El Impuesto a las Grandes Transacciones Financieras (IGTF) tiene por objeto central desestimular el uso de la divisa, pechando con un 3% las transacciones en moneda internacional que se realicen en el territorio, incentivando y fortaleciendo de esta forma, el uso del Bolívar, la moneda de curso.
Como es costumbre, los voceros del gran capital valiéndose del apoyo de la industria de las comunicaciones han criticado la referida medida económica. Dado que estos apuestan a la muerte del bolívar, para dar paso a la dolarización de la economía. Como es sabido, detrás de este discurso seudo técnico y pomposo, se esconde la esencia de esta propuesta económica y política: subordinar el país al imperialismo norteamericano. Lastimosamente, algunos actores políticos de la “izquierda pura y erudita” suscriben estas posturas “criticas”, plegados al ritmo que desde el norte le imponen.
En este sentido, resulta importante alimentar el debate nacional desde todos los espacios posibles -Tik Tok, Facebook, Instagram, Twitter, televisión, radio, entre otros- con el objeto de reducir al máximo la desinformación en nuestras bases y de la población en general. En aras de contextualizar la política económica actual es fundamental conocer: ¿De dónde venimos? ¿Dónde nos encontramos? Y ¿hacia dónde vamos?
Hoy día la economía empieza a reflejar signos sumamente positivos. Desde el ámbito internacional, el conflicto en pleno desarrollo entre Rusia y Ucrania ha impactado los precios del petróleo, situación que avizora un incremento en los ingresos obtenidos por la comercialización del crudo venezolano. Y no menos importante, el gobierno de EEUU ha reconocido públicamente al gobierno nacional activando vías para el diálogo.
A lo interno, progresivamente se ha venido estabilizando el tipo de cambio, situación que ha permitido controlar y equilibrar los precios en el mercado interno. Así se ha contrarrestado el flagelo de la inflación y su impacto en el poder adquisitivo. La producción nacional medida a través del Producto Interno Bruto refleja un comportamiento favorable. Se espera según organismos internacionales -CEPAL, Credit Suisse- un crecimiento del 3% para el año en curso y 8% para 2023.
PDVSA ha venido recuperando la producción rozando el millón de barriles. Es muy probable que se incrementen las exportaciones y con ello se registre superávit en cuenta corriente. En este sentido, se prevé un incremento de las importaciones -materias primas, bienes de capital, medicinas, entre otras- como resultado directo del aumento de los ingresos disponibles.
Sin embargo, aún queda mucho por hacer, no es cualquier cosa lo que le ha tocado atravesar a nuestro país. No existe precedente alguno en la historia política y económica que evidencie un ataque tan incisivo y abierto.
En la ruta de la recuperación económica, resulta fundamental contar con una moneda nacional sólida para que las diferentes estrategias de política económica sean asimiladas con mayor fluidez y, sobre todo, gozar de autonomía en el diseño y la ejecución de las políticas en función de los intereses nacionales planteados por el proyecto revolucionario que lidera nuestro presidente Nicolás Maduro. Tenemos buen viento, capitalicemos las circunstancias en función apalancar el nuevo proceso de acumulación capitalista post-rentista que está naciendo.