La migración es un tema que da para todo, historias exitosas, familias separadas o historias de fracaso son las más comunes. Cada experiencia es diferente y es así en cada país, sin embargo, todos los protagonistas de las migraciones tienen algo en común, no es fácil.
En el caso de las relaciones de pareja el proceso se vuelve diferente. A simple vista se pudiera pensar que las personas que viven la migración juntas permanecen unidas, pero la realidad es otra.
En Venezuela muchas familias han migrado, sin embargo, un informe final de la frontera Nororiental de este año refiere que la mayoría de las personas que salen por la frontera con Colombia son jóvenes en pareja.
Consecuencias de la migración
Coromoto Alvarado, terapeuta de parejas aseguró a Venezuela News que la migración deja un choque emocional fuerte en las personas. Destaca que aunque muchos saben manejarlo, no es lo común, por el contrario la mayoría de las parejas que emigran juntos se separan al poco tiempo.
“Ocho de cada 10 parejas que emigran terminan separadas, eso es una cifra alarmante y una descomposición social importante“, dijo.
Explicó que salir de su país natal representa un riesgo que nadie conoce y que muchos no saben afrontar.
“Las razones son varias y la mayoría están relacionadas con la parte emocional. Hay casos donde alguno de los dos se enamora de otra persona y acaba la relación, eso pasa a diario. La diferencia es que estando en otro país, sin más familia, es un choque“, dijo.
Destacó que el miedo al fracaso es otra razón. “Hay quienes por temor a fracasar deciden quedarse solos y aventurarse. Esta decisión también es común, pero no deja de ser un paso negativo que se le conoce como el autosabotaje“, explicó la especialista.
Las voces de la migración
Venezuela News te trae algunos testimonios de quienes en medio de la migración han sido abandonados o decidieron seguir el camino solos.
Yusmary Cepeda emigró en el 2018 a Argentina con su pareja Arturo Ocampo, tras dos meses de estadía en ese país Arturo decidió culminar la relación.
“Conseguimos trabajo los dos en una empresa de comida rápida y él se enamoró de una compañera de trabajo. Ella tenía estabilidad ya que era argentina y se fue con ella. Es una situación que te deja en la calle como decimos los venezolanos“, contó jocosamente después de 4 años de aquel momento.
Aseguró que esta situación se repite mucho entre sus conocidos que han migrado.
El caso de Liliana Urbina es diferente, tras 1 año residenciados en Estados Unidos, Oscar, su pareja desde hace 8 años no volvió más a la casa que compartían.
“Desde que llegamos encontramos muchas dificultades y creo que eso lo afectó. No estaba acostumbrado a pasar trabajo. Un día no volvió más, me cansé de buscarlo por todos lados y no llegó. A los tres meses me enteré que se había ido a México, él consideró que allá podía tener mejor calidad de vida“, dijo.
La vida de Lilia tomó otro rumbo debido a que los gastos que ambos compartían ahora debía asumirlos sola.
También están los que se regresan, como Rossana, una venezolana que, tras llegar a Chile con su pareja, a los 5 meses decidió regresar. En este caso Rossana se regresó sin decir nada.
“Tenía temor de lo que pudiera querer él, yo estaba frustrada e incómoda, no me acostumbraba a tener tantos gastos y esforzarme tanto“, contó.
Sin embargo, tampoco tuvo el valor de contarle a su pareja sus miedos. Se regresó a Venezuela y desde ahí le informó su decisión.
Ante los testimonios, la especialista explicó que al emigrar en pareja se debe tener en cuenta las necesidades de cada quien.
“Conocerse bien es fundamental, saber si se tienen o no necesidades en común. Además, es importante saber que se corre el riesgo de caer en la monotonía, en especial si no se tienen afectos cercanos más que la pareja.“, concluyó.
Destacó que este tipo de historias son más común en los jóvenes.
