La geopolítica confirma una vez más que, en el mundo hiperglobalizado de la actualidad, todo tiene conexiones. Así la guerra desatada en Ucrania a más de 10 mil kilómetros de distancia de Caracas ha tenido repercusiones directas en la política internacional de EEUU hacia Venezuela. Motivados por múltiples factores altos representantes de la Casa Blanca han terminado de dar marcha atrás al absurdo del interinato. Y así, como se dice popularmente, la administración de Joe Biden dejó a Guaidó como la guayabera.
En realidad no se trata de un giro inesperado, ya la derrota del anterior presidente estadounidense, Donald Trump, había significado un enfriamiento progresivo del apoyo a Guaidó. Este último naufragaba entre la indiferencia de Washington y las renuncias masivas de su supuesto gabinete. Sin embargo, todo parece indicar que la administración Biden forzada por las circunstancias ha terminado de dar un viraje en sus relaciones con Miraflores.
Agua helada
La prensa internacional, siempre muy atenta a los sucesos en Venezuela, reseñó con sorpresa que altos representantes del gobierno de Joe Biden, se habían reunido con el primer mandatario de Venezuela, Nicolás Maduro. La noticia cayó como un verdadero balde agua helada sobre los pocos seguidores de Guaidó, que aún sueñan con la calenturienta idea de una invasión de marines al país.
Posteriormente, el propio presidente Maduro confirmó públicamente la especie, describiendo la reunión como “respetuosa, cordial y muy diplomática”. La lectura obvia de este trascendental acontecimiento es que: con este viraje Biden reconoce en los hechos que la única autoridad, democrática, legal y constitucional en Miraflores se llama Nicolás Maduro.
Asimismo, este evento implica que el país con mayor poder, que sustentaba todo el respaldo internacional a Juan Guaidó lo ha dejado en el aire. Las reacciones airadas no se han hecho esperar, desde el senador Marco Rubio, hasta los periodistas venezolanos radicados en el exterior Carla Angola, Leopoldo Castillo y César Miguel Rondón. Todos han puesto como se dice el grito en el cielo.
Quizás la reacción más airada haya sido la del periodista mexicano de la transnacional CNN, Fernando del Rincón, quien prácticamente se quedó sin habla en una emisión en vivo.
¿Por qué ocurre?
Ahora bien las causas de esta decisión, tienen sus antecedentes muy asociados al tema energético. Ya gradualmente los Estados Unidos habían venido autorizando una flexibilización progresiva de las criminales medidas coercitivas y unilaterales contra el país.
Iniciando el 2021, el Departamento del Tesoro de EEUU prorrogaba hasta el 1° de diciembre de ese año, la licencia que permite a la petrolera estadounidense Chevron continuar con sus operaciones esenciales en el país. También ese mismo año, se levantaron las sanciones para las operaciones con gas licuado de petróleo.
Todo venía confirmando las expectativas que se generaron con la salida de los republicanos del poder y la llegada de los demócratas a la Casa Blanca. Pero también pone de manifiesto que el verdadero motivo de la obsesión de EEUU con Venezuela se llama: petróleo.
Cambio geopolítico
Empantanado en Medio Oriente con las desastrosas experiencias de Irak y Afganistán, EEUU se lanza al ataque contra Rusia, a través de Ucrania. Obviamente utilizando un aliado más bien servil como la Unión Europea. Toda la atención de su política militar y diplomática recae sobre este escenario.
Asimismo, la tanda de medidas sancionatorias contra Rusia ha tenido un impacto directo en las cotizaciones del crudo y el precio del combustible. Esta situación de extrema tensión desatada con la guerra hace temer por una escalada bélica aún mayor de consecuencias impredecibles.
El propio Jefe de Estado venezolano, Nicolás Maduro, ha expresado la preocupación del Gobierno criollo por la escalada en Ucrania. “Estamos tocando la campana de alerta”. Por ello se ha reunido con el Alto Mando de su administración, para establecer medidas en el campo político de alcance nacional e internacional.
Precios en alza
La consecuencia inmediata de toda esta turbulencia ha sido un repunte de los precios del crudo y también de la gasolina. Los mercados internacionales de la energía fósil han experimentado una tendencia alcista, que apenas parece comenzar.
Los precios de los crudos marcadores Brent del mar del Norte y West Texas Intermediate treparon hasta US$ 127,98 y US$ 123,70, respectivamente. Y las previsiones de algunos analistas refieren que si continúa el cerco de sanciones contra Rusia, el barril de petróleo podrá dispararse hasta los 300 dólares. Mientras que la gasolina en el mercado norteamericano ha alcanzado precios récords de hasta 4,25 dólares el galón–
La magnitud de esta crisis energética ha sido tal, que ha llevado a Washington a considerar abiertamente la posibilidad de que Venezuela retome las ventas de crudo hacia ese país.
De hecho, luego que el Gobierno norteamericano anunciara su intención de comprar petróleo venezolano, el presidente Maduro, ha reiterado que la nación está en condiciones de aumentar su producción de crudo. Y con ello contribuir a estabilizar el mercado internacional de combustible fósil.
“Estamos preparados para crecer uno, dos, tres millones de barriles (diarios) si hiciera falta para la estabilidad del mundo”, ha señalado Maduro.
Una vez más Venezuela confirma su carácter de potencia energética internacional. También se reafirman las expectativas de retomar el crecimiento económico, para volver a la senda de la prosperidad. Por otro lado, Guaidó también confirma que ha perdido lo poco que le quedaba de su fantasía gobernante: el apoyo norteamericano.
