Los tiempos en que EEUU hacía su voluntad y al resto de las naciones no les quedaba otro remedio que acatar sin chistar, van siendo cosa del pasado. Entrampado por las negativas consecuencias del conflicto bélico promovido en Ucrania, al presidente Joe Biden no le ha quedado otra salida que recular y aprobar la continuidad de Chevron Texaco en el país, según informaron recientemente varios medios de manera extraoficial.
La medida se produce como una jugada forzada, en un tablero geopolítico que se complica más cada día, con precios del crudo por encima de los 120 dólares por barril ($/BL). Y, además, termina de decretar el fracaso rotundo de la criminal política de sanciones económicas aplicada contra Venezuela.
De acuerdo con la agencia de servicio global de noticias financieras, First Squawc, Estados Unidos autorizó a Chevron a que empiece a reanudar sus operaciones en territorio venezolano. Y se espera que los anuncios se formalicen la próxima semana en el marco de los acercamientos entre los gobiernos de Joe Biden y del primer mandatario venezolano, Nicolás Maduro. Esto termina de dejar completamente en el aire a un presidente de utilería como Juan Guaidó, del que ya nadie se ocupa ni se preocupa.
Mundo pluripolar
Recular como han hecho los jerarcas norteamericanos, ni siquiera se puede interpretar como un signo de pragmatismo, como han tratado de hacer ciertos voceros de la prensa internacional más complaciente. Al contrario, es un síntoma inequívoco de la decadencia de la hegemonía estadounidense y la constatación de un mundo pluripolar, donde las voces de China y Rusia, cada vez tienen mayor peso.
Tanto el sociólogo argentino Atilio Borón, como el historiador venezolano Vladimir Acosta, coinciden en esta idea. Para ambos, el poderío norteamericano y su peso en la escena internacional cada vez está más mermado. Y por eso cada vez tienen menos capacidad de imponer su visión sin condiciones.
Borón recuerda que fue Biden el que tuvo que enviar emisarios a Miraflores. Igualmente, el escritor señala que la Casa Blanca se ve obligada a realizar estos acercamientos, ante la imposibilidad de sustituir el gas ni el petróleo ruso. De acuerdo con el analista argentino no hay disponibilidad en el mercado para garantizar la calefacción de Europa y el funcionamiento del 40% de la industria alemana.
Guagua en reversa
Por su parte, Acosta asegura que el cerco de sanciones aplicado contra Rusia además de criminal tendrá graves consecuencias. “El resultado es que EU acentúa su decadencia quebrando el mercado mundial y sus libres intercambios, mientras el continente imbécil que es Europa va rumbo a suicidarse por órdenes del amo al que sirve con docilidad perruna en contra de sus propios intereses”.
Por otro lado, Venezuela reafirma su carácter estratégico como un país potencia en lo energético. No hay que olvidar que en el subsuelo venezolano se encuentra la primera reserva mundial de crudo. Un reservorio por encima de Arabia Saudita, con un poco más de 300 mil millones de barriles.
Obsesión gringa
Datos probados y comprobados que confirman el verdadero interés de la obsesión norteamericana con nuestro país. De hecho, medios estadounidenses como The Wall Street, han publicado versiones, según las cuales altos directivos de Chevron y lobistas de la importante empresa norteamericana habrían ejercido fuertes presiones sobre Biden para que terminara de adoptar esta resolución.
Y no se trata de una versión descabellada. Al fin y al cabo, Chevron tiene un campamento importante en Petroboscan, que producía mucho petróleo. Sin embargo, esa actividad declinó a raíz de las sanciones de 2017 y las restricciones a la comercialización del crudo venezolano. Entonces se dedicaron fundamentalmente a mantener el mínimo de actividad sin mayores inversiones para incrementar la extracción.
José Gonzales, director de la consultora GCG Advisors, ha señalado que una vez se formalice la decisión de Biden, puede haber un repunte importante de la producción venezolana, seriamente afectada por el bloqueo.
Más producción
“Venezuela puede pasar rápidamente de producir esos 600.000 a 700.000 barriles de petróleo a producir, sin ningún problema, en meses, 1,3 e incluso 1,4 millones de barriles diarios. Chevron lo puede hacer porque no se fueron del todo de Venezuela y además conocen el mercado y tienen la capacidad”, sostiene González.
Mientras terminan de crujir los cimientos del viejo orden unipolar que EEUU pretendió imponer a la humanidad, Venezuela reafirma la plena soberanía en el control y manejo de sus recursos energéticos.
Por otra parte, esta semana se produjeron unas declaraciones que sorprendieron a propios y extraños. El presidente Biden admitía que nos encontramos en un punto de inflexión en la economía mundial.
Nuevo orden mundial
“Pero no solo en la economía mundial. Esto ocurre 3 o 4 generaciones. Como uno de mis mejores militares dijo en una reunión de seguridad el otro día, 60 millones de personas murieron entre 1900 y 1946. Y hemos establecido un orden mundial liberal que no había pasado antes y mucha gente murió, algo sobre un caos. Y ahora las cosas están cambiando va a haber un nuevo orden mundial ahí afuera y tenemos que liderarlo y unir al resto del mundo libre”, expresó Biden.
Más allá de las cínicas referencias a la libertad, las palabras de Biden admiten la turbulencia del mundo actual; así como una nueva reconfiguración del tablero internacional. Lo que no dice es que EEUU corre el riesgo de ser destronado definitivamente.
El riesgo en esta hora de decadencia imperial es que a la cúpula norteamericana se le vuelen los tapones y activen una conflagración nuclear. Una advertencia que han hecho varias veces Acosta, Borón y también Noam Chomsky, entre otros. Crucemos los dedos para que ello nunca ocurra y prive algo de sindéresis en la desvencijada política exterior norteamericana.