos. La gente de a pie no les importa, ni les importará jamás. ¿Alguien puede dudar que María Corina Machado es idéntica a Mauricio Macri?
