Una estrategia bastante conocida para tratar de vender una imagen de absoluta transparencia a escala internacional han sido los famosos documentos desclasificados de la CIA. Pasado un tiempo “prudencial”, el imperio norteamericano se confiesa y libera informaciones que en muchos casos dejan al descubierto sus políticas injerencistas y neocoloniales, como el Plan Cóndor, por ejemplo. Allí admiten sus prácticas genocidas, pero siempre con la manida excusa de que lo han hecho a “nombre de la justicia y la libertad”.
Sin embargo, en el tiempo actual ya no es preciso esperar 30, 40 o más años, para conocer la verdad de los acontecimientos. Probablemente, a causa de su inocultable decadencia cultural económica y política, las marramucias del imperio salen a la luz pública mucho más rápido. Es el caso de lo ocurrido con el diplomático y empresario venezolano secuestrado en EEUU, Alex Saab. Y es que ahora es Mike Pompeo, exsecretario de Estado del expresidente, Donald Trump, quien se confiesa.
Presiones diplomáticas
El político norteamericano admite que sí sabían de la condición de diplomático venezolano de Alex Saab. Pero él particularmente resolvió hacer caso omiso del Derecho Internacional. Así también revela cómo ejerció directamente presión contra una “pequeña isla” (Cabo Verde), para ordenar la detención ilegal de un funcionario en misión diplomática. Y que además intentaba obtener combustible y otros rubros para socorro del pueblo venezolano, criminalmente bloqueado, por ellos mismos.
Esta nueva confesión aparece publicada en un libro escrito por Pompeo: Never give an inch. Fighting for the America I Love (Nunca cedas un centímetro: Luchando por la América que yo amo). En ese texto se dedica un capítulo entero a Venezuela. Y en ese apartado se incluye una página completa (351) sobre la detención ilegal de Alex Saab. De hecho, en esa parte del escrito, Pompeo confiesa lo siguiente:
“Llamé al fiscal general Bill Barr y me encargué de que nuestro embajador en Cabo Verde presentaran la documentación necesaria para la extradición de Saab a Estados Unidos (…). Baste decir que ninguna otra nación tiene el alcance mundial necesario para interrumpir en tiempo real un complot iraní-venezolano y convencer a una pequeña nación insular de que retenga a un hombre buscado”.
Engañar, mentir y robar
Cuando habla de “convencer”, en realidad Pompeo se refiere a la coacción contra una “pequeña isla”, para que los acompañara en su flagrante violación contra el Derecho Internacional. Al final, de este personaje se puede esperar cualquier cosa, sobre todo porque públicamente él mismo declaró que durante su paso por la CIA se refinó en las “artes” del engaño, el robo y la mentira.
Seguro, basado en esa peculiar “ética de trabajo”, Pompeo asumió toda la responsabilidad del secuestro de Saab, a sabiendas de que estaba cometiendo un grave delito. De ese modo, pasó por encima de sus propias preocupaciones, expresadas por correo electrónico a Elliott Abrams, entonces representante especial para Venezuela de EE.UU.
Es preciso recordar que a Pompeo le preocupaba la condición de enviado especial de Saab, quien a su vez actuaba en representación del gobierno venezolano en misión diplomática. Hay que tener presente que la defensa del diplomático venezolano presentó ante la justicia estadounidense cuatro comunicaciones electrónicas probatorias. En ellas se habla del seguimiento de las actividades diplomáticas.
Leyes a la basura
Destaca, asimismo, el e-mail del 14/6/2020 donde Elliott Abrams, le manifestaba al Fiscal General adjunto Bruce Swartz, la inquietud de Pompeo, ante las dificultades de detener a Saab. Esto si hubiese sido nombrado como enviado especial de Venezuela, antes de enero de 2019, como en efecto había ocurrido. Ello representaba un grave problema para la administración Trump, porque en esa fecha (antes de enero de 2019) aún reconocían como legítimo al gobierno venezolano del presidente, Nicolás Maduro.
No obstante, entre “gallos y medianoche” el señor Pompeo (ladrón y mentiroso confeso) ordenó el secuestro de Saab. Así se saltó a la torera todas estas leyes, convenios y tratados: Declaración Universal de Derechos Humanos; Carta Africana de los Derechos Humanos y de los Pueblos, Constitución de la República de Cabo Verde, Convención de Viena y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. Igualmente, se contravino la Ley de Cooperación Internacional Judicial, el Reglamento General de Interpol y el Principio Pacta sunt servanda ante la Organización de las Naciones Unidas. Como puede verse un claro caso de lawfare o secuestro político contra un diplomático venezolano.
Confesión previa
Pero el crimen de lawfare contra Saab también había sido admitido previamente por otro actor clave de la administración Trump. Hablamos de Mark Esper, ex secretario de Defensa quien escribió el libro: Un juramento sagrado, publicado en 2022. Allí Esper reveló que el propio Trump había ordenado movilizar un costoso buque de la Armada norteamericana, hasta las Costas de Cabo Verde. El objetivo de esa maniobra, supuestamente, era impedir un “hipotético” plan de fuga de Saab con colaboración de rusos e iraníes.
Hoy día sabemos, gracias al libro de Pompeo, que esa extraña e injustificada maniobra militar, en verdad formaba parte de las técnicas de “convencimiento”, que utiliza Estados Unidos contra países más pequeños.
Venezuela avanza
El imperio se confiesa y deja al descubierto sus ínfulas supremacistas. Queda claro que con la agresión a Saab se atacó a Venezuela. Es una de las pruebas irrebatibles de que obcecados por el odio, la secta republicana fue capaz de acciones increíbles. Fueron los tiempos aciagos de las políticas de “máxima presión”, que tanto dolor y sufrimiento han provocado al pueblo venezolano.
Sin embargo, los republicanos fracasaron estruendosamente en su obsesión por instalar un gobierno títere en Miraflores. Tras años de ataque, la economía venezolana ha comenzado a transitar el camino de la recuperación y el crecimiento. Sin embargo, es necesario que finalmente se haga justicia y se cumpla con la liberación de un diplomático y empresario venezolano, comprometido con las causas más nobles.