Este jueves, Estados Unidos convocó una reunión pública del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para discutir el conflicto de Ucrania.
Así lo informó a través de un comunicado la embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Linda Thomas-Greenfield, quien además indicó que «más de 100.000 tropas rusas están desplegadas en la frontera ucraniana«.
Atribuyó que «Rusia está llevando a cabo nuevos actos desestabilizadores dirigidos a Ucrania; que suponen una clara amenaza para la paz, la seguridad internacionales y para la Carta de la ONU«.
Rusia no plantea una guerra
Este jueves, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia ofreció declaraciones sobre el conflicto con Ucrania. A través de una rueda de prensa; el portavoz de prensa, Alexéi Záitsev indicó que la nación no plantea una guerra contra ese país.
Asimismo, Záitsev destacó que sin la supuesta ayuda de Occidente; el conflicto entre Rusia y Ucrania podría resolverse en un tiempo más corto.
«Estamos convencidos de que sin la llamada ayuda occidental; el conflicto en el este de Ucrania se habría resuelto hace tiempo. Y el propio conflicto, que comenzó cuando los nacionalistas llegaron al poder; muy probablemente no se habría producido«, declaró.
Asimismo, Rusia espera que los países miembros de la OTAN, cesen sus ideas de conflicto con Ucrania y que no sigan involucrándose en asuntos internos.
Enfatizó que las declaraciones de Stoltenberg continúan creando un trasfondo negativo entorno a las conversaciones en materia de seguridad.
«Toda la planificación militar de la OTAN está subordinada al mismo objetivo de disuadir a Rusia y lograr la superioridad en todos los posibles teatros de guerra y en todos los entornos operativos», declaró el representante ruso.
En consecuencia, el máximo representante de la diplomacia en Rusia, Serguéi Lavrov declaró que Estados Unidos no ha tenido «reacción positiva« sobre Ucrania.
Finamente, sobre este mismo tema Lavrov indicó, que será el presidente Vladímir Putin quién tome una decisión final sobre el futuro en las relaciones entre Moscú, Washington y la OTAN.