Aunque la pandemia de covid-19 resultó ser devastadora para Estados Unidos (EEUU), principalmente por la mala gestión gubernamental, en la actualidad el país se enfrenta a un problema sanitario mucho más mortífero: la epidemia del fentanilo, misma que ha triplicado el número de muertes desde 2020.
Según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de ese país, el consumo de esta droga sintética acabó con la vida de 92 mil estadounidenses en 2020. Solo un año después, esa cantidad se elevó un 16% hasta ubicarse en casi 107 mil muertos.
La sustancia es mucho más potente que la heroína y la morfina. Apenas el consumo de dos miligramos puede resultar mortal. De hecho hace dos años fue la responsable del 66% de los fallecimientos registrados en esa nación. Posteriormente, en 2022 siete de cada diez decesos fueron ocasionados por la sobredosis de este químico.
Sin embargo, lo que actualmente resulta más alarmante para las autoridades sanitarias de EEUU es que las muertes por consumo de fentanilo han aumentado entre los adolescentes menores de 14 años de edad.
Arma de destrucción masiva
La organización sin fines de lucro conocida como «Familias contra el Fentanilo« afirmó que la cantidad de fallecimientos en ese grupo etario se triplicó en los últimos dos años.
«A nivel nacional, las muertes por fentanilo se duplicaron en dos años, de 2019 a 2021. Sin embargo, en el mismo período las muertes entre bebés y niños de un año se cuadriplicaron. Las muertes entre niños de uno a cuatro años se triplicaron y las muertes entre niños de cinco a 14 años casi se cuadruplicaron», detalló.
El organismo considera al fentanilo como «el asesino número uno de los adultos jóvenes de la nación». Por esta razón elevaron una petición al presidente Joe Biden para que declare a esta droga como un «arma de destrucción masiva». Asimismo pidieron habilitar un grupo de trabajo que se dedique a hacer frente a la distribución de la mortífera sustancia.