El adefesio del interinato está muerto y enterrado, políticamente. En realidad, nunca pasó del plano inmaterial, a efectos de controlar el poder político a lo interno del país. Siempre fue un gobierno de fantasía sin ningún poder real dentro de Venezuela. Pero sí tuvo una importante esfera de influencia en el ámbito internacional, desde donde se hicieron manejos más que dudosos del patrimonio de la República en el exterior.
Es tanto así, que tan sólo cuatro años de mandato bastaron a Juan Guaidó y sus secuaces, para amasar una caudalosa fortuna, cifrada en cientos de miles de millones de dólares. De hecho, hacer un listado detallado de la cadena de escándalos y robos contra los bienes de la República del mal llamado interinato, resultaría una tarea casi imposible.
En esta oportunidad, intentaremos hacer un resumen de los casos más asombrosos de corrupción. La intención es que los organismos competentes hagan justicia con todos, absolutamente todos, los responsables. Y sino que al menos quede un registro, para que en la memoria colectiva, siempre tan frágil, no se olvide con facilidad semejante voracidad delictiva.
Opiniones increíbles
De lo contario corremos el riesgo que gente valiosa, como la reconocida profesora de Ética de la Comunicación, Gloria Cuenca, (asumimos que tomada en su buena fe), emita en redes sociales comentarios tan increíbles como este:
“Están felices con la destitución de J. Guaidó? No parece: destilan odio, rabia y envidia. El ser gente decente no es para todos; Guaidó y su familia lo son! Los admiro y respeto en medio del caos. Que ignorancia mi Dios! Ayúdanos!”. Con otras frases de ese tenor le respondió Cuenca al periodista opositor, Rafael Poleo, quien a su vez ha desatado la “furia de los dioses”, por atreverse a exigirle cuentas al corrupto gobierno de Juan Guaidó.
Están felices con la destitución de J. Guaido? No parece: destilan odio, rabia y envidia. El ser gente decente no es para todos;Guaido y su familia lo son! Los admiro y respeto en medio del caos. Que ignorancia mi Dios! Ayúdanos!
— Gloria Cuenca (@editorialgloria) January 3, 2023
“Ayuda humanitaria”
Entretanto, la rapacidad de Juan Guaidó y sus compañeros dista mucho del accionar de la “gente decente”. Algo que se hizo patente desde el mismo puntapié inicial. Con la excusa de organizar un concierto internacional para pasar “a la fuerza” ayuda humanitaria, desde Colombia a Venezuela, se montó en realidad una operación de estafa a gran escala. Mediante esta estrategia Juan Guaidó, se apoderaría de al menos 465 millones de dólares suministrados por la USAID y otros cientos de miles de dólares proporcionados por ACNUR.
Fracasada la estrategia del concierto, rápidamente se conoció que los propios activistas de Guaidó quemaron los camiones con supuesta ayuda humanitaria. Y luego embaucaron a unas decenas de oficiales de la Fuerza Armada Bolivariana para que desertaran. Esto con la oferta engañosa de que financiarían sus gastos de manutención en Colombia. A los pocos cándidos que se dejaron seducir por esos “cantos de sirena”, los dejaron, como dirían en criollo: colgados de la brocha.
Drogas y prostitutas
Luego salieron a flote los escándalos de manejo de ingentes cantidades de plata, para financiar hoteles, prostitutas, licores y drogas. Aunque de forma extemporánea, Humberto Calderón Berti, connotado líder de oposición y exintegrante del interinato en su fase inicial lo resumía de este modo:
“Pero desde el inicio de ese proceso (de auditoría) yo empecé a recibir rumores por las redes y personalmente de que estaban ocurriendo cosas indebidas, que había un mal manejo (…). Hasta el momento en que las autoridades colombianas (…), me dieron el alerta y me mostraron documentos donde se hablaba de prostitutas, de licor, de cosas indebidas. De mal manejo de los recursos”.
Posteriormente, trascendió el escandalaso del hotel Penélope. Allí fueron drogados con burundanga el ex diputado, Freddy Superlano, junto a su primo, Carlos Salinas (resultó fallecido), por prostitutas que los despojaron de sumas enormes de dinero en efectivo. En síntesis, lo que ocurrió con la plata de la llamada “ayuda humanitaria”, sería la punta del iceberg o la primera gran estafa de una gran cadena de ellas.
Más “ayuda humanitaria”
Un poco más tarde, comenzando el año 2020, la USAID vuelve a ser sorprendida en su “buena fe”. Nuevamente desembolsa una gruesa suma de dinero en efectivo (52 millones de dólares). Y de nuevo la plata se desaparece. Los destinatarios directos en esta oportunidad fueron Carlos Vecchio y Julio Borges (sí el mismo que calificó a los migrantes venezolanos como una epidemia). Pero también recibieron una gorda porción Juan Guaidó, su jefe político, Leopoldo López y Gustavo Guaidó (hermano del ex interino).
No obstante, estas fueron -podríamos decirlo así- unas acciones de calentamiento. Lo grueso de verdad, vendría después. La designación de José Ignacio Hernández, como su supuesto “procurador” de Juan Guaidó, supuso la conformación de un tinglado para desfalcar a la nación. En esta maniobra participarían activamente el abogado Roberto Marrero y Juan Planchart.
