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Opinión | Reingeniería de la Política Económica: Una alternativa a la miopía económica por Córdova Zerpa Elio

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La gran mayoría de los análisis económicos disponibles actualmente en nuestro país omiten -deliberadamente- el impacto de la guerra económica sobre el aparato productivo y la sociedad en su conjunto, sin distinción política entre oficialistas y opositores. En el marco de ésta, el bloqueo y las Medidas Coercitivas Unilaterales promovidas por los poderes fácticos se traducen en sufrimiento y privaciones sistemáticas que coartan los derechos fundamentales, incluso colectivos y difusos de todo un pueblo.

Para comprender en lo concreto el impacto de la guerra, resulta oportuno señalar la destrucción del 80% de la masa corporal del aparato productivo nacional. Una contracción económica sin precedentes en nuestra historia, ocho (08) años de caída continua del Producto Interno Bruto, desplome del 99% de los ingresos en divisas y depreciación del tipo de cambio con la consecuente hiperinflación.

Al evaluar los últimos diecinueve años (1999 – 2018) de importaciones en la economía venezolana, desagregada en: consumo final, consumo intermedio y bienes de capital podemos apreciar el grado de dependencia con el resto del mundo. Nuestro aparato productivo requiere acceder a materias primas, partes, piezas y tecnologías disponibles en el mercado mundial para garantizar la continuidad de la producción nacional.

Para el año 2018 – último dato disponible – el consumo intermedio y bienes de capital representa el 87% del total de las importaciones. De igual forma, cuando analizamos el peso de estas variables sobre el total de importaciones desde el año 1999 hasta el 2018 en promedio representan un 76%. De modo que estamos ante una variable estructural que determina y condiciona al aparato productivo nacional.

Es una realidad que el bloqueo financiero y comercial imposibilita que los actores económicos – privados, públicos – puedan operar con normalidad. Lo único inusual son estas medidas que impactan y trastocan progresiva e indiscriminadamente el desempeño económico ocasionando importantes repercusiones en el ámbito sociopolítico.

En este contexto, algunos economistas guardan la forma y se esconden detrás de ciertas ideas bien organizadas empleando palabras rimbombantes con el objeto de proyectar dominio, propiedad y pertinencia en la materia señalando a diestra y siniestra los diversos errores cometidos y por cometer, otros abiertamente asumen su rol como operadores del gran capital enfilando baterías contra la política económica.

Paradójicamente, ninguno trasciende la crítica y se atreve a proponer acciones concretas para una economía con problemas estructurales -inherentes a su modelo de acumulación capitalista- asediada y bloqueada. Todos permanecen en su zona de confort, en el mundo de los supuestos y postulados de la teoría económica –en crisis– que predica el pensamiento dominante.

Desde luego que la ciencia económica constituye una herramienta fundamental para la comprensión del hecho económico. La economía política fundamentada en el pensamiento heterodoxo nos brinda una mirada amplia sobre el acontecimiento económico, político y social en pleno desarrollo. No obstante, el pensamiento económico venezolano está en la obligación de trascender la crítica y proponer acciones concretas, estratégicas y comprometidas con el desarrollo del país.

No se trata de desconocer los errores en la instrumentación de la política, desde luego que los habrá. No obstante, el esfuerzo se debe enfocar en la contingencia que ofrece la necesidad de reingeniería de la política económica de un país asediado por todos los frentes, que con la implementación asertiva de algunos cambios y atendiendo estratégicamente a la reconfiguración del mercado energético mundial se puede proyectar hacia un comportamiento económico favorable, aún en medio de las grandes amenazas y arbitrariedades por parte del establishment estadounidense y sus aliados.

Tenemos viento a favor, mucho trabajo por hacer. Está prohibido permitir que el pesimismo, inoculado por la estrategia orquestada de los poderes fácticos para doblegar la determinación de construir un país soberano, nos invada. Con el deber de mantener los pies en la tierra, orientemos los esfuerzos en preservar la estabilidad política interna con el objeto de potenciar la actividad económica que garantice el desarrollo integral.

@elio_cordova21


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