En audiencia celebrada en la ciudad de Miami (Florida) este viernes 26 de agosto, el Departamento de Justicia (DOJ) de EEUU no fue capaz de presentar argumentos suficientemente creíbles que justifiquen por qué no ha entregado aún los documentos, clasificados o no, que demuestren que la institucionalidad estadounidense sabía del estatus de diplomático venezolano Alex Saab, al momento de su secuestro en junio de 2020.
Jonathan New, abogado miembro del equipo de defensa de Saab, denunció que en Estados Unidos «se están negando a suministrar esos documentos».
La próxima audiencia tendrá lugar el venidero 13 de septiembre, también en Miami. En la misma «se obligará al Departamento de Justicia a divulgar la información que presentamos ayer», agregó New.
Antecedente inmediato
El pasado 4 de agosto se conoció que el juez Robert N. Scola Jr. recordó a al menos una docena de agencias de Estados Unidos su obligación de presentar esta información sobre el diplomático venezolano Alex Saab.
Esta decisión judicial se suponía que permitiría que finalmente la institucionalidad estadounidense se viera en el deber de develar todos los documentos relacionados con el enviado especial. Y es que esto podría confirmar uno de los varios argumentos de los abogados defensores: Estados Unidos tenía conocimiento pleno del estatus de Saab y de las misiones humanitarias que cumplía para Venezuela. Así lo confesó hace meses el exsecretario de Defensa de Donald Trump, Mark Esper, en su libro.
Información estratégica
Lo cierto es que esta información clasificada en manos de agencias como la CIA, podría contener datos probatorios de todas las violaciones que cometieron las autoridades de Estados Unidos desde el día cero en Cabo Verde. Fue en este país africano donde inició el secuestro de Saab, el 12 de junio de 2020, cuando el avión donde se dirigía hacia Irán para concretar misión humanitaria para Venezuela. Se lo detuvo en medio de una parada técnica de reposición de combustible.
A Alex Saab se lo secuestró sin orden de captura ni alerta roja de Interpol. Además, sin considerar sus credenciales que le identificaban debidamente como un diplomático venezolano en funciones.
Incluso, pudieran los documentos demostrar cómo Saab ha sido víctima desde antes y de forma sistemática de delitos de espionaje, persecución, difamación e injuria. En definitiva, que se trata de un caso de lawfare.