En la embajada de Cuba en Roma se palpa la emoción entre los presentes –representantes de organizaciones políticas, movimientos y asociaciones de apoyo- que respondieron a la invitación de la embajadora Mirta Granda Averhoff. Imágenes del gran compromiso de las brigadas médicas cubanas por el mundo recorren la pantalla, acompañadas de la canción del grupo Buena Fe, cuyo ataque de la derecha durante conciertos en Europa ha provocado una ola de indignación y una multitudinaria recogida de firmas.
Un verso particularmente significativo de la canción «Letras», contenida en el disco Valientes, encierra el sentido del discurso, pronunciado hace sesenta años en La Habana por Fidel para anunciar el inicio de la cooperación internacional en salud, bajo la consigna «Médicos, no bombas». Los versos de la canción dicen así: “Pero qué estoy haciendo aquí/Amando a este país como a mí mismo/No, que va/No hay heroísmo/Vine a darle un beso al mundo y nada más”. No hay heroísmo en compartir, sino respeto a los principios básicos del socialismo, dicen los médicos cubanos, que viajan para «dar un beso al mundo», a costa de sus vidas.
Una dirección que, para Cuba, nunca ha fallado, renovada con la presidencia de Miguel Díaz Canel y del Partido Comunista, a pesar de los múltiples ataques sufridos en el marco del mortífero bloqueo. Por iniciativa del Comandante en Jefe, cuya inolvidable voz acompañó desde la pantalla la iniciativa de Roma, el 23 de mayo de 1963 se lanzó la primera misión médica directa a Argelia, encabezada por José Ramón Machado Ventura. En 1960, apenas un año después del triunfo de la revolución, había habido un antecedente, con el envío de un contingente médico y de ayuda a Chile tras un terremoto.
Hoy, hay más de 880 trabajadores cubanos de la salud en Argelia, y muchos estudiantes argelinos se forman en las universidades de ciencias médicas de la isla, en un intercambio solidario que matiza la colaboración Sur-Sur en sentido contrario al de las asimetrías neocoloniales. Aquella primera misión médica fue recordada en días pasados en el marco de la 76 Asamblea Mundial de la Salud, en marcha en Ginebra hasta el 30 de mayo, y en la que Cuba está representada por José Ángel Portal. Un contexto dedicado a discutir temas de importancia estratégica a nivel mundial, que reúne a delegados, representantes de la sociedad civil y expertos de la OMS, en el que se reconoció la importancia de la cooperación internacional en salud de Cuba, elegida para participar en la Comisión General de la Asamblea.
Durante sesenta años, Cuba ha mantenido su propio personal de salud en los países donde ha desarrollado misiones internacionalistas. Desde entonces, la política de salud basada en la solidaridad internacional ha sido parte de su historia. Un mensaje disruptivo, que contrasta, con el ejemplo, la mercantilización de derechos y necesidades, impuesta por la globalización capitalista.
Según datos proporcionados recientemente a la prensa por el doctor Michael Cabrera Laza, director de la Unidad Central de Cooperación Médica (UCCM), en los últimos años más de 605 000 colaboradores han representado a Cuba en 165 países de todos los continentes, incluidos los capitalistas desarrollados, como sucedió en Italia durante la epidemia de Covid-19, que recibió la ayuda de la brigada médica Henry Reeve. Actualmente, como ha recordado la embajadora Granda, existen 57 brigadas en el mundo, para un total de 22.632 unidades.
En todos estos años, han tratado a más de dos mil millones de personas. Entre las etapas más significativas de este compromiso solidario, podemos mencionar algunas fechas: 1998, cuando se crea el Programa Integral de Salud para enfrentar la llegada de los huracanes George y Mitch que azotan Centroamérica y el Caribe. Honduras y Guatemala son los primeros en beneficiarse de la misión. Luego, el programa se extiende a otras naciones de la región y del continente africano.
Abril de 2003, recordado recientemente en Venezuela, cuando se crea en el país bolivariano el Programa Barrio Adentro, con la Misión homónima, perfeccionado a lo largo de los años. Empieza por llevar médicos a los suburbios y los rincones más recónditos, para atender a la población abandonada por los gobiernos de la Cuarta República. Luego se instalan los Centros de Diagnóstico Integral (CDI), las Salas de Rehabilitación Integral y los Centros Gratuitos de Alta Tecnología, en los que más de 158 000 profesionales, técnicos y personal de la salud cubanos han brindado y brindan asistencia junto con los venezolanos.
Julio de 2004, cuando nace la Operación Milagro, por iniciativa de Fidel y Chávez, que se inicia tras una primera fase de cirugías oculares gratuitas para los venezolanos, realizada en Cuba.
El 19 de septiembre de 2005, cuando se crea el Contingente Internacional de Médicos Especializados en Situaciones de Desastres y Graves Epidemias, Henry Reeve, quien ese año viaja a Guatemala y luego a Pakistán y, en 2010 a Haití durante la epidemia de cólera.
En 2014, Cuba es el único país que envía brigadas médicas permanentes para combatir la epidemia de ébola en Sierra Leona, Guinea-Conakri y Liberia. En algunos de estos países (Haití, República Saharaui y Guinea-Conakri), siguen presentes.
Otra fecha crucial es el 15 de marzo de 2020 cuando, en plena pandemia de la Covid-19, parten hacia Venezuela las primeras brigadas médicas cubanas para compartir las pocas experiencias que tienen en ese momento. Luego, las brigadas llegarán también a Italia, a pedido de algunas regiones epicentro del virus, en Lombardía y Piamonte.
A principios de 2022 se completa la brigada 58, presente en 42 naciones para combatir la pandemia.
En febrero de 2023, a menos de 48 horas del terrible terremoto que azota a Turquía y Siria, una brigada médica cubana integrada por 32 personas acude al lugar para prestar auxilio.
Abnegación, preparación y prontitud también emergen de las historias de la Brigada Henry Reeve presente en Italia durante la covid. En el libro multimedial Juntos, una historia universal, escrito por Enrique Ubieta Gómez y Francesca Paci, y acompañado de las imágenes de Diana Bagnoli y Andrea Guermani (Robin Edizioni), hay testimonios precisos y conmovedores de médicos y voluntarios. En el capítulo «Cubanos en Turín: una historia de amor», Ubieta, reconocido periodista y escritor cubano que llegó a Italia con la brigada Henry Reeve, explica las étapas en que se forman los médicos para las misiones, y los sacrificios que estas implican para ellos y para sus familias.
Relata los encuentros y vínculos que se crearon en aquella dramática situación, los múltiples esfuerzos individuales y colectivos de quienes, como el italiano Michele Curto, presidente de la asociación Aice (presente en el encuentro), o Irma Dioli (de forma remota por la Asociación Italia-Cuba), acompañaron a la Brigada. También fueron significativos los video-testimonios de la ex alcaldesa de Cremona y del presidente de la Región de Piamonte.
Este último, aunque exponente de la derecha, utilizó palabras conmovedoras para expresar su agradecimiento a Cuba y sus médicos, relatando la costumbre africana de plantar un árbol y ponerle un copo blanco, por cada curación. Al principio, dijo, solo había algunos copos, luego, con la continuación de la misión cubana, los copos blancos se multiplicaron.
Mediante el ejemplo, el socialismo se extiende y es capaz de hacer hegemonía. Como dice el título de un libro sobre la pandemia, publicado por Rapporti sociali y también con el prólogo de Ubieta, «El socialismo es la cura».