La suicida estrategia de asfixia económica instigada por el ala más radical del liderazgo opositor venezolano (Primero Justicia y Voluntad Popular), tuvo efectos demoledores en el ingreso de la clase trabajadora. No obstante, el país ha logrado recuperarse con un diseño donde convergen esfuerzo propio y trabajo en equipo. Uno de los síntomas más evidentes de esa mejoría es que los salarios en Venezuela comienzan a despegar.
Entre 2021 y lo que va de 2022, la economía venezolana logró salir de la recesión y erradicar técnicamente la hiperinflación. Dos variables terribles por su fuerte impacto negativo en la calidad de vida: precios excesivamente e ingreso laboral depauperado. Pero a medida que va dando resultado la estrategia antibloqueo aplicada por el Ejecutivo, florecen los nuevos emprendimientos y el salario en el sector privado comienza a ganar terreno.
Obviamente, son ajustes que guardan correlación con el grado de calificación profesional. Siempre ha sido así en el mercado laboral: a mayor profesionalización mayor ingreso. Pero en líneas generales, las cosas van cambiando para mejor. De acuerdo con la Encuesta Cualitativa de Coyuntura Industrial de Conindustria, correspondiente al primer trimestre de 2022, el sueldo promedio de un obrero puede oscilar entre 100 y 156 dólares mensuales.
Empresas criollas e importadas
En el caso de profesionales y técnicos, el monto de la remuneración puede variar de 172 a 339 dólares por mes; mientras que los gerentes pueden devengar entre USD 414 y 779. Este es un patrón de referencia para la empresa nacional. Pero los rangos pueden ser aún más elevados cuando hablamos de multinacionales asentadas en el país.
Si se trata de una transnacional, los obreros pueden devengar entre 120 y 130 dólares. Pero, un Ejecutivo Senior puede generar entre USD 550 y 850. Asimismo, los coordinadores pueden percibir entre USD 800 y 1.000. Y en la alta nómina ejecutiva se registran sueldos que pueden ir desde USD 1.600 a USD 3.000.
También se tiene conocimiento de distintas organizaciones que recurren a la estrategia de las bonificaciones especiales. Un recurso también muy utilizado, en diversas instituciones de la administración pública, para mejorar la capacidad adquisitiva de los empleados.
A esto hay que sumar, especialmente en los estratos socioeconómicos más bajos, el aporte que realiza el Estado por la vía de subsidios. Es lo que se conoce como el ingreso social que incluye tarifas muy bajas en servicios básicos, como telefonía local, agua, luz y gas, entre otros. Al igual que la gasolina, medicamentos y alimentos gratuitos (CLAP) o a muy accesible precio. Son políticas de protección social, que se han mantenido pese al bloqueo y que no abundan, ni en países de la región, ni en otras latitudes como Europa y EE.UU, por citar solo dos ejemplos.
Venezolanos regresan
La mejora progresiva de las condiciones salariales ha motivado a muchos venezolanos que emigraron a naciones vecinas a retornar. Por lo tanto, no sólo se ha detenido el flujo migratorio, sino que algunas personas que se habían ido al exterior comienzan a regresar. El mejor ejemplo de esta situación es Colombia, donde la crisis política, el pésimo manejo de la pandemia y la presión inflacionaria, hacen muy precaria la subsistencia del emigrante venezolano. Otro tanto sucede con Chile y Perú.
En este sentido, Venezuela mantiene vigente el Plan Vuelta a la Patria, así como otras políticas de reinserción laboral de aquellas personas que decidieron regresar, ahora que existen mejores perspectivas económicas para el país.
¿Por qué mejora?
En la economía moderna juegan un rol estelar las expectativas. Al haber proyecciones favorables se genera un círculo virtuoso donde se acrecientan tanto la confianza como las inversiones. Y así se echan a rodar nuevamente los engranajes de la producción, la distribución y el consumo.
Pues bien las expectativas para el país han sido más que favorables. Al punto que como reseñaba un medio extranjero hace poco: “Venezuela puede ser la gran sorpresa del año, la economía crece a doble dígito y el petróleo no para de subir”.
Y en efecto la producción petrolera se ha incrementado de forma significativa. Así se ha pasado a un rango de extracción diaria de 788 mil barriles por día. Lo que da buen margen de maniobra a las autoridades, para proyectar una producción este 2022 de 2 millones de barriles. Esto significaría un alivio importante, para todo lo relacionado con el gasto público, así como el estímulo a diversas actividades productivas.
Buenas perspectivas
Por otro lado, se ha logrado erradicar la hiperinflación y estabilizar el tipo de cambio alrededor de los 5 bolívares por dólar. Dos aspectos esenciales para reactivar la producción interna. Y que se constatan con el crecimiento económico. Por ejemplo el 56% de los industriales de Conindustria aseguran que su variación de pedidos fue mayor en el primer trimestre de 2022. Asimismo, 45% de este gremio considera que la situación económica del país en los próximos 12 meses será mejor.
Y las proyecciones positivas se mantienen en distintos organismos, entre ellos la CEPAL, que ubican el crecimiento para este 2022 de 5%. Inclusive, hace unos meses una agencia, como el Credit Suisse Bank, ajustó sus estimaciones proyectando un crecimiento para Venezuela de 20%.
Como ha dicho el presidente, Nicolás Maduro, la discusión sobre si “Venezuela se arregló” o no, es estéril. Lo fundamental es acentuar el trabajo en equipo, para consolidar esta recuperación como algo perdurable. Así con esfuerzo y dedicación podrán llevarse los salarios de la clase trabajadora hacia niveles óptimos.