La reciente denuncia presentada por la ministra Patricia Bullrich contra el exembajador Óscar Laborde ha generado un amplio respaldo de figuras políticas, sociales y de agrupaciones que rechazan categóricamente la acusación de “traición a la patria”. La acusación, calificada como una infamia por quienes conocen los hechos, se basa en una acción profundamente humanitaria: hacer llegar la carta de una madre desesperada a su hijo detenido en Venezuela.
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Óscar Laborde, exembajador en Venezuela, respondió al llamado de Juan Grabois, quien fue contactado directamente por la madre de Nahuel Agustín Gallo. Ante la falta de respuestas oficiales y la angustia de no poder comunicarse con su hijo, esta madre buscó que alguien con la experiencia y conocimiento de Laborde pudiera entregar un mensaje que representaba su esperanza de conexión esencial. En ningún momento, Laborde intervino en las razones políticas de la detención del gendarme, ya que este es un tema que compete exclusivamente al Ministerio de Defensa de la República Argentina.
La denuncia por “traición a la patria” resulta, además de desmedida, jurídicamente inválida. Según el artículo 214 del Código Penal de la República Argentina, la traición a la patria solo puede configurarse cuando un ciudadano actúa en beneficio de un enemigo durante un conflicto armado entre países. Este no es el caso, ya que no existe una situación de guerra declarada entre Argentina y Venezuela. Lo que hizo Laborde fue, en todo momento, preservar el derecho a la comunicación de dos ciudadanos argentinos, priorizando el bienestar y la conexión entre una madre y su hijo. Calificar una acción humanitaria de esta naturaleza como “traición” es no sólo un error, sino un ataque injusto.
En este contexto, Juan Grabois expresó: “En ese sentido, Óscar Laborde solo respondió a un pedido mío y los dictados de su propia conciencia. No es mi intención iniciar una disputa por qué hizo cada quien y quién está más preocupado por salvaguardar los intereses de Nahuel Gallo, pero el más elemental sentido del honor me indica solicitar a la Ministra que por favor me denuncie a mí también; sería indigno de mi parte permitir que a un hombre que intentó ayudar a causa mía se lo encause injustamente de un delito tan infame pero el más elemental sentido del honor me indica solicitar a la Ministra que por favor me denuncie a mí también; sería indigno de mi parte permitir que a un hombre que intentó ayudar a causa mía se lo encause injustamente de un delito tan infame”.
El respaldo a Óscar Laborde frente a una acusación infundada
Frente a este atropello, Óscar Laborde ha recibido un contundente respaldo de figuras destacadas del ámbito político, social y cultural, que reconocen su integridad y su acción desinteresada. Entre ellos se encuentran:
- Juan Grabois, quien en sus redes sociales declaró: “A Laborde lo quieren ensuciar por cumplir con un pedido desesperado de una madre”.
- Grupo de Puebla y Foro de São Paulo, que expresaron su solidaridad con Laborde y destacaron su trabajo a favor de los Derechos Humanos y la integración regional.
- Rafael Bielsa, excanciller, quien calificó la denuncia como “anacrónica y malintencionada”.
- Axel Kicillof, gobernador de la provincia de Buenos Aires, y los senadores Oscar Parrilli y Wado de Pedro, quienes se unieron al repudio público.
- Amado Boudou, exvicepresidente, y Jorge Taiana, excanciller, destacaron la trayectoria intachable de Laborde.
- Referentes del arte y la cultura como Teresa Parodi también sumaron su apoyo. Liderazgos territoriales como el intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi, y referentes sindicales como Cachorro Godoy (CTA Autónoma), Hugo Yasky (CTA de los Trabajadores), Roberto Baradel, y Pablo Moyano manifestaron su solidaridad.
- Figuras como Ricardo Alfonsín y el actual jefe de Gabinete, Agustín Rossi, también expresaron su respaldo.
Esta ola de apoyo no solo evidencia el rechazo generalizado a una acusación injusta, sino también subraya el reconocimiento a la labor de Óscar Laborde en favor de la justicia y la dignidad humana. En un mundo donde las fronteras diplomáticas pueden volverse frías e impersonales, acciones como la de Laborde recuerdan que la humanidad y la solidaridad deben prevalecer.
La comunicación entre una madre y su hijo no puede ni debe ser criminalizada. En palabras de los cientos de voces que se alzaron en apoyo: “Ésta no es una lucha de Laborde, es una lucha por preservar la humanidad en la diplomacia”.
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