En el salón 13 de abril del instituto Incret, en Caracas, se llevó a cabo el Consejo Nacional de Fenasirtrasalud, el sindicato de trabajadores y trabajadoras de la salud. En la mesa, junto al presidente de la Federación, Octavio Solórzano y otro histórico dirigente sindical, Giovanni Cedeño, están todas mujeres, representantes de un sector mayoritariamente femenino. La presidenta de la Comisión Electoral, Grelys Cedeño, da cuenta de las prácticas legales para la preparación formal de las elecciones generales del gremio, las cuales deben ser solicitadas a la autoridad electoral, el CNE.
Los análisis de coyuntura económica enmarcan las demandas de los trabajadores y trabajadoras, cuya madurez política cuida el timón de la revolución bolivariana, y se prepara para acompañar al presidente Maduro a las elecciones de 2024. Hablan el ministro de Trabajo, Francisco Torrealba, el diputado Osvaldo Vera, y el nuevo presidente de Incret, Nelsón Herrera. Entonces, es momento de brindis, celebraciones y recuerdos para Fenasirtrasalud, que el próximo 27 de marzo cumplirá veinte años.
Previo al encuentro tuvimos una conversación con Octavio Solórzano, presidente de la Federación y vicepresidente de la Central Socialista de Trabajadores de Venezuela.
¿Por qué este encuentro?
Por estatuto, en el primer trimestre del año se presenta el presupuesto del año anterior y el plan de trabajo, lucha y revolución para el 2023. Un año preelectoral, en el que hay que prepararse, desde un punto de vista político, a las elecciones presidenciales de 2024. Hay que decidir cuándo, dónde y en qué momento apoyar al presidente obrero Nicolás Maduro, para mantener el poder y profundizar la revolución bolivariana. Aquí están los presidentes de los sindicatos, los afiliados a la Federación son 32, para un total de 70.000 trabajadores registrados, tanto en el sistema público como privado, en el sector salud. Nuestro objetivo es articular todo lo referente a la lucha de los trabajadores y trabajadoras en un solo proyecto.
¿Cómo? ¿Cuáles son las líneas y propuestas, a nivel sindical ya nivel político?
A nivel sindical se trabaja en la reunificación del sector público, que se encuentra disperso y fragmentado en diferentes convenios colectivos, lo que limita la posibilidad de una gestión y distribución racional y rentable de los recursos, tanto más necesaria en esta fase de bloqueo y guerra económica. Proponemos establecer un solo contrato, marco de referencia para todos los trabajadores públicos en los sectores más importantes: educación primaria, que incluye 1.300.000 trabajadores; educación universitaria, equivalente a 300.000 trabajadores; y el de salud, que incluye a 500.000 trabajadores. Tener un solo contrato de referencia sirve para calcular el costo que tendrá en el presupuesto del Estado el próximo aumento del salario mínimo que decidirá el compañero presidente, sirve para planificar mejor los recursos. Y este es el primer punto. El segundo, parte del análisis de los costos por la guerra económica multifactorial, que ha golpeado muy fuerte al sector salud: porque el 90% de los insumos son importados y, por el bloqueo estadounidense y europeo, para importar medicamentos y maquinarias se tiene que triangular con otros países, pagando diez veces más. ¿Qué estamos proponiendo? Rediseñar un sistema de protección social para todos los trabajadores del país, desde su punto de vista. No podemos seguir derrochando recursos públicos en el Seguro de Hospitalización, Cirugía y Maternidad, un seguro médico privado respaldado por el Estado que se ha convertido en una estafa porque, a pesar de los millones de dólares que recibe, no garantiza una cobertura real al trabajador.
¿Y cómo se llegó a este punto?
