Pocos corresponsales en Estados Unidos tienen el conocimiento, la perspicacia y el espíritu crítico de la periodista Helena Villar para interpretar y explicar lo que sucede en este país. Desde hace casi siete años, desde Washington, pero también recorriendo todo el país, informa a la audiencia mundial de la televisión Russia Today (RT) en español.
En 2021 nos contó la cara oculta del sueño americano en su libro «Esclavos Unidos», publicado por Akal.
Logramos interrumpir sus coberturas televisivas para que nos explique las dos cuestiones que en este momento ocupan la actualidad estadounidense: las elecciones presidenciales y la crisis entre Texas y Washington por la emigración.
Viendo cómo se están desarrollando las primarias estadounidenses parece que estamos abocados a dos candidatos de cerca de los ochenta años cada uno. ¿Tiene la sensación de que será así?
Sí. En el caso de los republicanos, no existe ningún candidato con apoyo suficiente como para rivalizar seriamente con Donald Trump. En el caso de los demócratas, no hay unas primarias reales. El partido cerró filas con Joe Biden desde el primer momento, tanto, que ni siquiera están celebrando debates. El principal objetivo es proteger la imagen del presidente y blindarle ante una mínima posibilidad de ataques internos. Para hacernos una idea de la ausencia democrática en el seno del propio partido demócrata, incluso en el caso del ala que se vende públicamente como más progresista, éstos no utilizaron el mínimo poder que les da el mostrar oficialmente su apoyo a Biden para pedirle algunas concesiones a cambio en el plano político. Figuras como Bernie Sanders o Alexandria Ocasio-Cortez ya proclamaron su fidelidad al presidente sin exigirle explícitamente ningún gesto o medida política a cambio.
¿Cuál es la principal diferencia que señalaría entre la política de uno o del otro?
En mi opinión, las principales diferencias entre republicanos y demócratas son de carácter interno, cultural y discursivo. Básicamente, los dos partidos chocan en aspectos de política interna como los derechos reproductivos, LGTBI, algunos aspectos migratorios, el control de las armas o el nivel de concesión en políticas de carácter social. Sin embargo, ambos son neoliberales y proteccionistas de la economía capitalista estadounidense. A nivel internacional, ambos partidos coinciden en salvaguardar el imperialismo estadounidense a cualquier precio. Si bien es cierto que cada uno tiene sus fobias dirigidas a diferentes países, los demócratas principalmente hacia Rusia y los republicanos hacia China o la Latinoamérica socialista, al final todos son enemigos declarados para ambos.
En cuanto al hacer de Biden y Trump, el primero es amante de guardar las formas para después hacer todo lo contrario. El segundo es como un elefante en una cacharrería, le encanta mandar a base de golpes de efecto. En Estados Unidos no hay mal menor, simplemente se elige cómo va a presentarse ante el mundo el espectáculo imperial.
¿Cree que existe la posibilidad de que Trump termine inhabilitado para presentarse a las elecciones?
Todavía existe la posibilidad pero creo que lo más probable es que no haya una sentencia firme que le inhabilite antes de las elecciones. En mi opinión, todo el entramado judicial contrario a Trump va a servir más en este año electoral para generarle pérdidas económicas en un momento en el que necesita financiación, así como distraerle de la campaña y de la carrera presidencial. Es decir, como herramienta de desgaste. La cara B es que, cada vez que le dedican horas de televisión a Trump, aunque sea para dar malas noticias, su popularidad sube y su imagen sale reforzada entre los suyos.
Sin embargo, aún a riesgo de sonar conspiracionista, tengo la sensación que de aquí a las elecciones pueden producirse grandes sorpresas y no descarto que incluso finalmente uno de los candidatos no sea ni Biden ni Trump. No me refiero a terceros partidos, porque la ley electoral estadounidense está diseñada específicamente para blindar el bipartidismo, pero sí a que algunos de los dos desaparezca de alguna forma o las elecciones y su resultado no se den en condiciones de normalidad democrática. A fin de cuentas, estamos hablando de Estados Unidos.
La situación de la emigración en Texas ha generado una confrontación entre varios estados y el Gobierno federal que, desde el exterior, parece que no tenía precedentes. Al menos nunca habíamos oído nada parecido el envío de tropas desobedeciendo al Gobierno estatal. ¿Cómo cree que acabará eso?
La inmigración es uno de los temas en Estados Unidos que siempre se utiliza políticamente como arma arrojadiza y, especialmente en años electorales, para calentar el ambiente. En este caso, es cierto que la situación en la frontera no tiene precedentes. El año fiscal 2023 se batieron récords de arrestos de inmigrantes ilegales y 2024 amenaza con superarlo. La presión ha subido tanto, que incluso alcaldes de ciudades progresistas y tradicionalmente acogedoras como Nueva York o Chicago han llegado a declarar el estado de emergencia e incluso criticar públicamente al Gobierno de Joe Biden. Al mismo tiempo, la administración ha batido récords de deportación de personas y realmente no ha detenido la militarización de la frontera, por lo que la gestión migratoria de este Gobierno también está siendo criticada por las organizaciones y activistas de derechos de los inmigrantes.
En este marco de desbarajuste real y de debilidad clara es en el que se están produciendo estos movimientos republicanos. No sólo por parte de gobernadores, sino también en el seno del Congreso, donde se está avanzando en un «impeachment» contra el Secretario de Seguridad Nacional y responsable de la gestión migratoria, Alejandro Mayorkas. En esas sesiones, incluso fiscales de diversos estados han proferido declaraciones incendiarias contra el Secretario de Seguridad Nacional y en general contra este Gobierno. No me preocupa en exceso la insurrección o como quieran llamarlo entre Gobiernos federales o estatales republicanos y demócratas en tiempos electorales, salvo que el desacato sea contra órdenes del Tribunal Supremo, cosa que por el momento veo improbable.
Sinceramente, al margen del «show«, me resulta más interesante ver cómo se desarrolla el tema de la búsqueda de un acuerdo para una ley migratoria en el Congreso. En Estados Unidos nunca se llegan a acuerdos reales de ese tipo, precisamente porque unos y otros lo necesitan políticamente, pero creo que puede ser una posibilidad real que, tras tensar la cuerda, generar crispación y romper negociaciones, se le cargue la culpa enteramente a los republicanos, Biden acabe aprobando una amnistía migratoria como hizo en su momento Ronald Reagan. Así crearía uno de los golpes de efecto que tanto necesita de cara a las elecciones. El problema no se resuelve, pero le ayuda a lavarse la cara.
¿Qué piensa de quienes señalan la posibilidad de un conflicto violento en el seno del país?
Los conflictos violentos internos nunca se desatan por un sólo motivo. En Estados Unidos es muy real que puedan darse reacciones violentas con derivas peligrosas, ya lo vimos en las anteriores presidenciales y, en tiempos electorales, cuando a todos les gusta tensar la cuerda, ésta se puede romper. Sin embargo, yo soy más de poner en contexto lo que es este país. A mi juicio, Estados Unidos está en conflicto interno permanente. En la paz estadounidense se producen unas 19 mil muertes de civiles por violencia armada en sólo un año, (te estoy dando datos del pasado 2023). Esta es una sociedad en permanente implosión, donde las contradicciones del sistema se traducen en violencia extrema y fallecimientos a nivel interno. Si la pregunta es sobre la posibilidad de una guerra civil, esa siempre está ahí. Sin embargo, si hay algo que une a unos y otros es el capitalismo y la economía, así que, en mi opinión, mientras el imperio siga siendo imperio, la paz que da el dólar apacigua cualquier patriotismo folclórico.