“Pajas entre colegas”, es el nombre del primer club que llegó a Madrid, España, para ofrecer sesiones de masturbación masculina.
El local está dirigido a un público tanto heterosexual como homosexual, con una duración de 3 horas en las que entran hasta 70 hombres.
Los socios del club pueden tocarse y besarse, pero no está permitido practicar sexo oral u anal. Con respecto a los precios de la membresía oscila desde los 20 euros por un mes a los 235 anuales.
Sus creadores los describen como lugares donde no se busca sexo, sino una conexión física y espiritual entre hombres, también heterosexuales; que las normas sociales se empeñan en derribar.
El proyecto lleva años en pie, pero cuando los domicilios particulares se quedaron pequeños para las reuniones Nacho, el dueño de este club de masturbación masculina, encontró en Alcorcón un antiguo bar de copas de unos 100 metros cuadrados con un aforo para 70 personas.
Las paredes están decoradas con grafitis, percheros para la ropa, cajas de seguridad para los objetos de valor, sillones amplios y dos pantallas gigantes que emiten exclusivamente, vídeos de hombres masturbándose. Hay música, habitualmente jazz suave, e iluminación tenue e indirecta.
“No evaluamos a los posibles miembros en función de la edad, la raza, el origen étnico, el tipo de cuerpo, el nivel de condición física o la orientación sexual”.