Este domingo 12 de junio, el diplomático venezolano Alex Saab cumple dos años desde su secuestro, en Cabo Verde, sin orden de captura ni notificación de alerta roja de Interpol.
El bloqueo, recurrente práctica de Estados Unidos contra los pueblos que se insubordinan a sus designios, impedía (e impide aún) a Venezuela comprar materias primas, medicinas, combustibles, maquinarias, entre otros bienes y servicios necesarios para la subsistencia.
Entonces, considerando la disposición de Alex Saab para ayudar, con su estructura empresarial de larga data, el Gobierno venezolano, a través de su Cancillería, decidió nombrarle enviado especial de la República, en abril de 2018. Es decir, se le otorgó el estatus de diplomático para que le fuera posible cumplir las misiones encomendadas sin que su vida estuviera en peligro; considerando que la Convención de Viena sobre relaciones diplomáticas (1961) establece en su artículo 29 inmunidad e inviolabilidad de las personas con estatus diplomático. En consecuencia, no pueden ser objeto de ninguna forma de detención y arresto.
Emboscada
Meses antes, Estados Unidos había solicitado a Alex Saab dejar de ayudar a Venezuela con sus gestiones antibloqueo; de lo contrario, serían sancionados él y varios de sus familiares. Después de dos exitosas misiones humanitarias en marzo y abril de 2020, en junio de ese año, Alex viajaba a Irán. La idea era gestionar insumos de primera necesidad. Esta vez no solo era el bloqueo, se sumaba la pandemia de la covid-19 que el mundo enfrentaba con desasosiego e incertidumbre.
El avión donde se trasladaba Alex Saab solicitó permiso para hacer una parada técnica que le permitiera reponer combustible. La emboscada estaba tendida y le empujaron hacia Cabo Verde. Las autoridades de Estados Unidos, lideradas por Donald Trump, presionaron políticamente a las del extinto gobierno de Cabo Verde, encabezado por Jorge Carlos Fonseca y Ulisses Correia e silva, y lograron secuestrarle. A partir de ese entonces comenzarían los días más terribles que cualquier ser humano pueda vivir.
Torturas y violaciones hasta lo indecible
A Alex Saab se lo sometió en Cabo Verde a torturas físicas y psicológicas hasta donde la imaginación no alcanza. Al sitio donde le tenían retenido sin poder ver la luz solar, le enviaron mercenarios para que lograran con muy bien pensados métodos de tortura que diera alguna declaración negativa contra Nicolás Maduro.
Como Alex se negó a mentir y a firmar una extradición voluntaria hacia Estados Unidos, le arrancaron varios dientes y cortaron sus brazos; le dieron golpizas e intentaron asfixiarle repetidas veces con bolsas plásticas. Por si fuera poco, nunca tuvo acceso a atención médica, a pesar de que es un sobreviviente de cáncer. Tampoco recibió adecuada ingesta de alimentos y líquidos vitales. Sus padre, ambos, fallecieron por covid-19 y no le fue permitido despedirse de ninguno.
En marzo de 2021, el Tribunal de Justicia de la Cedeao emitió sentencia a favor de su liberación inmediata e indemnización. No obstante, esta fue ignorada por Cabo Verde, aun cuando el país es miembro de esta Comunidad Económica. El 16 de octubre de ese año, a 491 días de su secuestro, Estados Unidos, ya con José Biden en el poder, decide continuar con su plan y llevárselo por la fuerza a Miami. Esto justo un día antes de iniciar en Ciudad de México la cuarta ronda de diálogo entre Gobierno y oposiciones de Venezuela.
La delegación gubernamental, que había nombrado a Alex Saab miembro pleno, dada su experiencia esquivan do el bloqueo, decide retirarse temporalmente del proceso de conversaciones. Además, denuncia al mundo que el diplomático había sido víctima de un doble secuestro.
Solidaridad activa
La solidaridad, dentro y fuera de Venezuela, se activa y el presidente Nicolás Maduro declara que Estados Unidos había, con su acción ilegal, saboteado unas conversaciones que estaban dando frutos a favor de la paz. El 18 de octubre, se celebró una primera audiencia, la de presentación. Fue vía Zoom, por la pandemia, los medios de comunicación, que ya venían sometiéndole a un linchamiento sin precedentes, decidieron difundir aquella imagen de su aparición a modo de burla, para arremeter contra su dignidad.
Más tarde hablaron e supuestos testigos y poco después le acusaron falsamente de haberse convertido en “delator”. Lo cierto es que el primero de noviembre la justicia estadounidense decidió desestimar siete de los ocho cargos y mantuvo únicamente el de conspiración. Entretanto, se le pide declararse culpable para acceder a penas menores, pero reiteradas veces Alex ha advertido que no traicionará sus principios ni su lealtad al Gobierno.
Retardo procesal
Aún hoy se espera la continuidad de su juicio en Florida y se lucha en Miami (antes en el Circuito 11 de Georgia) por el reconocimiento de su inmunidad diplomática. Esta audiencia de estatus quedó postergada para el 29 de agosto, según lo decidió el juez Robert Scola este viernes. Recientemente el exsecretario de Defensa, Mark Esper, confesó que Estados Unidos siempre estuvo al tanto de la condición de diplomático de Alex y de la labor encomendada. Además de su importancia estratégica para el gobierno de Nicolás Maduro.
Esto confirma que la denuncia elevada por Venezuela es real. A dos años de secuestro de Alex Saab, queda claro que se trata de un secuestro políticamente motivado para presionar al Gobierno de Venezuela; un acto de retaliación y un castigo ejemplarizante para todo aquel que se atreva, como Alex, a desafiar la política imperial de medidas coercitivas unilaterales.