Como por todos es sabido, el pasado mes en Sudáfrica, durante la cumbre de los BRICS, el foro político y económico integrado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, se decidió ampliar el número de miembros a partir del 1 de enero de 2024.
En esa fecha se incorporarán Argentina, Egipto, Irán, Emiratos Árabes, Arabia Saudí y Etiopía. La integración de otros países que lo solicitaron se ha postergado, uno de ellos, Venezuela.
Hagamos un poco de política ficción. ¿Para qué hubiera servido que entrase Venezuela en esta primera ronda? ¿Qué hubieran ganado los venezolanos? ¿Qué ganarían en una futura incorporarción?
Muchos creen que el objetivo de los BRICS es el tradicional acuerdo económico entre sus miembros que permita un mayor comercio de bienes y servicios entre ellos. De hecho tras la ampliación manejarán el 37% del PIB mundial. Eso es una buena cosa, pero la intención es mucho más ambiciosa y honorable y explica la intención de tantos países por integrarse en el grupo.
El creciente interés de cada vez más países por unirse a los BRICS radica en su necesidad de escapar de la constante amenaza hegemónica de Estados Unidos. Desde hace décadas la política estadounidense se ha caracterizado por su extraterritorialidad, es decir, arrogarse la autoridad para sancionar a los países cuyos Gobiernos no son de su gusto e impedirles comerciar, bloquearles económicamente o apropiarse de sus divisas en el extranjero.
Para ello, ha contado con el privilegio de un dólar aceptado como divisa mundial dominante en el comercio global y el seguidismo de la Unión Europea y el cártel del G7.
Y precisamente contra todo eso se han plantado los BRICS. Lo dejó bien claro el ministro de Exteriores ruso Serguéi Lavrov: “La no utilización de sanciones ilegales por parte de un potencial socio de los BRICS contra cualquiera de los miembros de la asociación” es “uno de los parámetros y criterios más importantes“.
El especialista en desarrollo sostenible y exdirector del Instituto de la Tierra de la Universidad de Columbia, el economista Jeffrey Sachs, señaló que las sanciones estadounidenses violan el derecho internacional y que los BRICs serán capaces de contrarrestar esas sanciones de Occidente. “Las sanciones occidentales no son muy poderosas cuando gran parte del mundo o la mayoría del mundo se opone a ellas. Los países del BRICS se resisten a las sanciones occidentales, y esto es de gran importancia“, dijo Sachs en un comentario a la agencia Sputnik.
De ahí que uno de los principios de los BRICS es ir relegando al dólar del comercio mundial, algo muy viable si estamos hablando de un bloque económico que maneja el tercio del PIB mundial.
Dicho lo anterior, es evidente que entrar en los BRICS o simplemente con acercarse económica y comercialmente a ellos, supondría para Venezuela la neutralización absoluta de las sanciones que le aplica Estados Unidos y sus satélites occidentales. Según el viceministro de Políticas Antibloqueo del Ministerio de Finanzas, y Gerente General del Observatorio Venezolano Antibloqueo, William Castillo, en los últimos ocho años Venezuela ha sido víctima de 763 medidas coercitivas unilaterales directas impuestas por Estados Unidos y sus países aliados contra el Estado, con el fin de derrocar al Gobierno de Nicolás Maduro y la democracia del país.
Esas sanciones crean graves dificultades a Venezuela para vender su petróleo, establecer acuerdos económicos, adquirir repuestos, contratar servicios de compañías estadounidenses, canadienses o europeas; acceder al crédito internacional y usar sus fondos congelados en el exterior.
Situarse en el marco económico de los BRICS supondría para Venezuela disponer de un amplio mercado para vender su petróleo, desarrollar acuerdos comerciales con un bloque económico mayor que el formado por EEUU y Europa, y prescindir de compañías estadounidense para sus suministros porque lo haría con cualquiera de los países BRICS. El fin del predominio del dólar y de sus instituciones internacionales satélites supondría que el acceso al crédito internacional ya no sería problema para Venezuela, hasta China le ha propuesto a Argentina financiar su deuda. Y, por supuesto, nadie congelaría sus fondos en el exterior, porque el exterior donde guardase sus divisas serían países BRICS.
El futuro ya está ahí. No es que Estados Unidos y sus acólitos vayan a levantar las sanciones contra Venezuela, es que será irrelevante porque sus sanciones se convertirán en inútiles. Tan inútiles como sus intentos de dominar el mundo.