Se aproxima el invierno en Europa y las alarmas se encienden en medio de una escasez de gas que se procuró el Viejo continente al tomar partido en el conflicto Rusia-Ucrania, en contra de la nación que dirige Vladimir Putin. Es así como la dependencia del bloque comunitario hacia el suministro ruso está marcando una crisis energética sin precedentes.
Los pronósticos no son nada alentadores. Lo que, en líneas generales, se machaca hasta la saciedad es que el pueblo debe hacer la mayor cantidad de sacrificios posibles para que haya gas, luz y calefacción cuando llegue la inclemencia de las más bajas temperaturas.
Ya la escalada en los precios del gas llevó a máximos las facturas eléctricas en este verano. Durante el frío no se cree que sea muy distinto. Rusia, por su parte, disminuye desde el Nord Stream el flujo hacia sus vecinas que han decidido sancionarla ilegalmente y se procura nuevos socios comerciales (es el caso de Pakistán, Indonesia y Brasil). Entretanto, las familias europeas quedan a la espera de la puesta en vigor de un nuevo paquete de medidas que se aprobó en medio de tensiones entre los 27.
“No hay suficiente gas en Europa”
El medio Bloomberg, en nota de Todd Gillepsie y François De Beaupuy, publicada el pasado jueves 15 de septiembre, da luces sobre el panorama. “El miércoles, la Reseau de Transport d’Electricite de Francia dijo que probablemente tendrá que pedirle al país que reduzca el consumo varias veces este invierno para evitar apagones continuos“, reseña.
De hecho, las estatales de Francia e Italia ya cortaron a algunos grandes usuarios industriales y redujeron el voltaje. Incluso envían pedidos masivos a los hogares para reducir el consumo de electricidad. Esto para evitar un colapso de los sistemas de suministro de electricida.
Para Europa, mucho dependerá del clima en los próximos meses. “Pequeños cambios de temperatura pueden cambiar radicalmente las necesidades de energía”, añade. Y la cuestión es que, por ejemplo, “en Francia, una caída de 1 grado centígrado generalmente aumenta la demanda de energía en unos 2400 megavatios. Esto es la producción de aproximadamente dos de sus 56 reactores nucleares”.
Agrega declaraciones de Ed Birkett, jefe de energía y clima de Onward, un grupo de expertos con sede en Londres, según las cuales “no hay suficiente gas en Europa”. “Si la demanda no se reduce, las empresas se verán obligadas a desconectarse de la red. En un escenario extremo, los hogares podrían verse obligados a desconectarse de la red”, sumó.
Paquete en medio de tensiones
El Ejecutivo comunitario dijo el miércoles que apuesta por dos medidas a corto plazo. Una de ellas es recortar los beneficios de las empresas generadoras de energía que no dependen del gas. Otra, imponer una nueva contribución a las petroleras. La presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen dijo que en esta coyuntura “está mal recibir beneficios récords al beneficiarse de la guerra y a costa de los consumidores”.
La propuesta medular es una regulación que insta a los gobiernos a reducir el uso general de electricidad en un 10%. Igualmente una reducción obligatoria del 5% en horas pico.
Asimismo, en su alocución, von der Leyen detalló que el bloque espera recaudar 140.000 millones de euros con nuevos impuestos. Resuena con fuerza un interrogante. ¿Acaso la gente común terminará pagando las consecuencias de las decisiones guerreristas de los gobernantes?. No pocos analistas coinciden en que Europa se ha embarcado en un suicidio económico.
Además, la Comisión Europea informó que trabaja en un nuevo precio de referencia que cubra las entregas de buques cisterna de Gas Natural Licuado (GNL) a las terminales de regasificación de la UE. Según el centro de estudios Bruegel, estas importaciones aumentaron un 44% en lo que va de 2022.