El seguro social se basa en las cotizaciones salariales del trabajador y del patrono. Con Chávez teníamos el salario mínimo más alto de América Latina, en torno a los $ 500, y un profesional superaba los $ 1 000. Ahora, por la drástica caída de los ingresos petroleros por la guerra económica, con un salario mínimo de $ 7, el aporte es casi simbólico. El sistema de seguro social está desarticulado, se necesita mucho dinero para mantener en funcionamiento los hospitales y los centros de salud. Quien piense que la guerra económica es sólo contra el gobierno, miente, es contra el pueblo y los trabajadores. Ahora queremos construir una propuesta a partir de las infraestructuras que tiene el estado, de forma racional y planificada. Por ejemplo, muchas instituciones cuentan con cientos de centros de salud, pero el sistema está desarticulado, debe haber una orientación común. Con estos recursos humanos e infraestructuras, podemos construir un sistema sostenible y eficiente para los trabajadores y sus familias, libre de corrupción y estafas. Lo que exigimos es que sea controlado y dirigido por los trabajadores, previa consulta con las bases. Con su experiencia diaria, los trabajadores están construyendo las soluciones, debemos escucharlos para renovar la seguridad social, colapsada por la guerra económica, la pandemia y la drástica reducción de salarios y cuotas pagadas. Es con la creatividad y la inventiva de los trabajadores que podremos superar esta difícil etapa que se nos ha presentado y se seguirá presentando, porque el imperio no se detendrá hasta acabar con la revolución bolivariana. Pero no tendrá éxito, porque los trabajadores están aquí para impedirlo.
Para atacar al gobierno, Fedecámaras ahora se disfraza de campeona de los trabajadores y pide un dólar de aumento en los salarios. ¿Qué dice el sindicato?
En mi tierra, el Llano, dicen: zamuro cuidando carne… Cuando en 2010 el presidente Chávez aumentó el salario mínimo a $470, Fedecámara se opuso argumentando que la empresa sería quebrada. Ahora que las finanzas públicas están precarias, dice que quiere subir el salario en dólares. En verdad, el objetivo de los patrones es eliminar las garantías laborales, los bonos de vacaciones, privatizar los centros de salud y la seguridad social, como en la época de Caldera, o como en Chile, dejando a los trabajadores sin pensión. Incluso inventaron una federación sindical de muñecos ventrílocuos, un apéndice de ellos. Ni compartimos esas teorías que quisieran inyectar dinero inorgánico para subir los salarios. Ya tuvimos la experiencia entre 2018 y 2020, cuando el aumento salarial decidido por el presidente fue pulverizado en poco tiempo por el aumento de precios y la especulación. En su lugar, tenemos que pasar por una reforma tributaria sería. Todos los estados del mundo se financian cobrando impuestos. Aquí casi no se pagan. Aumentamos el impuesto a la riqueza para pagar los aumentos salariales de los trabajadores y redistribuimos la riqueza, como lo estipula la constitución. Además, el salario debe ser visto en una perspectiva más social, integral, considerando el conjunto de beneficios y servicios gratuitos que distinguen nuestro modelo del capitalista. Los que celebran el sistema norteamericano deben recordar que allí los que no pagan impuestos van a la cárcel, y que los impuestos constituyen el 30% de la generación de riqueza. Usted pregunta cuántos millones de todos los que gana un jugador de fútbol tiene que dejar al recaudador de impuestos de EE.UU.
La oposición dice que hay sindicalistas detenidos. ¿Es verdad?
Nuestra federación nació en revolución, por iniciativa de Chávez que así respondía al movimiento sindical. Si hay un sector que nunca ha dejado de salir a la calle a defender los derechos de los trabajadores, somos nosotros, siempre he estado en primera fila, pero nunca me han metido en la cárcel. Por supuesto, si vas a protestar para derrocar al gobierno, quemar gente en la calle o cometer delitos, estos delitos son castigados en todas las latitudes. ¿Cuántos guerrilleros nos mataron durante la Cuarta República? Habían decidido luchar con las armas y asumieron su responsabilidad. Y estos no se deben tocar porque sino van llorando a sus padrinos?
