Autoridades sanitarias en Estados Unidos permanecen en alerta debido a una sustancia que agrava la crisis ya existente por consumo de fentanilo. Se trata de la xilacina, anestésico utilizado por veterinarios.
La xilacina es un potente analgésico depresor no opioide que actúa en el sistema nervioso central, cuyo consumo humano está prohibido. Esta sustancia no narcótica es utilizada para sedar caballos y otros animales con fines quirúrgicos.
Aquellos humanos que utilizan la xilacina experimentan un trance y suelen desmayarse. Asimismo, produce afectaciones en los sistemas respiratorio y cardíaco, además de aparición de escaras, las cuales pueden degenerar en la amputación de extremidades.
Los médicos en Estados Unidos “permanecen perplejos” con cómo la xilacina causa heridas extremas que “parecen quemaduras químicas”, destacó el medio Perfil. Estas lesiones, generalmente no aparecen en sitios de inyección pero si en antebrazos y piernas.
“Todo lo que sabemos es que hay muchas personas que toman xilacina y muchas de ellas se están muriendo, pero eso no significa que la xilacina lo esté haciendo. Si bien existe una amplia investigación sobre opioides, no hay casi ninguna sobre la xilacina en humanos”, declaró Lewis Nelson, médico de la Escuela de Medicina de Rutgers New Jersey.
El fentanilo y la xilacina
Ambas sustancias suelen consumirse juntas según la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA). Asimismo, un estudio publicado en junio pasado detectó un alto consumo de xilacina en 36 estados de Estados Unidos.
En la ciudad de Nueva York, 25% de las pruebas de drogas realizadas registraron xilacina, pero los funcionarios destacaron que el porcentaje es aún mayor.
A la grave crisis, también se suman factores de desigualdad en los sistemas de salud que funcionan, en su mayoría, bajo gestiones privadas, por ende, con altos costos monetarios. Sin ningún tipo de pruebas, en Estados Unidos comienzan a responsabilizar a China de la producción de este sedante para animales, igual que ocurre con el fentanilo.