Algunos factores de oposición realizan esfuerzos casi desesperados por despertar el interés de la población, de cara a las elecciones presidenciales de 2024. Después de quemar todas las naves, y fracasar, en una alocada carrera por sacar al presidente, Nicolás Maduro, a través de la violencia (guarimbas, invasiones, golpes de Estado, magnicidios y asfixia económica, etc.), ahora tratan de reconvocar a la gente a la vía electoral. Al parecer, ahora sí tienen permiso para transitar el camino del voto. El problema son las caras que intentan presentar y el pobre contenido de sus “disertaciones”.
Como será de patente esta triste realidad, que el debate “Hablan los candidatos” organizado el pasado 12 de julio en el aula magna de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), ha suscitado ácidas críticas en el seno de diversos sectores abiertamente opositores. Las reacciones han sido variadas, pero hay una constante que sobresale: existe la percepción de que no se trató de un debate realmente, sino que fue más bien una exposición, demasiado extensa. En realidad, fue un encuentro soporífero que se extendió por varias horas, sin llegar a ninguna parte.
Tediosa exposición
En esa opinión coincidieron las comunicadoras Osmary Hernández y Gabriela González, la primera corresponsal en Venezuela de CNN en español y la segunda hace lo propio para radio Caracol de Colombia. Aquí algunas de sus opiniones: “No fue un debate, fue una buena iniciativa, pero no fue un debate donde había confrontación de ideas y se rebatían argumentos”, expresó González. Mientras que Hernández, describió la actividad de este modo: “Se pasó por una agenda de distintos temas, pero todos de una manera bien superficial, no tuvieron oportunidad de contrastar”.
Se desconoce cómo se organizó esta exposición, qué criterios privaron para convocar tan solo a ocho de los aspirantes de oposición a la silla presidencial, pero honestamente los organizadores del evento se esmeraron en hacerlo extremadamente pesado. Luego de una interminable presentación con aburridísimas y detalladas descripciones de las “trayectorias” de los candidatos, la primera parte del “debate” fue interminables, anodina, repetitiva y cansona.
Durante la segunda parte trataron de levantar un poco los ánimos de una sala que no fueron capaces de plenar. Esto lo refirió la propia Hernández. “No hubo un lleno total en el aula magna de la UCAB, había alrededor de 25% de asientos vacíos”.
Fatal puesta en escena
En lo referente a la forma esta soporífera exposición también puede considerarse todo un desastre. La iluminación fue pésima. En todo momento se podía apreciar imágenes excesivamente oscuras que daban la sensación de un espacio lóbrego. Las fallas de audio fueron reiterativas a lo largo de todo el evento; y las personas que fungieron de moderadores, más parecían los presentadores de un evento de la farándula, que los conductores de un encuentro político serio.
Curiosamente la exclusividad en la transmisión del evento se le asignó a la empresa VPItv, lo que dificultó la cobertura periodística de otros medios, especialmente canales y emisoras internacionales. Esto dio pie a ciertas escaramuzas, porque los camarógrafos de otras televisoras casi se ven imposibilitados de realizar su trabajo. La periodista Osmary Hernández, denunció: “Hubo la intención de que la exclusividad la tuviera Vivo Play, pero las pautas que se marcaron en reuniones previas no se respetaron. No querían permitir que se conectaran las cámaras a las consolas de audio y no permitieron los trípodes. Además hubo una asignación fija de asientos no sé bajo qué criterio”, expresó”. ¿Qué curioso los supuestos adalides de la libertad de expresión obstaculizando el trabajo de sus propios medios? Bastante sospechoso, la verdad.
Repetitivos y superficiales
Ahora bien en cuanto al contenido de las “presentaciones” de estos candidatos, todas sin excepción no pudieron ser más pobres, repetitivas y superficiales. Todo el encuentro se puso de relieve que la anhelada unidad de estos factores no pasa de ser un enunciado hueco.
También se reiteró lo que se sabe desde hace mucho tiempo: no tienen una propuesta concreta, ni una sola, sencillamente porque carecen de una visión de desarrollo interno, o como dice el lugar común un proyecto-país. El ritornelo de las privatizaciones (empezando por PDVSA), la erradicación de los programas sociales y el endeudamiento sin condiciones frente a organismos, como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, fueron ideas que algunos, como María Corina Machado, manejaron de forma explícita y otros las dejaron entrever.
Suicidio político
El caso de Machado merece un comentario aparte. Con su traje mitad negro y mitad blanco, evidentemente quiso transmitir una imagen de poder y liderazgo. Sin embargo, solo consiguió proyectarse como una lideresa mesiánica y binaria, ensimismada en su plan ultraneoliberal.
La guinda del pastel vino al final, cuando al hacer la foto grupal le impidió a César Pérez Vivas alzarle la mano. Ambos sostuvieron un forcejeo que pretendió ser discreto, pero que fue evidente a la vista de los presentes y de quien observó la transmisión por Vivo Play. Ciertamente, su enigmática reacción bien pudiera representar un episodio de hafefobia. También pone en evidencia un problema psiquiátrico, que pudiera estar relacionado con algún trastorno de la personalidad. Para algunos su actitud soberbia y distante marcó el suicidio político de la dirigente tantas veces derrotada.
Naftalina
Entretanto, políticos ya tan desgastados desde los años 80 como Andrés Velásquez y César Pérez Vivas despedían un vetusto olor a naftalina. El antiguo dirigente copeyano se presentó sin corbata, para que su discurso trata de calar entre los jóvenes, pero estuvo lejos de lograr su objetivo. Por su parte, Andrés Velásquez, lució incómodo con el formato de la exposición, siempre excedía el tiempo permitido y sus intervenciones quedaban incompletas.
Tamara Adrián se mostró excesivamente academicista. Pero a pesar de los adornos y la retórica su discurso lució etéreo. El héroe del motel Penélope, Freddy Superlano más parecía un actor nominado a la ceremonia de los Oscar, que un político con aspiraciones reales de ser presidente de la República.
Carlos Prosperi lució desdibujado, especialmente durante la segunda parte. De hecho permaneció callado por largos espacios de tiempo. Tuvo un poco de más actividad en el segmento de apertura pero su discurso fue denso, sin ninguna agilidad intelectual. Igualmente, trató de conectar con los jóvenes prescindiendo de la corbata, pero le faltó mucho manejo del escenario.
Sin agenda propia
Delsa Solórzano se mantuvo todo el tiempo tras los pasos de María Corina Machado. Y el discurso de Andrés Caleca quedó diluido entre las demás presentaciones. El gran ausente fue, sin duda, Henrique Capriles Radonski, ¿quizás estaba muy ocupado calentando los motores de la guerra económica?
Como ha señalado el primer mandatario, Nicolás Maduro: “Capriles apunta a la guerra económica. Esa ultraderecha lo que quiere es la guerra y la destrucción económica de Venezuela. Y apunta hacia un elemento vital que lo hemos trabajado con producción nacional. Tenemos un abastecimiento de 97% logrado a pulso. Es el mejor abastecimiento en 22 años, productos nacionales e importación complementaria”, ha explicado Maduro.
Más que debate, el evento de la UCAB no pasó de ser una soporífera cadena de microexposiciones, Y con esa falta de creatividad, con esa pobreza conceptual pretenden conquistar al pueblo de Chávez y Bolívar. Qué fallo.