Han pasado diez años de aquella oscura tarde en que una Rueda de Prensa cubría de gris nuestro cielo, nublaba nuestro entendimiento y partía en dos nuestra historia. El trágico anuncio de tu partida nos llenó de un profundo desconcierto, un dolor que aún a estas alturas es muy difícil de explicar, yo lo describiría como una extraña sensación de orfandad. Afloró de golpe nuestros miedos más profundos, ocurría lo que durante algunos meses temíamos pero al mismo tiempo no creíamos posible.
Una década sin ti | Por: Mariana Lerín
Nos sentíamos a aún embriagados de aquella rotunda e inolvidable victoria popular del 7 de octubre 2012, donde a pesar del dolor físico te vimos de pie, bailando, saltando, cantando y recorriendo de palmo a palmo nuestro territorio, tocando y abrazando a la gente que enloquecía por acercarse a ti. Hoy es imposible ni imaginar el dolor de tu alma consciente tal vez de que aquella sería tu última campaña electoral. Y cómo olvidar tu mágica visita a nuestra santa Patrona Virgen de COROMOTO cuya súplica era más vida, aunque fuera con dolor. Segura estoy de que te escuchó pero Dios escribe con renglones torcidos.
Aquella celebración al son del contagioso «Chavez Corazon del Pueblo». Una alegría que tal vez anticipó un Adiós.
La tarde del 5 de marzo de 2013 se extendió por varios días, tu despedida fue el gran encuentro de todos esos sentimientos en miles y miles de personas que se volcaron desde todos los rincones, no solo del país sino de otras latitudes. Lloraban al líder más grande de la historia política contemporánea (ni el mas mezquino podría negarlo)
Abundaron las muestras de Amor-Dolor y mi corazón aunque totalmente roto aún tenía la genuina capacidad de reconocer ese mismo dolor en tantas y tantas miradas con las que nos cruzamos en aquel mar de tristezas y desolación, tal vez porque presentimos lo que nos venía.
Yo, como tantos otros, no estaba preparada para tu pronta e inesperada partida, por alguna extraña razón que hoy nos da la razón, para nosotros Chavez era inmortal.
Desde muy jovencitos habíamos crecido alimentados por la inagotable fuente de sabiduría que emanaba de cada palabra, discurso o acto tuyo. Tú eras nuestro pilar y el faro que sin dudas nos guiaba por el camino correcto, el del humanismo real, enseñándonos en palabras de Antonio Gramsci que » La indiferencia es el peso muerto de la historia» y aupando siempre la ayuda y procura de los más necesitados.
Las noches que siguieron a ese aciago día se hicieron eternas en el insomnio de quienes no encontrábamos consuelo ni respuestas a tantas preguntas. ¿De verdad te habías ido? ¿Se trataba de algún mal sueño? ¿Era acaso cierto que no volveríamos a marchar y verte en aquellos multitudinarios encuentros llenos de pasión, amor y alegría desbordada? lo que llamabas frenesí. Eso que se producía con tu sola presencia.
No recuerdo exactamente en qué momento entendí lo que estaba pasando, pero hoy quiero contarte un poco acerca de estos diez años sin ti. Empezaré por decirte que cada día admiro mas y mas tu visionaria mente preclara y lo que avizorabas resultó peor de lo que lo que llegamos a imaginar. La Revolución Bolivariana se ha visto duramente golpeada, empezando por las traiciones internas que tú mismo viviste pero que en tu ausencia pulularon (estando claros que quedan muchas caretas). Aquí destaco comandante que también descubrí que no existen los «ex chavistas» Pero sí los oportunistas. Quienes somos chavistas de verdad jamás dejamos de serlo, Podemos no estar de acuerdo con algo, podemos enojarnos, deprimirnos, confundirnos y hasta equivocarnos, incluso podemos ser presos también del ego, sentirnos traicionados o defraudados con razones y sin ellas, pero aun así ni en el capítulo más oscuro dejamos de tener la llama viva del Chavismo, como corriente, pensamiento o sentimiento de nuestro propio espíritu e identidad. Aquellos que se fueron lo único que hicieron fue ampararse en tu grandeza, escudarse en tu nombre, aprovecharse de tu magnetismo y por supuesto de tu gran benevolencia para beneficios personales, pero «exchavistas» no son ni lo serán porque el término no existe.
Estos años hemos vivido los más dantescos ataques, hemos sido víctimas de las medidas y sanciones más genocidas de las que tengamos referencia alguna. Asfixiaron totalmente nuestro aparato productivo, nos bloquearon, embargaron y confiscaron ilegalmente nuestros activos, lo que trajo consigo la interrupción abrupta del ingreso petrolero, el desastre económico y el cerco encarnizado a nuestra patria. Y en ese mar de violencia sin precedentes, ataques sistemáticos, intentos de magnicidio vimos estupefactos a varios «venezolanos» pidiendo a gritos una invasión, en lo que describimos como una guerra de cuarta generación. ¡Sí! también sé que varias veces tú lo advertiste; pero presenciarlo fue otra cosa.
En ese acontecido camino también entendí por qué aquel 8 de diciembre de 2012 ante la posibilidad de tu ausencia definitiva nos pediste apoyo irrestricto para el compañero Nicolas Maduro y en un acto de lealtad sin precedentes el pueblo te siguió apoyando, aún con el dolor fresquito salimos a la calle y con ese «Chávez te lo juro mi voto es para Maduro» logramos la continuidad de la revolución y nuevamente tuviste razón. Nadie, sino el compañero presidente obrero podría haber aguantado con tanto estoicismo tan salvaje ejercicio de la parapolítica.
Hoy seguimos de pie, gracias a ese pueblo al que dejaste listo y formado, con plenas capacidades para discernir, un pueblo al que sacaste de la miseria y el adormecimiento en el que estuvieron por décadas, venezolanos y venezolanas a quienes las más terribles campañas comunicacionales no han logrado doblegar, sus laboratorios de maldad no han dado ningún resultado, sus voceros más macabros se han ido desmoronando y gozan del repudio generalizado.
Seguimos siendo mayoría y ¿Sabes algo Comandante?, A pesar de todo, el cielo comienza a aclararse, se vislumbran nuevos horizontes y en las calles empezamos a ver de nuevo la fe y la esperanza. Ha sido mucho el sufrimiento de nuestra gente, ¡es innegable! pero no lograron mellar el espíritu patriota de tu siembra y la de Bolívar.
Se que aún nos falta un largo camino, hay mucho por revisar y rectificar, estamos obligados a reconocer y enmendar nuestros propios errores, volver acoplar a nuestras bases y llamar a una gran reconciliación nacional, son tiempos para la unión, el perdón y los reencuentros entre iguales. Urge la reconstrucción y solo depende de nosotros. Eso sería realmente honrar y engrandecer tus enseñanzas.
Ha pasado una década y espero que nuestras generaciones de relevo sigan amando a la Patria con su vida y defendiendo el legado de paz, diálogo, solidaridad, educación, integración, hermandad y unidad latinoamericana
Te amamos por siempre Presidente eterno. Gracias por el honor de haber compartido el mismo camino, cruento pero maravilloso.
Venezuela News Radio 104.9 FM
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