Hablar de la muerte puede causar muchos sentimientos, entre ellos, miedo, ansiedad, tristeza, desolación y hasta se puede llegar a plantear la posibilidad de que exista una vida después de morir. Sin embargo, a otros les toca la labor de llevar a cabo el proceso de la preparación de cadáveres, un trabajo que no todos están dispuestos a realizar.
Luis Mora, preparador de cadáveres con más de 38 años de experiencia y administrador de Servicios Funerarios de la Funeraria El Cristo, en Caracas, comentó que jamás se imagino trabajar en una funeraria. Dice que su ingreso a este trabajo fue de una manera “no deseada”.
Mora relató que sus inicios se realizaron en el área de mantenimiento de una funeraria. Posteriormente, pasó al área de preparación de cadáveres donde aprendió este oficio que lo ha ejercido durante tantos años.
“Este proceso que se realiza se va aprendiendo con el tiempo, viendo, observando, ahí se va adquiriendo la experiencia de lo que hacemos. Con el tiempo nos vimos en la necesidad de una mayor capacitación, para ello trajimos a unos técnicos de afuera, para que nos dieran una inducción y nuevas técnicas”, expresó en exclusiva para la Agencia Venezuela News.
Ante esto, dijo que, en ese entonces, hace más de 30 años, se realizaba de forma artesanal, los cuerpos no tenían la misma preparación. Mora comenta que fue uno de los pioneros en traer a unos expertos de Colombia, quien además de venderles los equipos, materiales, los técnicos impartían su conocimiento.
También resaltó que los índices de ingreso de cadáveres por violencia han disminuido de forma significativa.
¿Cómo es el proceso de preservación de cadáveres?
Luis Mora nos contó que, para recibir un cuerpo para su preparación, una vez fallecido, solo se necesita el acta de defunción. Luego se procede a los pasos establecidos de preservación y darle sepultura o si el familiar desea la cremación. Esta última la más solicitada, según explicó.
Una vez que el cadáver llega a la funeraria, se pasa a una sala de desinfección donde el cuerpo es lavado en su totalidad. Posteriormente, se le ubica una vía, donde se le introduce formol al 9%, mientras que por otro orificio sale la sangre.
Seguidamente, se le succionan los gases que puedan quedar en los intestinos o espacios estomacales. Este proceso de preparación de cadáveres puede durar desde 30min hasta 1 hora y media, todo dependiendo de la contextura de la persona. Cuando el cuerpo está listo, pasa a la vestimenta y maquillaje natural, donde se usan materiales de uso comercial.
Según Mora, el cuerpo sale al proceso de velación para durar mínimo 72 horas. Uno de los puntos que nos relató es que dependiendo de la religión se puede tardar la salida, colocó como ejemplo, los santeros, donde el proceso puede durar horas por los rituales que realizan. Sin embargo, no permiten el toque de tambores ni sacrificio de animales.
“El familiar solo puede entrar cuando ya el cuerpo se va a sacar para que certifique que vaya vestido correctamente como lo pidieron. Así nos aseguramos y protegemos de que todo va como lo pidieron”, dijo Mora, quien además acentuó que cuando llega un cuerpo muy desfigurado se vela con la urna cerrada.
“No tuve el valor de preparar a mi papá, hermano y mi hijo”
Edgar Morillo, tanatólogo con más de 20 años de experiencia en la preparación de cuerpos, relató que su infancia la vivió en funerarias, ya que su padre y hermano trabajaban en ellas, para él ver los procesos le resultaba cotidiano.
A pesar de sus años de experiencia, nos contó que al momento de fallecer su padre, su hermano y su hijo no tuvo el valor de prepararlos.
Sin embargo, manifiesta que, aunque no ha sentido temor en su trabajo, ha tenido experiencias paranormales con algunos cuerpos. Entre ellos, uno de un hombre santero que, al momento de tocarlo para iniciar con el procedimiento de preparación, sintió un escalofrío desde los pies hasta la cabeza. No obstante, aunque tenía toda la experiencia, no podía agarrarle la vía para la introducción del formol y vacío de sangre.
Me da mucho dolor recibir niños
Otro de los casos que manifiesta sentir mucho dolor es el momento de recibir niños y personas que han fallecido en accidentes de tránsito.
“Es muy doloroso e impactante, pero como todo es mi trabajo, tratar de hacer como se debe ser. Tuve un caso que una familia falleció por accidente de tránsito, mamá, esposa e hijo de tres años, todos destrozados, eso me impactó demasiado, me tocó preparar a cada uno y cuando vi los familiares, lloré porque fue muy doloroso”, agregó Morillo.
Muertos acumulan gases
Otros de los puntos que nos aclaró es que los fallecidos acumulan gases al momento de la muerte. Ante esto, es normal que una persona se mueva, eructen, abran los ojos o si está muy rígido a la hora de moverse, se les devuelve la mano u otra parte del cuerpo.
Morillo manifiesta que es muy creyente de Dios y cada vez que va a tocar un cadáver le pide permiso con nombre y apellido para iniciar el proceso de preparación de cadáveres. “Yo oro siempre a Dios porque me ha tocado estar a las 12:00 de la noche en la morgue preparando cuerpos. Hay casos de fallecidos que me han tratado de asustar”, dijo.
También señaló que cada vez que recibe un cuerpo de un niño, sobre todo entre 2 y 5 años, siente mucha tristeza y admite que no le gusta realizarlo, ya que se recuerda de sus hijos.
“Me conmueven mucho los niños, es muy doloroso, sobre todo cuando llegan muertos por descuido de su familia, han llegado ahogados por dejarlos solos en un tobo. Hay accidentes que no se comprenden, pero son fatales”, relató.
Como preparador de cadáveres nos relató que le ha tocado pintar y cortar cabellos. Otro de los casos que le impresionó durante su carrera fue durante un traslado de una señora a otro estado del país. Durante el camino se le espichó un caucho, y al momento de introducir el gato hidráulico para alzar y cambiarlo, “se me alzaba de otro lado. En ese momento le pedí, señora ya vamos a llegar a su destino, ayúdeme y enseguida un carro se paró y nos ayudó”.