El mundo está viviendo dos guerras con amplia proyección, la de Ucrania y la de Gaza. En ambas ha habido actores que han planteado recurrir al boicot a las multinacionales que consideran cercanas o cómplices con un bando para intentar influir en la evolución del conflicto o, al menos, para dejar constancia del apoyo ciudadano a una de las partes, Israel o Rusia.
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Pero observamos una diferencia importante. En la guerra de Ucrania el boicot a Rusia no era de los ciudadanos, fueron las empresas las que anunciaron su decisión de abandonar el país en protesta por la intervención de Rusia. Fue el caso de Netflix, Coca Cola, McDonalds, Visa o Mastercard, o Goldman Sachs. También los gigantes tecnológicos Microsoft, Google o Apple, las españolas Inditex, con sus 500 tiendas en Rusia, o Mango y la cadena sueca de muebles Ikea. No fue una decisión que obedeciera a ninguna presión ciudadana, sencillamente esas empresas multinacionales se posicionaron geopolíticamente e incluso aceptaron perder dinero para acatar las órdenes de Estados Unidos y la Comisión Europea, que son quienes decretaron el régimen de sanciones y boicot a Rusia.
Alentados por las amplias sanciones occidentales, las compañías petroleras, los fabricantes de automóviles, las firmas de tecnología, las consultorías y los bancos lideraron la ola inicial de salidas a costa, incluso, de perder dinero.
Pérdidas significativas
McDonald’s vendió más de 800 restaurantes locales, cancelando más de 1.000 millones de dólares en el proceso. BP, por su parte, asumió una pérdida de 24.400 millones de dólares por ceder su participación del 19,75% en Rosneft, la compañía petrolera más grande de Rusia.
Los resultados del apoyo a Israel
Frente a la guerra de Ucrania tenemos la guerra en Gaza, en realidad acercándose a un “genocidio” si atendemos a la consideración que le está prestando la Corte Internacional de Justicia La Haya.
Aquí las multinacionales occidentales no solo no han objetado nada al comportamiento del ejército israelí en Gaza, sino que algunas de ellas han expresado su apoyo a Israel e incluso han colaborado con su ejército. Por ejemplo, el franquiciado de McDonald’s en Israel ofreció comidas gratis al Ejército y descuentos a soldados y agentes de seguridad. Hasta de un 50%, según anuncia en sus carteles luminosos.
A partir de ese momento se sucedieron llamamientos al boicot en otros países de la región y toda la marca se ha convertido en objetivo en los países musulmanes.
McDonald’s publicó sus resultados y admitió que “a partir del cuarto trimestre de 2023, las ventas y los ingresos de todo el sistema de la empresa se vieron afectados negativamente por la guerra en Oriente Próximo”.
Otras cadenas multinacionales estadounidenses que están viviendo el boicot de los consumidores de Oriente Próximo y de otros países por el apoyo de Estados Unidos a Israel son KFC, Pizza Hut, Starbucks, Burger King o Coca-Cola.
Starbucks demandó a un sindicato que se manifestó en apoyo a Palestina en las redes sociales, Workers United. La empresa alegó que la demanda era por utilizar su nombre indebidamente y porque quería mantenerse al margen de adoptar posiciones políticas. Resultado: El consejero delegado de Starbucks, Laxman Narasimhan, admitió en una conferencia con analistas que las llamadas al boicot a la cadena de cafeterías por el supuesto apoyo de la empresa a Israel en la guerra de Gaza, han lastrado sus negocios.
En cifras
La empresa árabe, Americana Restaurants, ha dado una completa información del impacto del boicot. Cotizada en la Bolsa de Riad, opera en la región los restaurantes de cadenas estadounidenses como KFC, Pizza Hut, Hardee’s, Krispy Kreme y TGI Friday’s. Sus venta venían creciendo a toda máquina durante 2023. En octubre, cayeron un 9,4%; en noviembre, un 29,3% y en diciembre, un 26,6%, según detalló a los analistas, cifrando el impacto en 128 millones de dólares.
Donde más repercusión ha tenido el boicot ha sido en Egipto, Omán y Jordania. Le siguen Líbano, Kuwait, Qatar, Bahréin y Marruecos. Por cadenas, el impacto en las ventas comparables ha sido similar en todas las marcas: 22,6% en KFC y Hardee’s; del 22,4% en Pizza Hut, y del 21,7% en los donuts de Krispy Kreme.
En Estados Unidos, Yum Brands, dueño de KFC y Pizza Hut, señaló que “las ventas se vieron afectadas por el conflicto en Oriente Próximo, con diferentes grados de impacto en los mercados de la región”.
El consejero delegado de Restaurant Brands, la empresa de Burger King, admitió que las ventas se habían visto golpeadas por “el efecto del conflicto en Oriente Próximo en más de una docena de países”.
James Quincey, presidente de Coca-Cola, afirmó que “en Oriente Próximo, las tensiones han provocado algunos cambios en el comportamiento de los consumidores que han repercutido en nuestro negocio”, dijo a los inversores. Pepsi Cola, por su parte, en sus declaraciones no se refirió a Oriente Próximo en sus resultados, pero sus ventas defraudaron al mercado en el cuarto trimestre.
Motivos
El listado de empresas a boicotear se difunde mediante la campaña Movimiento de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS), que “trabaja para poner fin al apoyo internacional a la opresión israelí de los palestinos y presionar a Israel para que cumpla con el derecho internacional”.
En el siguiente enlace se puede conocer las multinacionales a las que se llama a boicotear, las razones y los diferentes niveles de protesta que se plantean en la campaña: boicot
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