El fascismo se hace presente en Europa y EEUU con una oleada de xenofobia sobre ciudadanos rusos, que busca expandir a toda costa la rusofobia.
«No puede pasar que la gente de aquí nos odie solo por ser rusos. Nosotros no tenemos culpa de las decisiones políticas, y menos los niños». Así lo señala la comunidad rusa en Cataluña, quienes denuncian insultos y hasta amenazas de muerte.
Producto de la gigantesca maquinaria propagandística promovida por occidente, artistas rusos en EEUU y Europa son obligados a cancelar espectáculos. Estas acciones muestran el comienzo de una campaña de discriminación muy peligrosa.
Un total de 1.128 sanciones contra ciudadanos y organizaciones rusas se han impuesto desde el 22 de febrero. Es decir, un día después de que el presidente de Rusia, Vladimir Putin reconociera la independencia de Donetsk y Lugansk, y dos días antes de la operación militar en Ucrania.
La política de rusofobia y las sanciones cada vez más drásticas que EEUU y su satélite, la Unión Europea, se han incrementado contra Rusia. Este escenario no es algo nuevo, ya el Gobierno de Barack Obama había fracturado en su momento la relación entre Occidente y el país eslavo.
Por tal motivo, la crisis de Ucrania es una excusa conveniente para la rusofobia, donde se muestran episodios contra deportistas y artistas rusos.
