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Bloque de integración regional, una estrategia al servicio de nuestros pueblos | Por: Elio Córdova

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A raíz del restablecimiento y normalización de las relaciones diplomáticas entre Venezuela y Colombia se ha suscitado un debate sobre la posibilidad de que nuestro país retorne a la Comunidad Andina de Naciones (CAN). En este sentido, nos avocaremos en esta entrega a plantear una breve reflexión sobre la temática en cuestión. Partamos de la idea de que el sustento teórico de los procesos de integración en la región se basa en la clásica premisa de Adams Smith, donde se promueve culto al “egoísmo” como un aspecto positivo que funge de catalizador para materializar el bienestar social.

Nada más alejado de la realidad que la anterior premisa. Trabajar en equipo es mucho más beneficioso y productivo que hacerlo desde la individualidad. Potenciar las aptitudes de cada miembro de forma conjunta no solo es clave, sino que, en estos tiempos tan convulsos se torna una obligación.

Todos los mecanismos de integración suramericanos han sido inoculados con el germen de la desunión, como parte de una agenda impulsada desde los EEUU a través del proyecto de los Tratados de Libre Comercio (TLC) por aquello de que los países no tienen amigos sino intereses.

En abril del año 2006, Venezuela anunció su salida de la CAN, bloque de integración subregional formado por Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú. La decisión responde a los TLC suscritos entre los gobiernos de Colombia y Perú con los EEUU situación que atentaba contra el interés de la CAN y, en consecuencia, repercutía negativamente en la economía venezolana.

Los TLC forman parte de una estrategia – política, económica, social y cultural – promovida desde el establishment estadounidense con el objeto de torpedear los procesos de integración latinoamericanos para asegurar la destrucción de la producción local y subordinarla frente a lomade in USA” en nuestros mercados, situación que a la larga promueve una reconfiguración de nuestros patrones de consumo hacia el “american way of life”. Un ejemplo concreto lo constituye la experiencia de México, productor por excelencia de maíz, que, hoy día, es un importador de este rubro tan importante y estratégico en la dieta mexicana.

En este contexto, Venezuela bajo las orientaciones del presidente Hugo Chávez- se enrumbó hacia el Mercado Común del Sur (Mercosur) bloque de integración conformado por Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay.

El mismo Chávez en su discurso del 19/06/2005 alertaba la necesidad de replantear las bases teóricas sobre las cuales se sostienen los mecanismos de integración. Hizo un llamado a que el Mercosur tenía que realizar un giro social si no quería terminar como la CAN. Alertaba la necesidad de promover políticas económicas que permitieran atender la deuda histórica con nuestros sectores populares invisibilizados por las políticas neoliberales, “solo habrá paz cuando haya justicia en la tierra”.

No se trata de si debemos volver a la CAN o permanecer en el Mercosur. La discusión no debe ser esa. En nuestro criterio, ambos caminos – y la historia reciente lo ha demostrado sirven la mesa al divisionismo, ocupan nuestros esfuerzos en acciones estériles que no se traducen en beneficios para nuestras economías. Esto contribuye al fortalecimiento del proyecto de los TLC.

El triunfo de Gustavo Petro en Colombia, el posible ascenso de Lula en Brasil plantea un escenario sumamente favorable para la construcción de mecanismos de integración sobre la base de premisas fundamentales para su sostenibilidad, a saber, el respeto por la soberanía, la autodeterminación y la solidaridad que promuevan el ejercicio concreto de la complementariedad.

Una región unida, trabajando en sinergia entre todos sus miembros, es la clave para que podamos transitar el camino del desarrollo económico, pero, sobre todo, podamos levantar al unísono la voz de cara al Nuevo Orden Mundial que está naciendo con la activa participación de las economías emergentes BRICS.

Este grupo de países debe transformarse, fortalecerse con la incorporación de economías como Argentina, Irán, Venezuela y la más reciente solicitud de Arabia Saudita, a raíz del impase con el gobierno de los EEUU y su política del garrote y la zanahoria. Las economías emergentes deben convertirse en un referente teórico y práctico para una nueva integración al servicio de nuestros pueblos. Solamente unidos seremos capaces de afrontar las adversidades y retos característicos del Nuevo Orden Mundial naciente.

Elio Córdova

Venezuela News Radio 104.9 FM

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