El Ejército ucraniano ha sufrido más de 66 mil bajas en sus filas desde el inicio de su contraataque, a principios de junio. Así lo aseguró el ministro de Defensa de Rusia, Serguéi Shoigu, quien además aseveró que Ucrania ha perdido más de 7 mil 600 unidades de armamento.
De acuerdo con Shoigu durante agosto las fuerzas rusas derribaron 159 cohetes High Mobility Artillery Rocket System (HIMARS). Sumado a los 1000 vehículos aéreos no tripulados, así como 13 misiles de crucero que pertenecen a Ucrania.
Para el funcionario ruso, “el régimen de Kiev, a pesar de las colosales pérdidas, ya lleva tres meses intentando realizar la llamada contraofensiva. Las Fuerzas Armadas de Ucrania no lograron sus objetivos en ninguna de las direcciones”.
Asimismo, lamentó que aunque su operación ha fracasado, Ucrania continúa en sus intenciones a fin de “mostrar a los patrocinadores occidentales al menos algo de éxito” en el combate, para que la ayuda militar no se detenga.
El ministro de Defensa destacó que aunque los ataques de las Fuerzas Armadas de su país son directamente a infraestructura militar de Ucrania, Kiev tiene su fijación a los “objetivos civiles y promociona esos ataques terroristas como victorias militares”.
En ese sentido, advirtió Shoigu, tanto las acciones hostiles de Ucrania como el apoyo militar del Occidente a Kiev, tendrán como única consecuencia alargar el conflicto.
¿Nuevo ministro para negociar?
El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, anunció el cese de Oleksii Réznikov como ministro de Defensa, dejando en este cargo a Rustem Umerov. Aunque este nació en la República de Uzbekistán, es de origen ucraniano y forma parte de la comunidad tártara de Crimea.

La ratificación de Umerov por parte del Parlamento como nuevo ministro de Defensa, ha sido visto como un “golpe de timón” de Zelenski a su estrategia de seguridad. Presuntamente, esta sustitución podría dar pie a un cambio de dirección en el conflicto de Ucrania.
El sucesor de Réznikov está experimentado en negociación con Rusia, además tiene lazos con dos pueblos que históricamente han mediado para un alto al fuego: Arabia Saudí y Türkiye.