Cientos de victimas de abuso sexual en el mundo son cuestionadas por la justicia por no defenderse o intentar huir de la agresión, de hecho en muchos casos cae sobre ellas la sospecha de que hubo consentimiento. No obstante, expertos en neurociencia tiene una explicación a esta reacción.
Especialistas de la University College de Londres elaboraron un artículo para la Nature Human Behaviour, donde detallan con argumentos científicos por qué ocurre esto. Según exponen en el texto, el miedo y la amenaza provocan que las personas se «congelen» y permanezcan inmóviles. En el documento afirman que esas sensaciones les generan una incapacidad de movilizarse por lo que en ocasiones tampoco pueden manifestar su rechazo.
De acuerdo con los creadores del estudio, Patrick Haggard y Ebani Dhawan, dicha inmovilidad de algunas víctimas de abuso sexual es «totalmente involuntaria». Asimismo, su investigación arrojó que cuando hay situaciones de amenazas, puede haber un bloqueo de los circuitos neuronales. Estos a su vez son los responsables de brindar control voluntario sobre los movimientos del cuerpo.
«La ley ha reconocido durante mucho tiempo las defensas de «pérdida de control» y puede otorgar responsabilidad disminuida en situaciones específicas, en las que la evidencia muestra que las acciones se realizaron fuera del control voluntario. Esto puede incluir algunas condiciones médicas, como trastornos del sueño, junto con situaciones extremas como el control coercitivo y la activación emocional», aseveraron.
Los especialistas indicaron que su trabajo podría «ayudar a evitar que se culpe a la víctima de manera inapropiada«. Además, esperan llamar la atención de la sociedad sobre «la importancia crucial del consentimiento activo».29