Mafias en red
Estos personajes armaron una red para iniciar las operaciones de desfalco a la nación. La idea era hacerse de los activos de Venezuela en el exterior. En esta lista se suman más de 800 millones de dólares en activos de Citgo. El robo de la empresa Monómeros, ubicada en Colombia; y de refinerías en Jamaica y República Dominicana.
Igualmente, se fraguó un “guiso gigantesco” donde aparece comprometido el hermano de Juan Guaidó (Gustavo). Se trata de la estafa asociada a la reestructuración de los bonos de la deuda de la República. Las tácticas utilizadas fueron principalmente el soborno y/o el uso de información privilegiada. Tanto Planchart como Marrero han sido imputados por un robo cifrado en 1 mil millones de dólares.
Fue tan escandalosa esa primera fase del “interinato” que hasta el mismísimo Eliot Abrams, admitió lo siguiente: “la administración (del expresidente Trump) es consciente de la falta de transparencia en el financiamiento de la oposición”. Esto a partir de investigaciones que salieron a la luz pública en medios norteamericanos, donde se involucraba al padre de Juan Guaidó (Wilmer Guaidó) en sospechosas reuniones con el empresario corrupto (lavado de dinero) y primo de Leopoldo López, Alejandro Betancourt.
Más escándalos
Aparte de José Ignacio Hernández, ex “procurador” del expresidente interino, otros nombres aparecen implicados en casos de estafas colosales. Es el caso de la red de extorsión conformada por Fernando Javier Blasi-Blanchard, Magin Eduardo Blasi-Blanchard, Javier Leonardo Troconis, y Luis Augusto Pacheco Rodríguez.
En otra subtrama de corrupción se conoció que esta submafia se contactó con el Gobierno de Paraguay. Así los emisarios de Juan Guaidó “ofrecieron reducir a la mitad la deuda que la petrolera estatal venezolana (PDVSA) reclamó a Paraguay, de 265 millones de dólares”. En noviembre de 2019 se produjo esa reunión en Asunción con representantes de Guaidó, entre ellos Javier Troconis. Se sobrentiende a los bolsillos de quién iba parar el jugoso monto de esa “tremenda ganga” que le ofrecían al gobierno paraguayo. Una propuesta nada decente, de gente más bien totalmente indecente.
En las entrañas del monstruo
También destaca en esta ignominiosa lista de robos, las denuncias reveladas por el diario estadounidense The Washington Post. Ese medio para nada izquierdista, publicó una polémica investigación. Allí se nombra a dos empresarios radicados en Miami y designados por Juan Guaidó. Estamos hablando de Blasi y Troconis (Javier), quien fuera “comisionado presidencial para la Gestión y la Recuperación de los Activos en Estados Unidos” del ex interino. Ambos estarían involucrados en una trama de corrupción, cuya suma alcanzaría los 40.000 millones de dólares. La rapacidad de estos señores llegó hasta las propias entrañas del monstruo, como diría el prócer y escritor cubano, José Martí.
La mafia de Juan Guaidó también se prestó, igualmente, para perpetrar un robo mil millonario de recursos asignados supuestamente para sueldos y salarios. En este caso se trata de 3.100 millones de dólares, procedentes de fondos venezolanos congelados en el exterior, que supuestamente se utilizarían para pagar sueldos y salarios en la administración pública, entre los años 2020 y 2021.
Pérdidas enormes
Sin embargo, esa enorme suma de dinero fue a parar a los bolsillos de las mafias. Así quedaron “por fuera” los héroes de la salud (médicas y médicos venezolanos) entre quienes debían repartirse 36 millones de dólares. Pero en realidad los galenos no percibieron ni un centavo. Lo mismo pasó con nóminas fantasmas de la anterior Asamblea Nacional, el Bandes y la CVG paralelas. Como el barbarazo, estos señores acabaron con todo.
Como dijimos al inicio, la lista de barbaridades es enorme. Falta por mencionar lo más de mil millones de dólares de oro de las reservas internacionales depositado en Inglaterra. Pero también otros delitos, en otros ámbitos como las gestiones para entregar la Guayana Esequiba a Guyana, en pago a Gran Bretaña por una supuesta invasión militar. Tampoco da chance de abordar los claros nexos de Juan Guaidó con el paramilitarismo colombiano (Los Rastrojos).
Robo colosal
Lo que sí queda suficientemente claro es que Juan Guaidó encabezó un robo colosal de activos. Seguramente, el más grandioso en la historia de Venezuela y muchos otros países del mundo. No sorprende que esta “maquinaria” guaidosista, junto con sus amos de EEUU, le haya hecho perder a la nación 411 millones de dólares por día desde el año 2015. Lo que se traduce en más de ¡640 mil millones de dólares! robados entre corruptelas y absurdos bloqueos.
Lo más pasmoso es que como casi siempre sucede este tipo de corruptelas se encubren bajo supuestos loables: “el rescate de activos de Venezuela en el exterior y la administración de ayuda humanitaria”. ¿Quién puede dudar que -parafraseando al maestro Clodovaldo Hernández- lo de Juan Guaidó: es un largo e infinito prontuario?