Entramos al 2023 con buen pie y viento a favor. Finalizando diciembre 2022, el Banco Central de Venezuela (BCV) indicó que el país registró un crecimiento económico del 17,73% entre enero y septiembre. Al desagregar el referido indicador, y examinar el PIB no Petrolero, este registró una magnitud positiva del 14,49%. La manufactura (39,61%), transporte y almacenamiento (54,35%) y comercio (25,28%) fueron las actividades que más tributaron al desempeño positivo del PIB no petrolero. Elementos que reflejan un sano crecimiento que traza el camino hacia la recuperación de los sectores productivos.
Con el arribo al estado Nueva Esparta del crucero con turistas europeos a bordo, se pone de manifiesto la posibilidad concreta de promover una progresiva y sólida política que potencie el sector turismo como una estrategia concreta de impulso al nuevo modelo económico posrentista, al tiempo que actúa como fuente para generar -en el corto plazo- ingresos en divisas.
En este contexto, dos hechos mueven la geopolítica nacional y regional. La apertura formal del Puente Internacional Atanasio Girardot, una importante infraestructura que conecta a nuestro país con el hermano pueblo colombiano y la participación del presidente de la Asamblea Nacional -Dr. Jorge Rodríguez- en la toma de posesión del recién electo presidente de Brasil, Luis Inácio Lula Da Silva. Con esto se encauzan las relaciones diplomáticas y económicas (comerciales) por buen camino con ambas naciones.
Retomar el sendero de la integración regional, con la consecuente normalización de relaciones económicas permitirá contar con una válvula de escape que oxigene a nuestra asediada y golpeada economía, producto de las sanciones y medidas coercitivas unilaterales impuestas por el gobierno imperialista de EEUU a nuestro pueblo.
Las proyecciones de los organismos internacionales en materia económica, el buen desempeño económico y la dinámica de la geopolítica mundial -a partir del conflicto bélico en desarrollo entre Rusia y Ucrania- generan un escenario a favor que debemos capitalizar al máximo. Por un lado, redoblando esfuerzos en levantar la voz desde todos los espacios contra la política criminal y genocida imperial y, por el otro, seguir fortaleciendo e impulsando el crecimiento de una nueva economía.
Reconociendo los éxitos alcanzados -hasta ahora- en la instrumentación de la política económica, la necesidad sentida parece ser la evaluación permanente de ésta -sobre la base de la planeación estratégica y situacional- que contribuya al análisis de escenarios prospectivos cuya principal fortaleza radica en la generación de estrategias y alternativas de solución adecuadas al contexto y de multiplicidad de acciones, con una cualidad clave: la capacidad de respuesta del Gobierno nacional.
Evaluar el importante papel del crédito que despliegue el potencial productivo, generar condiciones para la inversión extranjera directa, equilibrar el tipo de cambio, recuperar el poder adquisitivo, controlar la inflación y otras variables más que conforman la macroeconomía son acciones indispensables que deben ocuparnos de cara a este año 2023 para dar con el objetivo clave: sostener el crecimiento económico y garantizar una equitativa distribución de la riqueza, creada mediante la instrumentación de una política dinámica que se ajuste permanentemente a los diversos escenarios que van surgiendo.